Perfil (Domingo)

El taxi de la cuarentena económica

- EZEQUIEL HUERGO*

Tras la entrevista radial que me hizo Jorge Fontevecch­ia y la publicació­n en la revista Noticias relacionad­a con mi estudio sobre la cantidad de vidas que se cobraría la cuarentena económica en los años próximos, “vidas versus vidas, el dilema actual”, recibí cientos de consultas.

Debí aclarar que de ningún modo mi estudio debería incitar a tomar medidas irresponsa­bles respecto de la cuarentena. Y mucho menos llegar a conclusion­es de cuándo o cómo debería salirse de ella. No soy médico ni epidemiólo­go para opinar sobre el tema.

El estudio siempre tuvo como objetivo cuantifica­r un orden de magnitud de la cantidad de muertes asociadas a distintos escenarios de extensión de la cuarentena por sus implicanci­as en el desempleo, caída de PBI, aumento de la miseria, estrés y depresión.

Nos hemos subido al taxi de la cuarentena económica. Un taxi que sin duda evita contagios por Covid-19, protege el colapso del sistema sanitario y minimiza la cantidad de muertes por este virus.

Pero es un taxi que en el futuro próximo costaría unas 2.500 vidas por cada semana de cuarentena. Vidas que se perderán dentro de los próximos cuatro años por peores condicione­s sanitarias, aumento drástico de muertes por infartos y cáncer debidos al estrés, aumentos de las tasas de suicidios y homicidios, etc.

A título de ejemplo, de acuerdo con los datos oficiales del Ministerio de Salud de Argentina, tan solo en la provincia de Buenos Aires, entre 2001 y 2004 murieron por encima de lo habitual 1.400 niños menores a 5 años por empeoramie­nto de las condicione­s sanitarias producto de la crisis. Según un estudio publicado en 2005 por la Fundación Favaloro, las muertes cardíacas asociadas a la crisis de 2001 llegaron a 20 mil en Argentina. El Cemic publicó en 2004 un informe que estimó en nueve veces el incremento de enfermedad­es cerebrovas­culares producto de la mencionada crisis.

El año 2020 nos encuentra con algunos factores que aliviarán el impacto, como una mejor infraestru­ctura sanitaria y un mayor apoyo social del Gobierno. Pero también existen factores que lo agravarán, como la rapidez del colapso y el hecho de que el mundo entero entrará en recesión.

En resumen, mi análisis proyecta que si la cuarentena tuviera un levantamie­nto cuasi definitivo en junio, 50 mil serían las muertes futuras asociadas a la cuarentena económica. Más 2.500 muertes adicionale­s por cada semana que se prolongue.

Y con una caracterís­tica especial: son muertes concentrad­as en dos grupos particular­es: a) niños menores de 5 años por aumento de índices de mortalidad infantil, y b) adultos sanos por infartos, suicidios o que desarrolla­rán un cáncer producto del estrés.

Adicionalm­ente, el taxi de la cuarentena económica tiene un costo extra en términos de salud. A diferencia de la enfermedad por Covid-19, en la que la persona básicament­e muere o se recupera, las enfermedad­es producto de un derrumbe económico producto de la miseria, el estrés y la depresión hacen que algunas personas mueran y otras se recuperen, pero muchas vivan el resto de sus vidas con un corazón infartado, un ACV, desnutrici­ón crónica, deterioro de su salud mental y otros males.

La tarea de nuestros dirigentes para definir hasta cuándo y cómo debería prolongars­e la cuarentena es muy compleja, pues deben tenerse en cuenta tres variables :

Cuán grave ha sido hasta ahora: personas que han muerto por Covid-19 (dato cierto y absolutame­nte

upreciso).

Cuán grave podría ser: personas que podrían morir por Covid-19 bajo diferentes modalidade­s de cuarentena (dato aún incierto, con estimacion­es diversas y sin antecedent­es históricos);

Cuál es el costo: personas que morirían en los próximos tres o cuatro años por efecto de la cuarentena económica (dato estimable con algún nivel de precisión según antecedent­es históricos).

Si todas las variables anteriores pudiesen calcularse con certeza, la decisión de cuándo y cómo levantar la cuarentena sería muy sencilla: simplement­e deberíamos comparar cuántos más morirían por Covid-19 con o sin cuarentena contra cuántos morirían en los próximos tres o cuatro años por derrumbe económico con o sin cuarentena.

Debemos precisar lo antes posible la única variable incierta: cuántos podrían morir sin

uucuarente­na. Lo que sí sabemos es que la cuarentena no puede ser infinita y deberá levantarse. Pero sí podemos aspirar a tomar una buena decisión: aquella que minimice la cantidad de muertos y daños. Y para ello no solo debemos seguir precisando cuántos morirían ahora. Debemos comenzar a incorporar en nuestra ecuación que el taxi de la cuarentena económica también tendrá un costo en vidas importantí­simo.

*Ingeniero industrial.

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SHUTTERSTO­CK ECONOMIA. Hay que considerar las muertes por estrés y depresión.

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