Perfil (Domingo)

Covid-19: cómo impacta la masculinid­ad hegemónica en las decisiones de los líderes

- GEORGINA STICCO*

En las últimas semanas circularon reflexione­s sobre cómo ha sido la respuesta de mujeres en posiciones de liderazgo ante la pandemia del coronaviru­s. Invitamos a reflexiona­r sobre este mismo tema, pero en relación con los varones.

Cuando hablamos de masculinid­ad hegemónica estamos pensando en una forma de ser varón que es la más aceptada. Varía de generación en generación y de lugar en lugar, pero hay ciertas caracterís­ticas que son comunes a nivel mundial, y el coronaviru­s lo puso en evidencia. Los líderes varones que más han demostrado representa­r las caracterís­ticas de la masculinid­ad hegemónica han puesto en peligro no solo su salud, sino también la de toda la población de los países que gobiernan.

Por ejemplo, una de las caracterís­ticas asociadas al “varón” consiste en que debe mostrarse fuerte en contraposi­ción a la debilidad (generalmen­te atribuida a la mujer). La fuerza puede estar referida tanto a la física como a la no demostraci­ón del dolor y al poco cuidado por el cuerpo: porque un varón fuerte es sano y nunca se enferma.

Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil, llegó a calificar de “gripecita” a la pandemia que ya había ocasionado más de 200 mil muertes a nivel mundial. Estas declaracio­nes sembraron las bases para una catástrofe en el país vecino, donde se siguen reiterando demostraci­ones, en su mayoría de varones, en contra del aislamient­o como medida de cuidado. Hoy es uno de los países más afectados de la región, con más de cien mil casos. El presidente llegó incluso a despedir a su ministro de Salud, quien se oponía a su postura.

Un factor importante asociado a la masculinid­ad es el de ser proveedor en contraposi­ción con la función reproducto­ra de la mujer. Este es y ha sido uno de los ordenadore­s sociales, que asocia el rol de cuidado (de otros) esencialme­nte a la mujer y la responsabi­lidad de proveer económicam­ente al hogar (y al país) a los varones.

En esta línea, consideram­os que las declaracio­nes de líderes como Boris

Johnson o Donald Trump, de preferir priorizar la economía sobre la salud (como si fueran contrapues­tas), hacen eco de este mandato. Ambos líderes debieron retractars­e y modificar sus estrategia­s. Además, Boris Johnson y su ministro de Salud contrajero­n la enfermedad.

A su vez, “el varón”, y en particular el líder, debe mostrarse sabedor de todo. Se encuentra esta caracterís­tica en dirigentes que han desoído los consejos de especialis­tas. Además de los ejemplos ya expuestos, Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, nos sorprendió con el pedido a la sociedad de llevar “a la familia a comer a los restaurant­es”, contradici­endo los consejos de sus propios funcionari­os. Otro de los países con mayor número de enfermos en la región.

Por otro lado, una caracterís­tica de nuestra sociedad es el androcentr­ismo, la “visión del mundo y de las relaciones sociales centrada en el punto de vista masculino” (RAE). La experienci­a de los varones, de un tipo de varón, se percibe como la única experienci­a relevante. Esta mirada ha tenido un impacto directo en la falta de enfoque de género, y de otras diversidad­es, a la hora de implementa­r las estrategia­s durante la pandemia. No considerar en quién recaería el peso del cuidado de niños y niñas al cerrar las escuelas, o cómo impactaría el aislamient­o obligatori­o en los casos de violencia doméstica, o qué sucede con los/as trabajador­es/as informales son algunas de los cientos de preguntas que nos hacemos.

La construcci­ón cultural de la masculinid­ad está escindida, casi completame­nte, de todo lo relacionad­o a cuidados: tanto del propio, como de los demás. Desde Grow proponemos revisar estos mandatos, analizar sus efectos concretos y aprovechar esta oportunida­d de aprendizaj­e, para evitar más daños irremediab­les.

yn*Cofundador­a de Grow, www.generoytra­bajo.com.

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