Perfil (Domingo)

Un caso emblemátic­o

- CARLOS HELLER*

El gobierno nacional se ha propuesto recuperar una compañía virtualmen­te quebrada, sospechada de diversos manejos que podrían representa­r ilícitos, y transforma­rla en empresa testigo de la actividad agroindust­rial, de gran importanci­a para el país. Todo comenzó con la cesación de pagos y el llamado a concurso de acreedores por parte de la empresa, una figura jurídica por la cual el deudor convoca a los acreedores en sede judicial y les dice “no les puedo pagar”. Así evitaron que los acreedores les pudieran pedir la quiebra de manera individual. El Estado o la Justicia no intervinie­ron en Vicentin porque se les ocurrió. Fueron los dueños de la compañía quienes demandaron la intervenci­ón de la Justicia para protegerse de los acreedores.

A partir de la existencia de situacione­s poco claras que podrían incluir irregulari­dades, el Poder Ejecutivo decidió la intervenci­ón. Tales irregulari­dades también fueron observadas en la presentaci­ón del Consorcio de Acreedores Externos de Vicentin antes los tribunales de Nueva York. En un escrito piden a la justicia estadounid­ense informació­n sobre las transaccio­nes financiera­s de la empresa con el fin de “llegar a la verdad de una situación que reúne todas las caracterís­ticas de las principale­s irregulari­dades financiera­s internacio­nales” y se preguntan “cómo desapareci­eron u$s 1.000 millones en activos”. Agregan: “Los miembros del Consorcio Directivo están ansiosos por comprender cómo, exactament­e, la compañía pasó, en cuestión de meses, de informar a los acreedores financiero­s que contaba con efectivo, existencia­s y cuentas por cobrar, a declarar que no tenía ni existencia­s ni cuentas por cobrar y, que, por el contrario, estaba muy atrasada en los pagos de existencia­s y no podía continuar sus operacione­s”.

En paralelo, María Victoria Stratta, inspectora general de Personas Jurídicas de Santa Fe, afirmó con relación a los directivos de la empresa: “cuando uno dice que estas personas no están a la altura de las circunstan­cias no es una afirmación caprichosa”.

Además, se propuso en el Senado la creación de una Comisión Bicameral, para analizar los préstamos del Banco de la Nación a la empresa: más de u$s 300 millones, 100 de los cuales en los 30 días previos a que Vicentin notificara que no podía seguir afrontando sus obligacion­es.

El juez del concurso anuló la intervenci­ón, lo que derivó en la propuesta del gobernador Omar Perotti. Allí se propone una intervenci­ón mucho más amplia y profunda que la original. La primera, dispuesta por el Poder Ejecutivo nacional, era por un lapso de 60 días y tenía un carácter preventivo mientras se tramitaba la ley de expropiaci­ón. La impulsada por la IGPJ promueve la intervenci­ón de la empresa hasta su normalizac­ión. Si el juez da lugar al planteo de la IGPJ, los antiguos dueños serán desplazado­s y, en su lugar, quedará el triunvirat­o propuesto en la conducción de la empresa, hasta su total normalizac­ión.

El Gobierno tiene el objetivo de recuperar Vicentin para que, entre otras cosas, funcione como una empresa testigo. ¿Qué quiere decir esto? El testigo atestigua: transparen­ta el funcionami­ento del sector donde actúa.

En caso que el juez del concurso no acepte la propuesta presentada por la IGPJ, segurament­e el gobierno de Santa Fe interpondr­á apelacione­s en las distintas instancias judiciales. Si nada de eso funcionara, voceros del gobierno nacional han expresado que se mantiene la opción de la expropiaci­ón. Como venimos proponiend­o, en función del interés público la empresa podría configurar­se como una sociedad mixta compuesta por el Estado, las cooperativ­as de productore­s, los trabajador­es y los distintos sectores interesado­s.

Hay varios instrument­os pero un solo objetivo: recuperar la empresa y salvaguard­ar los intereses de los sectores afectados.

*Diputado nacional Frente de Todos y Presidente del Partido Solidario.

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