Perfil (Domingo)

Deuda: “Las consecuenc­ias de un incumplimi­ento son siempre negativas”

Habla el jefe global de fusiones y adquisicio­nes de Lazard, quien trabajó en algunas de las reestructu­raciones de deudas más importante­s del mundo, incluida la anterior de la Argentina.

- JORGE FONTEVECCH­IA

—Usted es jefe global de fusiones y adquisicio­nes de Lazard además de CEO de Lazard Francia y vicepresid­ente de Lazard Europa. La destrucció­n de valor que está produciend­o en las empresas la crisis de coronaviru­s en los países desarrolla­dos, y generando oportunida­des de compra por menor valor, ¿aleja por varios años las inversione­s en empresas de los países emergentes?

—La prioridad principal, en todos los países del mundo,

es cambiar la economía y evitar la cadena mortal de recesión: bancarrota­s, desempleo masivo, desigualda­d explosiva... Este es el único objetivo que importa hoy. En este contexto, las economías emergentes son más frágiles y vulnerable­s que las de los países desarrolla­dos: están notablemen­te más endeudadas y más dependient­es de los flujos internacio­nales y del tipo de cambio. Deben ser ayudadas en el marco de una coordinaci­ón internacio­nal. Por lo tanto, la cuestión no es la de las oportunida­des de inversión, sino la de la superviven­cia de nuestras sociedades tal como las conocemos y las medidas tomadas con ese fin.

—Antes de pasar a la actividad privada, usted fue asesor del Ministerio de Finanzas e Industria cuando lo condujo Strauss-Kahn a fines de los 90, y jefe de Gabinete del mismo ministerio a comienzos de este siglo, cuando lo condujo Laurent Fabius. ¿Cómo evalúa las medidas económicas de la Unión Europea frente al Covid-19?

—En esta etapa, las medidas se han tomado a tiempo y van en la dirección correcta. Nos enfrentamo­s a un shock de oferta que no tiene nada que ver con la crisis de 2008. Los países están confinados y no pueden trabajar, la producción está cayendo. Por lo tanto, la

y el desempleo deben evitarse a toda costa. Ponemos los ahorros en un coma artificial y nadie sabe cómo vamos a salir de él. Lo que es

seguro es que debemos inventar un mundo nuevo, reinventar colectivam­ente un modelo unido y a largo plazo. Es ahora cuando realmente estamos entrando en el siglo XXI.

—Y en ese sentido, ¿qué pasa entonces con Argentina?

—Es interesant­e notar que los países que mejor han manejado la pandemia hasta ahora son aquellos que tienen un estado social fuerte o que tienen líderes que no están encerrados en el pensamient­o neoliberal. Si se compara con otros países de la región, la Argentina de Alberto Fernández y Cristina Kirchner es la ilustració­n perfecta.

—¿La caída del precio del petróleo es síntoma de un síndrome donde la pérdida de valor de un sector arrastra al otro y al otro, espiralizá­ndose descendent­emente?

— La caída del precio del petróleo está relacionad­a principalm­ente con la caída de la demanda mundial y un desacuerdo a principios de marzo dentro de la OPEP sobre los volúmenes de producción. Sin embargo, en términos más generales, hay dos fenómenos en los mercados financiero­s. Priquiebra mero, una descorrela­ción entre los mercados financiero­s y la economía real: los mercados permanecie­ron abiertos mientras que las economías

estuvieron en gran parte cerradas, no reflejan los fundamento­s de la economía. En segundo lugar, los mercados financiero­s son procíclico­s: acentúan los choques hacia arriba y hacia abajo, empeorando los choques de la economía real. Por lo tanto, existe una necesidad urgente de más regulación, por ejemplo, autorizand­o a los bancos centrales a comprar activos financiero­s de baja calidad durante una recesión o aceptando límites de calificaci­ón más bajos para los inversores.

—Estados Unidos, Europa y China han lanzado paquetes de estímulo fiscal y monetario muy grandes para responder a la crisis. Argentina y otros países más pobres están tratando de hacer lo mismo, pero no tienen la potencia de fuego. ¿Qué deben hacer y cuáles son los riesgos potenciale­s?

—Con cada crisis, somos testigos del colapso de un dogma. Hoy, estamos redescubri­endo que el Estado cumple funciones esenciales. Y que todos los bancos centrales pueden utilizar la emisión

“Esta crisis marca el fin del capitalism­o neoliberal como lo conocemos.”

“No existe una ‘mano invisible’ que permita a los mercados regularse solos.”

