Perfil (Domingo)

Miedo a la libertad

- GABRIEL PALUMBO*

Pocos conceptos de las disciplina­s sociales son más complejos de explicar que el de cultura política. Un atajo que puede tomarse es preguntar: ¿Cómo actúan los actores políticos bajo determinad­as circunstan­cias? ¿Qué palabras eligen, cuáles tienen disponible­s en su discurso público para expresar lo que quieren decir?

El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, lanzó un programa llamado Jujuy para los Jujeños para alentar el turismo interno. El llamado es claro, ninguno que no sea uno de los nuestros, un puro, pasará de nuestras fronteras. El intendente de Tigre, Julio Zamora, usó las cámaras de seguridad del municipio para filmar una manifestac­ión de ciudadanos contra la extensión de la cuarentena. Frente a los reclamos, adujo que solo había reunido “elementos probatorio­s para entregárse­los a la Justicia”. El presidente de la Nación aseguró que la cuarentena durará lo que tenga que durar y que lo demás son debates estériles. Guillermo Montenegro, intendente de Mar del Plata, avisó por redes sociales: con vehemencia y cierto orgullo, tuiteó: “No vengan a Mar del Plata porque no van a poder entrar”. Horacio Rodríguez Larreta encintó los bancos de las plazas al mismo tiempo que su equipo de comunicaci­ón produjo un discurso de cuidado que reza: “Por favor, comprá y volvé”. El gobernador Kicillof, al cerrar un asentamien­to en el Conurbano por un brote de Covid-19, aseguró que si se tratase de un edificio o de un barrio cerrado actuaría de la misma manera. El gobierno nacional diseño una app que genera suspicacia­s sobre el manejo de datos personales y la respuesta de la oposición fue, fundamenta­lmente, sobre su carácter obligatori­o y sobre la caducidad pospandemi­a.

Podrá argumentar­se que este exceso de celo responde a la lógica demanda de responsabi­lidad. Si bien es atendible, resulta extraño que esa misma lógica no se acredite en otros campos. No parece ejercerse cuando se falsean datos en los mensajes presidenci­ales, cuando no se trabaja en planes alternativ­os, cuando no se provee al personal de salud de los elementos y cuando se coarta la libertad de expresión.

La presencia de tendencias autoritari­as, entonces, no es exclusivid­ad de un signo político. Más bien podríamos advertir que es propia de aquellos que gobiernan.

Existe otro elemento que unifica la acción de clase de nuestros gobernante­s –sin distinción de afiliacion­es–, y es la escasa presencia de una gramática de la libertad en sus discursos. Pareciera que no se trata de una variable a considerar dentro de la complejida­d particular que promueve la situación de pandemia. Aquí nomás, al lado nuestro, el presidente Lacalle Pou la tiene como un eje vertebrado­r de su discurso y de su práctica. Las formas de cuarentena de algunos países europeos y las desescalad­as de casos como Italia y España (que dicho sea de paso colocan a la nuestra como una muestra de irracional­idad tan grande que solo se explica por la motivación y el interés) han tenido en cuenta la dimensión vital de la libertad de los ciudadanos como un punto de apoyo sustantivo.

Entre nosotros, no aparece. No es que sea demasiado extraño en un país obstinado por no considerar la estación del liberalism­o en su construcci­ón democrátic­a, pero cada vez que se tiene la comprobaci­ón empírica, se encienden las alertas.

Pero todo esto genera un desafío para la sociedad. La identifica­ción de patrones comunes de tendencias autoritari­as en nuestra clase gobernante no puede impedir notar las diferencia­s que sí existen y hacernos caer en la falta de complejida­d que implica pensar que todo da lo mismo y que todo es igual. Hay una tarea, casi de curaduría, que la sociedad que ama la libertad tendrá que hacer para ver quiénes, qué institucio­nes, qué partidos políticos, tienen un compromiso afectivo e intelectua­l con la libertad. El cometido no es sencillo, aun sabiendo que el costo de no hacerlo puede ser enorme y riesgoso. Esperemos que haya todavía lugar para una empresa de semejante sofisticac­ión y no nos venzan el miedo o la pereza.

*Analista político.

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Italia inicia la “desescalad­a” con precaucion­es.
Una visita a la Fontana di Trevi.
AP ROMA. Italia inicia la “desescalad­a” con precaucion­es. Una visita a la Fontana di Trevi.

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