El pensamiento en el laberinto
El nombre del artículo se inspira en un los libros más importantes que se han publicado en estos años, Dios en el laberinto, critica de las religiones, de Juan José Sebreli. La crítica del filósofo al pensamiento mágico y su análisis sobre las relaciones entre intelectuales y políticos en el Malestar de la política tienen plena vigencia cuando estamos en medio de un retorno de los brujos.
La racionalidad de la ilustración y el método científico establecieron caminos para acercarse a la verdad, cuestionados por el resurgimiento de la magia. Gracias a la ciencia avanzamos en dos siglos desde la máquina de vapor a la Internet y desde el transporte a caballo a los cohetes espaciales. El método científico no se cuestiona en casi ningún campo del saber, que no sea la política. Los profesores de astronomía y física se sentirían unos fósiles si enseñaran con textos anteriores a los descubrimientos de Hubble, la formulación de la física cuántica de Max Planck, la teoría de la relatividad de Einstein, y el principio de incertidumbre de Heisenberg.
JAIME DURAN BARBA*
Magia. En las ciencias sociales y en la política en cambio, algunos creen que los textos de Antonio Gramsci, un periodista que vivió la revolución soviética y fundó en 1921 el Partido
Comunista de Italia sirven para analizar la política en la edad de la hiperconexión y la robotización.
El pensamiento mágico supone que existe una verdad que anida en textos como el Corán, los libros de Gramsci, de Marx, la Biblia, el Libro Rojo de Mao, el Verde de Kadafhi, un panfleto del partido o la mente de iluminados como Mao, Pol Pot, Bolsonaro, Abimael Guzmán, Rosario Murillo, Donald Trump, o Maduro. Mientras la ciencia piensa, estudia, cuantifica y compara, los magos aconsejan inyectarse detergentes y organizan murgas o manifestaciones golpistas para combatir la pandemia.
Turkmenistán ha sido el país más eficiente en la lucha en contra del coronavirus: no tiene ni siquiera un infectado. El presidente Gurbanguly Berdimuhamedow prohibió que se escriba o se hable sobre la pandemia y los infectados desaparecieron de los medios. La policía detiene a cualquier persona que conversa en las calles sobre esto o usa la palabra coronavirus.
Turkmenistán tiene 5.600 millones de habitantes y la cuarta reserva de gas natural más grande del mundo. Sapurmurat Niyázov gobernó el país durante 40 años como Secretario General del Partido Comunista y después como presidente. En Turkmenistán todos los servicios públicos son gratuitos, la capital Ashgabad es la ciudad con más edificios de mármol del mundo, construidos con la intención de atraer turistas que nunca llegaron, asustadlos por el totalitarismo extravagante de su gobierno.
Niyázov cambió los nombres de los meses. Enero lleva su nombre, abril el de su madre, septiembre, es Ruhnama, nombre del libro de filosofía más importante de la historia, escrito por él, que se estudia en todas las universidades del mundo. Si todos tuviésemos un presidente tan sabio no necesitaríamos pensar.
Maoísmo. Influidos por Sartre, algunos intelectuales respaldaron o guardaron un silencio cómplice con el maoísmo, una de las corrientes mágicas más exóticas del siglo XX, derivada del estalinismo. En la segunda mitad del siglo XX, tres quintas partes de la humanidad fueron gobernadas por gobiernos comunistas que se desmoronaron económicamente. El plan quinquenal soviético mató más rusos que la segunda guerra mundial. Solo el Holdomodor (muerte de hambre en ucraniano) mató a cerca de diez millones de ucranianos, pero los magos idealistas, inmersos en sus supersticiones, no cuentan los hechos ni los comparan.
Mao tomó el modelo estalinista, lo aplicó en el Gran Salto Adelante y murieron por hambre de cerca de 40 millones de chinos. La tragedia continuó con la Revolución Cultural en la que se quemaron libros y se persiguió a toda persona con formación intelectual o experiencia, porque toda la verdad estaba en el Pequeño
Libro Rojo que hacía milagros.
Abimael Guzmán el maoísta peruano que quiso hacer la revolución con Sendero Luminoso, era una de las cuatro espadas que habían conducido la historia de la humanidad: Marx, Engels, Mao y él. En ninguna universidad seria se estudian los textos de estos profetas para planificar cómo será el mundo después de la pandemia. La secta senderista provocó la muerte de cerca de 50.000 peruanos.
Camboya. El experimento maoísta más salvaje se inició en 1975 cuando Pol Pot instauró en la Kampuchea Democrática un modelo agrario igualitarista, aboliendo el dinero y obligando a todos los habitantes a vestir el mismo uniforme negro. Los khemer rouge quemaron todos los libros, cualquier sospechoso de estudiar podía sufrir la pena de muerte. Uno de sus líderes dijo “Toda la gente educada debe ser ejecutada: médicos, maestros, banqueros. Están a salvo los campesinos que no saben leer ni escribir.” Pol Pot creía en la virtudes de los campesinos más pobres, no contaminados por el budismo ni Occidente.
Reglamentaron la vida privada, estaba prohibido quejarse, llorar por los muertos, visitar a parientes, mantener relaciones sexuales extramatrimoniales. Para que el estado controle totalmente la alimentación se destruyeron árboles frutales, y se castigó con la muerte cualquier intento de comer algo de manera independiente, aunque fueran lombrices, sapos o lagartijas.