La mala información sobre la pandemia es muy grave
El arreglo radica en conseguir más préstamos para ir cancelando algo de la deuda ya contraída, y el resto de la deuda llevarlo a un largo plazo, para continuar en la calesita o la deuda permanente.
Los arreglos llevan diferentes nombres: “stand by”, “Plan Brady”, “blindaje”, “megacanje”. Todos de acuerdo a los prestamistas, pero sin existir una información oficial en firme, y además desconociendo lo efectivamente pagado en cada arreglo.
Por eso, luego del discurso del ministro de Economía (16 de abril) podemos decir que en realidad esta película ya la vimos muchas veces. Con un final feliz para los prestamistas y alegre para nosotros porque seguiremos pagando, creyendo que ya nos hemos independizado económicamente. Por lo menos, así nos quieren hacer creer.
Ruben Dario Peretti rubendperetti@gmail.com
Que a sus cuarenta y pocos años una joven abogada se arrogue el derecho de desafiar a la Corte Suprema de Justicia es un caso que debería merecer el unánime repudio de todas las fuerzas vivas del país.
Pero que con su provocadora altanería nos amenace a todos con la vuelta a los años de sangre y fuego que padecimos antes del advenimiento de la democracia, Alfonsín mediante, es ya todo un despropósito, insoportable e inadmisible.
La Argentina no puede ni debe tolerar semejante incitación cuando aún no ha logrado zanjar sus diferencias con la historia. La misma que Peñafort, con impertinente jactancia, pretende enseñarnos cómo se escribe, si “con sangre o con razones”, sumándole a su proclama setentista (de iluminados que no queremos revivir) la arrogancia del “porque la vamos a escribir igual”.
Mi propuesta; allanamiento y secuestro en su domicilio de todos los casetes y CDs de Los Olimareños que, como a tantos de nosotros, la han emocionado, pero que a ella, además, es evidente que la han afectado.
Es la directora Jurídica del Senado de la Nación, y quien la propuso en el cargo, la vicepresidenta de la República, como el mismísimo presidente Fernández deberían exigir su remoción inmediata.
Juan José de Guzmán jjdeguz@gmail.com
Con gran sorpresa escuché a un periodista crítico del señor Tinelli señalar que lamentaba su viaje para cumplir la cuarentena en su estancia patagónica pues había considerado que este animador, con su intento de convertirse en político, iba a oxigenar la política. Esto me parece una de las increíbles aventuras de ingresar hombres de la farándula o del deporte a una actividad que requiere formación y claros antecedentes. Se repite con esto un accionar que ya nos mostró fracasos increíbles, como el del flamante diplomático Daniel Scioli o de Palito Ortega, o Macri, de tantos otros elaborados por el presidente Menem. Políticos fueron los grandes presidentes como Frondizi, Illia, Alfonsín y, créase o no, Alberto Fernández, un político bueno o malo, pero político. Estamos mal, y buscar salvadores en tierras extrañas es el peor camino.
Jose Bielicki josebielicki@yahoo.com.ar
La Justicia no se encuentra dentro de las actividades exceptuadas de la cuarentena. En la mayoría de las actividades no exceptuadas (fuerzas de seguridad, personal de salud, empresas alimentarias, actividades agropecuarias) el personal se expone todos los días para realizar tareas imprescindibles para la vida diaria. ¿Cómo es posible que la Justicia no se incluya como actividad imprescindible?
Carlos Zabala carloshernanzabala@gmail.com
No se entiende muy bien por qué los combustibles no bajan de precio. Tienen implícito un precio del barril de US$ 50, cuando vemos que su precio internacional está por el piso. Sin embargo los productores de cereales reciben un dólar de $ 40 y por los insumos deben pagar más de $ 100.
¿No es hora de corregir estas asimetrías?
Diego Escobar diegomartinestebanescobar@ gmail.com
“‘Come ajo; bebe alcohol; el virus se transmite por las líneas 5G…’ Estas y algunas otras falsedades corren por internet, redes sociales y otras plataformas de comunicación mundiales. La información falsa y poco fiable se propaga de forma viral hasta el punto de estar poniendo en riesgo muchas vidas. También es el nido donde proliferan los estafadores”.
