Filodemic o filosofía del miedo
La forma en que ensaya, ¿a qué lector refiere? A uno aferrado a su pantalla móvil o de ordenador, como ser aislado en alguna estación espacial
Pandemic! COVID-19 Shakes the World
Slavoj Zizek ensayo
Menos que nada; Viviendo en el final de los tiempos; El acoso de las fantasías; En defensa de las causas perdidas; Arriesgar lo imposible
OR Books, gratis para eBook: https://www.orbooks.com/catalog/ pandemic/
Esto es un panlibro, rara especie entre instant book (proto best seller a la carta sobre un tema candente, también mediático) y libelo, al mejor estilo de aquellos que profanaban el prestigio de la monarquía francesa promoviendo la revolución. No tanto por sus efectos (Žižek no es Bakunin ni Lenin), sino por la manera en que inscribe el debate entre filósofos (algunos verdaderos intelectuales) respecto a la pandemia en curso: el esloveno tomó por asalto el papel impreso, formato libro, y lleva su discurrir simbólico al cuadrilátero del ensayo; así pone fin a la columna urgente en blogs, diarios o publicaciones web.
La forma en que ensaya, ¿a qué lector refiere? A uno aferrado a su pantalla móvil o de computadora, como ser aislado en alguna estación espacial, orbitando su ego, presumiendo relevancia. ¡Su público imaginario es un adolescente con privilegios! Ante él se queja por las burlas recibidas en su pedido por un comunismo, elige como enemigo al “filósofo” surcoreano Byung-Chul Han (borgeanamente: un proveedor de iniquidades entre ágrafos), también se siente criticado por Alain Badiou, o recomienda películas, como si el cine guardara un secreto inasible (de hecho, al referir a Tarantino, elige el glamour hormonal de Kill Bill para sus astronautas, cuando hoy la ironía es “la carta de Lincoln” que Samuel L. Jackson nunca muestra, y es el gran salvoconducto para ser negro, en Los ocho más odiados). Porque hoy, ser negro, ser diferente, es también ser un infectado. El lector terrestre preguntará: ¿releyó este sujeto discursivo lo que publicó sobre la pandemia para que produjera semejantes reacciones?
Ni autocrítica ni revisionismo. Indignado, enojado para la galería del momento, el esloveno hace gala del género provocador. El artilugio: argumento algo, dudo de ello exponiendo el contexto, refiero a un saber online (de la conspiranoia al paper dudoso), luego insisto en lo primero, cierro con dos preguntas más o menos inquietantes (tampoco extremas, no sea cosa que los fieles sientan el horror de Kurtz, el que narró Joseph Conrad). Diez capítulos así. El pastiche y la sutura desprolija dejan tendido a un Frankenstein disfuncional: el conjunto muestra más las limitaciones del autor que su valía. Pero hay que leerlo, porque parafrasear a Napoleón (que viajaba a toda batalla con su biblioteca en una carreta) es atinente: si el enemigo se equivoca, no lo interrumpan.
Qué tipo de enemigo representa Žižek es la cuestión. ¡Ninguno! ¡Es inocuo! ¡Puro placebo! Como el miedo para el chantajista, enarbola un secreto para obtener algún beneficio. Pero no hay secreto, pura especulación. De hecho, se muerde la lengua para no mencionar al anarquismo como puente ideológico que sí acecha a esta administración desastrosa del Estado como forma de gobierno. Justifica un comunismo “nuevo” bajo la sinuosa referencia a cierto hipotético acuerdo sanitario “mundialista”. Tampoco se arriesga en críticas certeras al comunismo chino, nada de su racismo, nada de la conducta delatora de su población como secuela de la Revolución Cultural. Y ni mencionemos al Estado Islámico como agente de terror. En esto, la memoria del filósofo es de corto alcance, o de grandes omisiones.