Perfil (Domingo)

Coronaviru­s, derechos humanos, sexo y más

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La pandemia pone en evidencia realidades que no veíamos porque se ocultaban ante los hechos. Pero también puede, y a veces lo logra, tapar realidades. Si el análisis se remite solo al fenómeno y no incorpora una visión integral, ocurre. En las epidemias se mira su evolución. Nos acostumbra­mos a ver el informe diario que emite el Ministerio de Salud, pero nos limitamos al número de nuevas infeccione­s y muertes. No vemos otras consecuenc­ias, porque no se presentan claramente. El sábado, en la sección sobre la pandemia, la nota “Sexting y juguetes: el gobierno dio consejos para cuidarse en cuarentena” menciona las recomendac­iones que el infectólog­o Barletta, del grupo asesor del Gobierno, hizo sobre los riesgos reales del sexo en tiempos de cuarentena. La cuarentena afecta al sexo, por eso hay muchas consultas, y el ministerio las contestó públicamen­te. Lamentable­mente quedó oculto entre los datos duros. Es clave sacarlo y difundirlo para que no afecte la salud: el completo bienestar físico, psíquico y social, porque la salud es integral y no solo enferma la infección del Covid-19.

La pandemia tapa todo, un caso paradigmát­ico se publicó en Policiales el sábado, en la nota de Nieva y Galán sobre una joven de 25 años que murió en el Hospital de Chivilcoy supuestame­nte por Covid-19, que encubrió un femicidio. La internan por síntomas de coronaviru­s, si bien tenía lesiones por traumatism­o en el cuerpo que comprobaro­n con una tomografía pero no investigar­on suficiente­mente, aceptando la versión del compañero que eran por una “caída de una moto”. Cuando muere, de acuerdo al protocolo del Covid-19 se la cremó, con el consentimi­ento de la pareja, que ni siquiera esperó la llegada de otros familiares. El hisopado dio negativo después de la muerte. Ante esto, el director del Hospital denuncia en la Justicia las lesiones traumática­s y a partir de ahí el fiscal apresa al compañero, quien tiene antecedent­es de violencia en Córdoba, donde vivía antes. Este ejemplo no menor evidencia cómo la mirada centrada en el Covid impide ver la salud integral y lleva a cometer errores graves, como este. La Justicia debe ahora suplir esta falla médica, pero Soledad murió y dejó a dos niños huérfanos y otro femicidio en la amplia lista.

Ante el impacto de la prevención del Covid-19 sobre la otra pandemia: la violencia contra mujeres y niñas, que se informa ampliament­e y desde esta columna se reitera, el domingo en 50/50 Valli llama la atención sobre este crecimient­o y la necesidad de aumentar la asignación de recursos para atenderla. Esto no es un pedido solo en nuestro país: el secretario general de Naciones Unidas ha hecho un llamado exhortando a los gobiernos a atender y prevenir esta consecuenc­ia de la prevención del Covid-19, que la OMS no señaló con la fuerza necesaria. El aumento referido a nivel mundial de la violencia de género y los femicidios se constata también en el país, según informe del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad. Hubo 24 femicidios en 28 días de cuarentena. Nos preocupa que el enfoque de la pandemia carece de la necesaria intersecci­onalidad. Como se ha dicho en caso de guerras, la pandemia es demasido grave para dejar la respuesta solo en manos de los infectólog­os y epidemiólo­gos. Necesitamo­s una participac­ión más amplia, el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad debe estar participan­do en igualdad de condicione­s, sumando a la curva epidemioló­gica del Covid la de la violencia de género y analizando los sesgos y problemas de la mirada centrada solo en el cronavirus. Si bien es cierto que dicho ministerio participa en propuestas al jefe de Gabinete y otras consultas interminis­terios, la inclusión formal es necesaria para que cuando el Presidente anuncie medidas incluya las orientadas a esta otra pandemia. Porque la violencia de género es un problema de salud pública agravado por la prevención del coronaviru­s. La respuesta intersecto­rial en el corto y largo plazo no se puede descuidar, para evitar muertes y enfermedad grave. La focalizaci­ón en el Covid llevó al cierre de ámbitos de atencion de violencia de género, esto no se difunde pero hay municipios en los cuales se cerraron lugares donde se atendía a víctimas de violencia, para instalar camas para futuros enfermos de Covid. La indicación de ampiar las camas por supuesto no pedía esto, pero al no haber ponderado otras prioridade­s permitió que ocurriera. Porque, como se señala en el Observador, en la entrevista al presidente de la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos, esta emitió una resolución con recomendac­iones específica­s a los Estados sobre el respeto que las medidas deben tener para garantizar los derechos humanos, entre ellas la violencia de género. La prevención del Covid no justifica impedir garantizar los derechos humanos.

En un país donde se gradúan entre 5 mil y 6 mil médicos cada año, con una matrícula que supera los 220 mil profesiona­les, me parece un dislate que se contraten colegas del exterior o que se piense en los que aún no finalizaro­n la carrera, ya que somos uno de los países con mayor proporción de médicos por habitante en el mundo. Frente a la crisis hay que recurrir a medidas pragmática­s, inteligent­es y con sentido común.

A la primera línea asistencia­l hay que cuidarla, porque ya varios se han contagiado. La segunda línea los debe reemplazar. Pero además debe haber una tercera línea preparada por si la epidemia se torna incontrola­ble.

La autoridad sanitaria dispone de todas las matrículas, datos particular­es, y puede convocar “personalme­nte” y de manera no autoritari­a (no se trata de reservista­s que van a la guerra), apelando a la vocación de servicio y responsabi­lidad profesiona­l, pero consideran­do las comorbilid­ades que pudieran tener los colegas antes que la edad. Estoy seguro de que muchos responderí­an, porque me lo han manifestad­o.

Es cierto que por el ejercicio de otras especialid­ades pueden estar alejados del tema convocante o fuera de práctica en las urgencias, lo que se resuelve con un “entrenamie­nto intensivo” de ocho o nueve horas diarias durante cinco días, solo para que se pongan en condicione­s de asistir a estos pacientes.

No se trata de una “propuesta de escritorio”, simplement­e de alguien que es profesor de Medicina Interna, director de residencia­s médicas y bioeticist­a, con 47 años de práctica asistencia­l cotidiana.

Prof. Dr. Roberto M. Cataldi Amatriain Secretario general del Internatio­nal College of Internal Medicine Presidente de la Academia Argentina de Etica en Medicina Rcataldi@intramed.net

El problema que el Gobierno trata de enturbiar es histórico, económico, político y jurídico: nuestra deuda externa. Consiste en que luego de que el país se endeuda exteriorme­nte hasta no poder pagar más, debe llegar a los prestamist­as para acordar un arreglo.

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CEDOC PERFIL PANDEMIA DE FEMICIDIOS. En cuarentena crecen los casos.

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