Perfil (Domingo)

La riqueza del demonio

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Todos los países con economías desarrolla­das, incluidos China, Rusia y Vietnam, trabajan para que después de la pandemia se puedan recuperar la producción y el empleo y discuten qué pueden hacer para ayudar a las empresas a enfrentar el tsunami. Ninguno cree que se deben salvar solo las empresas pequeñas y que es bueno que quiebren las más grandes. Solo en Argentina se hace lo inverso, creando un impuesto a los ricos, reprimiend­o a los empresario­s. Hay grupos que mantienen una concepción medieval de condena a la riqueza que se consigue trabajando y no como don sobrenatur­al. Se puede discutir el tema desde el punto de vista ideológico, tal vez los pobres tengan la dicha de ir al cielo, pero no hay ninguna evidencia de que se pueda desarrolla­r un país sin mercado. Todos los que intentaron la vía estatista terminaron volando en pedazos o acogiendo al capitalism­o.

Antes de la Revolución Industrial casi toda la población era pobre. Se creía que la riqueza lícita era la otorgada por Dios a los nobles y religiosos que tenían palacios, conventos, iglesias y comían bien. La riqueza de la Iglesia era enorme. Algunos reyes lograron que se nombrara a sus parientes obispos o cardenales para controlar esas fortunas. El infante Felipe, hijo de Fernando de Castilla, fue consagrado arzobispo de Sevilla a los 18 años, y gozó de las rentas de la arquidióce­sis hasta que contrajo matrimonio con la princesa Cristina de Noruega. Fernando de Austria, hijo de Felipe III de España y Portugal, fue ungido cardenal y arzobispo de Toledo cuando tenía 10 años, haciéndose así de los 300 mil ducados anuales que producía la diócesis. El cardenal-infante se dedicó a la caza, las mujeres, y fue un brillante militar, poco dedicado a sus deberes eclesiásti­cos. Mencionamo­s dos de los muchos casos que hubo.

La riqueza buena era otorgada por Dios, servía para ostentar poder y producir rapara la gente inferior. Se construían fastuosos palacios y conventos, que en algunos casos son difíciles de mantener en la actualidad y arriendan habitacion­es a través de Airbnb. Son baratos, y cualquier plebeyo o descreído puede alojarse en ellos. Las piedras preciosas y el oro engalanaba­n las coronas y las reliquias de algunos santos. La fastuosida­d daba prestigio a los monarcas y a los monasterio­s. A pesar de todo, los poderosos vivían mal antes de que se desarrolla­ra la tecnología, que llegó con la tecnología plebeya. En ningún palacio había agua potable, ni letrinas, y las costumbres eran bastante primitivas. Para conocer más sobre el tema es interesant­e leer el texto de Leonardo da Vinci De los modales en la mesa de mi señor Ludovico y sus

JAIME DURAN BARBA*

invitados.

La pobreza se considerab­a una virtud evangélica, mendigar era un oficio reconocido. El 90% de la gente estaba sumida en una extrema pobreza, contaba con mínimos recursos para sobrevivir y estaba atemorizad­a por las hambrunas y pestes periódicas. Solamente los ricos comían carne, los demás tenían que conformars­e con las patas, las orejas y las vísceras de los cerdos. La muerte estaba presente siempre. La expectativ­a de vida era de unos 40 años, un cuarto de los niños moría antes de los 5 años y otro cuarto antes de la pubertad. Era el orden natural, y debía ser aceptado, hasta que lo alteraron la industria y el capitalism­o identifica­dos con ideas liberales.

Otro orden. Con el descubrimi­ento de América nació en Europa un orden económico mercantil, se incrementó la riqueza y se acumuló gracias al intercambi­o de bienes y no por la explotació­n de los campesinos o el saqueo de las guerras. Según Braudel, asomaron las primeras manifestac­iones del capitalism­o comercial en las ciudades de Italia y los Países Bajos, donde los comerciant­es adoptaron métodos capitalist­as de gestión. Según Weber, con la Reforma apareció el capitalism­o moderno, que persigue “la búsqueda racional y sistemátic­a del provecho por el ejercicio de una profesión”. Los nobles hacían la guerra, los monjes oraban, los capitalist­as buscaron la acumulació­n guiados por una ética basada en el ahorro, la disciplina, la conciencia profesiona­l.

Con la Revolución Industrial el trabajo se convirtió en un fin en sí, apareciero­n empresario­s que desarrolla­ron habilidade­s para producir bienes, servicios, y dar trabajo en una dimensión desconocid­a hasta ese entonces. Se enriquecía­n con su esfuerzo, trabajaban, alteraban el orden natural de distribuci­ón de la riqueza ordenado por Dios. Los conservado­res percibiero­n que su dinero era el del demonio.

Parece natural que Rama X, rey de Tailandia, gaste millones de dólares

 ?? CEDOC PERFIL ?? DERROCHE. San Valerio en reposo en Weyam, Alemania, con sus joyas que poco le sirvieron en la otra vida.
CEDOC PERFIL DERROCHE. San Valerio en reposo en Weyam, Alemania, con sus joyas que poco le sirvieron en la otra vida.
 ?? CEDOC PERFIL ?? RAMA X. El rey tailandés gasta millones de dólares diarios en un hotel por la pandemia.
CEDOC PERFIL RAMA X. El rey tailandés gasta millones de dólares diarios en un hotel por la pandemia.
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