Divina proporción
“La geometría tiene dos grandes tesoros: uno es el teorema de Pitágoras; el otro, la división de una línea entre el extremo y su proporcional. El primero lo podemos comparar a una medida de oro; el segundo lo debemos denominar una joya preciosa”. Esta es la poética definición que Johannes Kepler, el revolucionario astrónomo alemán del siglo XVI, dio del número áureo, número de oro o razón dorada, según todos sus nombres luminosos, estudiado formalmente por Euclides, aunque parece que en Babilonia mucho antes ya lo conocían.
Sería lindo pensar que también fuera la preferida de Joaquín Torres García que tanto ha hecho con las proporciones entre segmentos de rectas. En particular, en Composición abstracta tubular de 1937. Con esa pintura se puede recorrer el arco que va desde las paredes de piedras de los incas, esas perfectas construcciones que investigaban la inmortalidad, hasta la concepción universalista que pretendía el artista uruguayo nacido en Montevideo en 1874 y muerto en la misma ciudad en 1949, luego de su extenso período de trabajo en Europa, sobre todo, en España.
La obra no solo refiere en apariencia al encastre y el color de los muros realizados durante el incanato sino de la sustancialidad misma del modo constructivo de las culturas precolombinas. Una ley y un orden que empieza en la naturaleza hasta las artes plásticas, invirtiendo el punto de vista y las jerarquías.
Literalmente, en su famoso mapa Torres García reubica el Sur en el Norte y con ello redefine una nueva manera de ser artista latinoamericano.
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