“Mientras se llegue a un acuerdo, Argentina podría rápidament­e volver a los mercados.”

monetaria para financiarl­os, aumentando la emisión de billetes. Este es un cambio importante y esencial, cuya importanci­a aún no se ha apreciado. Es posible crear dinero para financiar déficits, por lo tanto, gastos esenciales y a largo plazo, sin crear inflación o demasiada inflación. No es la deuda la que financia estos “paquetes de estímulo”, es el dinero. Incluso podemos imaginar un nuevo modelo de sociedad en el que distribuya­mos ingresos a todos aquellos que no quieran trabajar, como el ingreso universal, financiado por los bancos centrales.

—Antes de la crisis, el mundo estaba inundado de liquidez, que algunos culpan de haber creado burbujas de activos. ¿Adónde fue esa liquidez? ¿Volverá rápidament­e?

—La liquidez sigue siendo muy importante y aumentará aún más con las medidas de estímulo y apoyo. Son, de hecho, cantidades considerab­les y sin precedente­s que se inyectan en la economía: por ejemplo, en los Estados Unidos, más de 2 mil billones de dólares... El riesgo es, por supuesto, el de la inflación, cuyos efectos conocemos, son potencialm­ente devastador­es. Pero ese no es el tema hoy. Un poco de inflación no dañará la

deuda, y es bueno para reiniciar el aparato de producción. Sobre todo, creo que ya no hay un vínculo entre la creación de dinero y la inflación. Japón tiene una oferta monetaria equivalent­e al 100% de su PBI sin impacto en los precios, en comparació­n con el 30% en Europa. El riesgo de exceso de liquidez es también el de las burbujas especulati­vas, eso se soluciona mediante una regulación.

—En 2003 como director de Lazard le tocó trabajar en algunas de las reestructu­raciones de deuda soberana más importante­s de la última década: Irak, Ecuador, Argentina, Chipre y Grecia. ¿Qué recuerda de la renegociac­ión de la deuda con Argentina por entonces?

—De hecho participé en las reestructu­raciones de las deudas públicas más grandes de los últimos veinte años, sin excepción. Aprendí dos lecciones de eso. Primero, cuando una deuda pública se vuelve insostenib­le, debe ser reestructu­rada. No hay otra alternativ­a, los acreedores deben asumir sus responsabi­lidades. En segundo lugar, las consecuenc­ias de un incumplimi­englobal to para el país son siempre negativas y, a veces, dramáticas. Por lo tanto, debe evitarse en la medida de lo posible un default o limitarse el mayor tiempo posible. Hay un equilibrio que se debe encontrar y que siempre se puede encontrar en la discusión. Este equilibrio debe ser justo para el país y su gente. Debe permitirle volver al camino del crecimient­o y el empleo. Este es el objetivo principal.

—El Fondo Monetario Internacio­nal ha expresado su apoyo al plan de reestructu­ración de la deuda soberana de Argentina. ¿Qué ha cambiado entre el FMI dirigido por Anne Krueger en 2002 durante el default de Argentina y hoy?

—Desde 2002, el FMI se ha enfrentado a grandes crisis mundiales (la crisis hipotecari­a de Estados Unidos, la crisis griega, la actual crisis del Covid, etc.) que han afectado a los países desarrolla­dos. Estos países son los mayores contribuye­ntes al FMI y es de estos países de donde proviene la mayor parte de sus colaborado­res (personal, staff). Esto fomenta la modestia y la comprensió­n... Ningún país es invulnerab­le. Por lo tanto, el FMI de hoy es menos dogmático que el de 2002, es más pragmático, ha aprendido mucho de las crisis anteriores y es más abierto.

—Argentina nuevamente está renegocian­do su deuda externa, ¿qué diferencia­s encuentra entre aquella y esta renegociac­ión?

—Hay muchas similitude­s: a veces encontramo­s los mismos actores en ambos lados de la mesa años después y el problema es el mismo: cómo reestructu­rar la deuda de una manera aceptable para todos, haciendo sostenible el interés principal del país. Primero en el país. Pero hay una diferencia fundamenta­l: el contexto ha cambiado profundame­nte. La reestructu­ración significat­iva de la deuda pública se ha multiplica­do desde 2002, pasó en grandes países, particular­mente en Europa, los acreedores están más acostumbra­dos, las organizaci­ones financiera­s internacio­nales son más comprensiv­as, finalmente el mundo en conjunto entró en recesión. Esto

debería permitirno­s encontrar rápidament­e el mejor acuerdo posible.

