El sueño de Macri de ser Cristina
Quizás ambas internas terminen resolviéndose sin quiebres, y de la misma forma en que Cristina Kirchner comprendió que debía dejarle el centro de la escena a Alberto Fernández por su propia conveniencia, Macri termine llegando a la misma conclusión. Y que su “silencio patriótico” (sic) pueda ser perenne, dejándole espacio a Rodríguez Larreta para sumar los votos del macrismo duro (antikirchnerismo duro) y recuperar todos los moderados que engrosan el aumento de aprobación de Alberto Fernández, quien hoy sumó 20% del total de la población que lo votaría si las elecciones fueran mañana al 48% que obtuvo en las elecciones de octubre de 2015.
¿Soñará Cristina no con ser Macri, pero sí con poder disfrutar un hedonismo a lo Macri: ser rey/reina, príncipe/princesa disponiendo de tiempo para el placer habiendo delegado su trabajo a un dependiente?
La historia y todas las ciencias sociales han profundizado sobre las relaciones de mando. Desde el estoicismo moral de Séneca, quien recomendaba: “Mal favor le hace el discípulo al maestro continuado discípulo”, pasando por el Edipo de Freud, donde el hijo precisa deshacerse de la sombra del progenitor como estructura de vínculo fundante de la persona, hasta elevar ese vínculo estructurante al carácter de fundante de toda la sociedad en Hegel con la “Dialéctica del amo y el esclavo”. Hegel desarrolla su tesis en el capítulo cuatro de su Fenomenología del espíritu, titulado “Autonomía y dependencia de la autoconciencia: dominio y servidumbre”, en la cual progresivamente el amo se va haciendo dependiente de lo generado por el esclavo, quedando así “el amo esclavizado por el trabajo de su esclavo”. Las relaciones asimétricas donde exista autoridad sin responsabilidad en beneficio de uno y responsabilidad sin autoridad en perjuicio del otro, son inestables.
En el reportaje largo de ayer de PERFIL el historiador económico Pablo Gerchunoff dijo sobre Alberto Fernández: “No hubo presidentes títere en la historia argentina. Santiago Derqui terminó no siendo títere de Justo José de Urquiza. Miguel Juárez Celman terminó no siendo títere de Julio Argentino Roca, Luis Sáenz Peña les armó un desbarajuste al mismo Roca y a Bartolomé Mitre cuando lo eligieron para la emergencia. Marcelo Torcuato de Alvear no fue títere de Hipólito Yrigoyen. Ni siquiera Héctor Cámpora fue títere de Juan Perón. En sus cuarenta días
... permitiendo que los moderados de cada coalición plasmen un acuerdo nacional con políticas de Estado
de mandato eligió su forma de gobernar y la gente con la que gobernaba. Tampoco Néstor Kirchner fue un títere. Todos fueron elegidos por el dedo de alguien, y sin embargo pudieron construir su propio poder presidencial, salvo Cámpora quizás. Todos tuvieron su dignidad personal frente al espejo de ser presidentes”.
En la interpretación hegeliana sobre la evolución de la historia el ciudadano/ persona, ya como sujeto y no como objeto, es una síntesis entre el amo y el esclavo: toda persona es amo y también esclavo. Y quizás no haya un cisma en la coalición gobernante entre kirchneristas y moderados, ni en la coalición opositora entre macristas y moderados, dejando biológicamente atrás y superada la idea del exterminio del otro como condición necesaria de triunfo propio.