Sus alternativas
La sociedad civil también debe brindar respuestas en este contexto. Se empieza por el cumplimiento de las normas, pero se puede seguir a través de acciones de bien.
No es novedad declarar que estamos en crisis. Sí resulta significativo recalcar que esa crisis afecta y castiga, con mucha mayor intensidad, a los segmentos más carenciados de nuestro país. La Obra del Padre Mario –situada en González Catán– cuenta con más de 50 años acompañando a los miembros de la comunidad de su zona de influencia con distintos tipos de prestaciones (salud, educación, comunidad, tercera edad, discapacidad, deportes) y, sosteniendo a numerosos comedores populares que asisten gratuitamente a miles de personas.
En los últimos años, el número de personas con necesidades básicas insatisfechas ha incrementado. Actualmente en la Obra asistimos a más de 33 mil personas.
En cuanto al contexto actual y a los segmentos más carenciados de la sociedad, tampoco es novedoso resaltar que las personas que están mal nutridas poseen menores defensas sanitarias
CARLOS GARAVELLI*
que los que se encuentran bien alimentados.
Hoy, cuando la sociedad se ve afectada por una verdadera psicosis producto de la epidemia del coronavirus, que se agrega a las ya existentes, como ser a las enfermedades transmitidas por los mosquitos, y a otras reemergentes por malos esquemas de vacunación, resulta conveniente tener en cuenta que la mayor vulnerabilidad de esos colectivos carenciados es la menor accesibilidad a las prestaciones médicas, y las malas condiciones del ambiente en el que viven, que significa una menor posibilidad de medidas sanitarias de prevención.
Prevención. Como sociedad afrontamos una pandemia contra la que es necesario luchar, en primer término, con la prevención y luego, en los casos que necesiten, con la pertinente atención médica. Pero también, como sociedad en su conjunto, debemos evitar que este frondoso árbol de la pandemia nos impida ver y atender al bosque de deficiencias crónicas en el campo de la salud (Chagas, dengue, etc.), en el campo de la pobreza (cuyos integrantes son más vulnerables a las actuales amenazas), al hambre y la desnutrición que padecen miles de seres humanos que pueden ser más afectados por las crónicas amenazas y por las actuales. Por las condiciones de traslado, de precariedad de las viviendas, en las que las medidas de higiene son más difíciles de implementar, y por el hacinamiento habitacional que entorpecería las acciones de aislamiento y/o cumplimiento de cuarentenas, la población de bajísimos recursos observa anonadada los problemas que le acarrearía dar respuestas a los requisitos sanitarios para esas eventualidades.
¿Hemos pensado qué conllevaría exigir a un jornalero que se quede en su casa en cuarentena, cuando se le presente la disyuntiva entre no ir a trabajar y, en consecuencia, no conseguir los recursos para alimentar a su familia ese día? A un empleado regular se le pagarán los salarios cuando no pueda concurrir a su lugar de tareas, ¿cómo cubriremos al trabajador irregular que, en general, es el más necesitado?
Estos son Interrogantes que en este momento no tienen respuestas inmediatas, y menos certeras, pero que, desde la Obra del Padre Mario asumimos como un deber plantearlos y afrontarlos, con el único fin de continuar mejorando la calidad de vida y el desarrollo humano de la población, atendiendo las necesidades de los sectores más vulnerables, y haciendo un llamado a la reflexión para ser cada vez más comprensivos y solidarios.
*Presidente de la fundación Obra Padre Mario.