Sci-fi sueco para los centennials fans de “Stranger Things”
El showrunner, codirector y coautor Filip Hammarström no niega que Dream tiene el espíritu de Stranger Things.
También declaró en un medio sueco que tiene algo de Interestelar, el estupendo film de Christopher Nolan, de 2014. Referencias a las que sería bueno sumar Cuenta conmigo, el film de 1986, sobre un relato de Stephen King. Filmada en la isla de Gotland, Suecia, sus locaciones (un barrio muy prolijo de casas con techos a dos aguas, paisajes áridos, con calles y caminos desolados) le aportan un matiz surreal a esta serie que mezcla el thriller y la ciencia ficción para contar la historia de Thea y sus amigos.
Thea es una niña de 13 años algo antisocial (quizá como en su niñez pudo haber sido Lisbeth Salander, la heroína de la saga Millennium) y se acaba de mudar con su madre a una pequeña ciudad. La niña es bastante solitaria y vive en su propio mundo. Un meteorito que cae una noche y se dispersa en varios pedazos altera la vida de la chica y también la de tres compañeros de su escuela. La extraña presencia de una patrulla del Instituto Militar para la Investigación Espacial, junto a la policía local (que culpa a la pequeña y a sus amigos de un incendio en la escuela) le aportarán una extraña cuota de inquietud a esta saga.
Dream despierta interés por varios aspectos. Uno de ellos es su estilo narrativo algo lento y un poco monótono, que le imprime una tonalidad acorde a los sucesos, que un capítulo tras otro irán poniendo en aprietos a esta pandilla, que se mueve en un universo en el que los adultos no aportan demasiada presencia. La desaparición de un chico y temas como el acoso escolar, la incomprensión entre jóvenes y adultos y los conflictos de ser hijos de padres adoptivos son parte de este “viaje de iniciación” juvenil.
El matiz más destacado de la serie se refiere a que los niños, en sus sueños, tienen la posibilidad de verse ellos mismos en su adultez. Esta especie de don que les ocasiona más de un dolor de cabeza y confusión, le aporta un saludable extrañamiento a la serie. Esta saga, que contará con dos temporadas –recién vimos la primera–, permite que Thea, la heroína de escasa empatía pero carácter intenso, sea la forma de descubrir a Ylvali Rurling, una joven actriz que ya es una promesa de la actuación sueca. A su lado son un buen complemento Emanuel Kielin (Hugo) y Adam Gutniak (Sam).