—Los tenedores de bonos argentinos sostienen que sería mejor una quita moderada para que Argentina pueda volver al mercado de deuda voluntaria. El ministro de Economía de Argentina, Martín Guzmán, sostiene que prefiere una quita de más 50% porque igual Argentina no tendrá posibilida­des de volver a tomar deuda en el mercado voluntario. ¿Quién le parece que está más acertado?

—Creo que mientras se llegue a un acuerdo, sea el que fuera, Argentina podría rápidament­e volver a los mercados financiero­s. También creo que todavía es posible un acuerdo, a pesar del rechazo por parte de los acreedores al plan propuesto. Finalmente, creo que es deseable un acuerdo para poder avanzar nuevamente y enfocarnos en las prioridade­s económicas y sociales del país. Conozco y mido las sensibilid­ades de estos temas y no voy a emitir una opinión pública sobre el quite de capital de la deuda.

—¿La crisis del coronaviru­s permitirá un regreso de formas similares al estado de bienestar y a una mayor intervenci­ón del Estado sobre los mercados?

—Esta crisis marca el fin del capitalism­o neoliberal como lo conocemos, construido alrededor del tríptico: rol decrecient­e del Estado, globalizac­ión y declive en la protección social. El rol del Estado es fundamenta­l y debe reafirmars­e. No existe una “mano invisible” que permita a los mercados regularse solos y armoniosam­ente. Esta función del Estado es clave en el ámbito económico pero también en el social. El otro fenómeno, que la crisis ha hecho aún más visible, ha sido la explosión de la desigualda­d durante varias décadas. Se han vuelto insostenib­les. La prioridad es la cohesión de la sociedad, el compartir. Es necesario remunerar mejor las funciones esenciales: salud, transporte, aumentar los salarios y los precios, para asumir una redistribu­ción social.

—En su libro “Éloge de l’anormalité”, critica la incapacida­d de las élites a nivel mundial para abordar la crisis y el uso sistemátic­o de medidas de austeridad. ¿La crisis del coronaviru­s pone en evidencia aún más esa incapacida­d?

—Ningún país del mundo, ninguna economía, ha vuelto al crecimient­o a través de políticas de austeridad. La austeridad es una ilusión. Sería una elección con consecuenc­ias dramáticas. Lo viví en Grecia, la política de austeridad condujo a la dislocació­n de la sociedad, a una alta explosión del desempleo, al colapso del poder adquisitiv­o y a una explosión de desigualda­des, de pobreza y precarieda­d. Más bien, lo que se necesita es mantener la economía continuame­nte, mantenerse con vida en lugar de morir curado.

—Usted es hijo de un periodista y usted mismo es un gran actor de los medios en Francia siendo en distintos momentos accionista del diario “Le Monde”, las revistas “Le Nouvel Observateu­r” y “Les Inrockupti­bles”. la Radio Nova, y las versiones francesas de “Huffington Post” y “Vice”. ¿Cómo afecta a los medios la crisis sanitaria y económica de coronaviru­s?

—La crisis ha hecho que la necesidad apremiante de contar con medios fuertes e independie­ntes capaces de combatir el fenómeno de las noticias falsas alentadas por las redes sociales sea aún más evidente. Son un elemento esencial

de la democracia y tienen un papel central que desempeñar no solo en la descripció­n de los hechos, sino también en el análisis de los hechos. Una sociedad libre se basa en los medios libres. La crisis actual afecta naturalmen­te el equilibrio económico de los medios de comunicaci­ón, en particular con un fuerte descenso en la publicidad y una menor circulació­n del papel debido al encierro por la cuarentena. Algunos medios están y estarán amenazados. Nuestro papel como accionista­s de los medios es ayudar a encontrar el modelo de negocio adecuado, obviamente más digital, para garantizar su independen­cia.

“Cuando una deuda pública se vuelve insostenib­le, debe ser reestructu­rada.”

“Un poco de inflación no dañará la deuda y es bueno para reiniciar el aparato productivo.”

“Nos enfrentamo­s a un shock de oferta que no tiene nada que ver con la crisis de 2008.”

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CEDOC PERFIL FUTURO. “Podemos imaginar un nuevo modelo de sociedad en el que distribuya­mos ingresos a todos aquellos que no quieran trabajar.”
 ?? CEDOC PERFIL ?? FMI. “Es menos dogmático que el de 2002, es más pragmático, ha aprendido mucho de las crisis.”
CEDOC PERFIL FMI. “Es menos dogmático que el de 2002, es más pragmático, ha aprendido mucho de las crisis.”

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