Lo dice la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cuyos organismos pertinentes (la OMS, las relatorías de Salud, ayuda humanitaria, derechos humanos) han multiplicado sus esfuerzos en el marco de la pandemia y en todo el mundo.
La más reciente definición llegó el viernes en palabras de la alta comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, quien ratificó algo que ya esbozara días atrás (ver la columna del Ombudsman del domingo 19, página 45, https://www. perfil.com/noticias/ columnistas/la-pandemia-tambien-ataca-a-laprensa-independiente. phtml), en relación con las restricciones, amenazas y otras violaciones que ejercen gobiernos de distintos puntos del mundo contra medios de comunicación y periodistas. “Algunos Estados han usado el brote del nuevo coronavirus como pretexto para restringir la información y sofocar las críticas”, subrayó en un comunicado Bachelet, quien añadió que el libre flujo de información en la actual crisis sanitaria es vital para la lucha contra el Covid-19.
“Los medios libres son siempre esenciales, pero nunca habíamos dependido de ellos tanto como durante esta pandemia, cuando tanta gente está aislada y teme por su salud”, concluyó.
La inquietud de la ONU en relación con la difusión de noticias falsas y de supuestos (y peligrosos) remedios para neutralizar el virus muestra una gran influencia de estas informaciones erróneas o falsas, que están siendo comunicadas por medios tradicionales y –en mayor medida– por las redes sociales. “Este fenómeno de la desinformación está poniendo en riesgo vidas, ya que hay personas con síntomas de estar enfermos por el coronavirus que prueban remedios no comprobados con la esperanza de ‘curarse’ a sí mismos. El miedo es el caldo de cultivo de la desinformación, los rumores y las falsas esperanzas. Sin embargo, la información veraz y fiable puede darnos una visión de la realidad en la que puedan nacer esperanzas ciertas”.
En tal sentido, la ONU recomienda seguir la información de organismos oficiales y también de la Unesco, que está centralizando los datos correctos. En un trabajo publicado la semana anterior, el área de Salud de la ONU cita a Guy Berger, director de Políticas y Estrategias sobre Comunicación e Información de la Unesco, y uno de los principales expertos de esa agencia de la ONU en materia de desinformación, quien explicó que las falsedades relacionadas con todos los aspectos de Covid-19 se han convertido en algo común.
Tanto en la comunicación desde el área de Salud como de la de derechos humanos, la inquietud de la ONU es creciente, y así lo puntualizó el viernes Michelle Bachelet: subrayó que “en la actual pandemia algunos líderes políticos han emitido declaraciones contra periodistas que han creado un ambiente hostil hacia estos profesionales, dificultando su labor”. No identifica a esos líderes, pero cita un informe del Instituto Internacional de Prensa en el que “se contabilizaron más de 130 ataques a los medios de comunicación desde el inicio de la pandemia, entre ellos cincuenta casos de censura y restricciones al acceso a la información”. Al menos cuarenta periodistas “han sido detenidos o se han presentado cargos contra ellos en los cinco continentes por publicar artículos críticos con la gestión gubernamental de la pandemia, o simplemente por cuestionar la veracidad de las cifras oficiales de afectados”. Bachelet puntualizó que “en los casos más dramáticos, algunos periodistas han desaparecido y varios medios fueron cerrados por las autoridades”. Y concluyó: “No es el momento de culpar al mensajero, y en lugar de amenazar a los periodistas los Estados deben promover un sano debate en torno a la pandemia y sus consecuencias”.
En situaciones tan dramáticas como las que estamos viviendo, aparece en algunos líderes, dirigentes políticos y formadores de opinión una peligrosa tendencia a violentar el ejercicio de las libertades más allá de lo que aconseja el buen procedimiento. El equilibro y la protección del periodismo como protagonista de la comunicación responsable es indispensable, y en tal sentido –mal que les pese a los firmantes del manifiesto liderado por Mario Vargas Llosa y firmado, entre otros, por Mauricio Macri– el gobierno nacional y buena parte de la dirigencia de signos diversos están sosteniendo una moderada política de restricciones y una abierta relación con los medios.