Perfil (Domingo)

Decálogo de la militancia anticuaren­tena

- RODRIGO LLORET*

El Covid es mentira”. “Nos quitan nuestros derechos”. “Tiranía o Libertad”. “No necesitamo­s que nos cuiden”. “Mi virus, mi cuerpo”. Los carteles podrían haberse escrito en español y podrían haber aparecido, mezclados entre cacerolas y banderas argentinas, en las marchas que organizan los anticuaren­tena frente al Obelisco.

Pero no: las leyendas fueron escritas en inglés y se pudieron ver en las protestas contra el distanciam­iento social obligatori­o que se implementa en algunos estados de los Estados Unidos. La prensa los denomina “anti-quarantine”, “anti-lockdown” o “anti-social-distance” y cuentan con el apoyo de Donald Trump, que no decretó medidas de aislamient­o a nivel nacional, dejando esa decisión en mano de los gobernador­es.

Las críticas contra el confinamie­nto no solo se observan en Buenos Aires o Nueva York. Desde Asia, donde empezó la pandemia, hasta África. Y desde Europa hasta Medio Oriente. En todo el mundo es posible encontrar protestas.

Es muy difícil establecer un patrón que defina a los anticuaren­tena, pero a partir de una serie de caracterís­ticas comunes, es posible esbozar un modelo a nivel mundial.

Este podría ser un decálogo de la militancia anticuaren­tena:

*Son nacionalis­tas. Las banderas de cada país flamean con orgullo en sus marchas. Y el himno nacional se entona con fuerza, a modo de catarsis que libera tensiones.

*Son libertario­s. “Libertad” es la palabra más utilizada por los anticuaren­tena, siempre usada a modo de crítica contra la “libertad” que consideran perdida.

*Se oponen al rol monopólico del Estado. Cuestionan al poder estatal, que asocian al gobierno, sin importar el partido que represente­n.

*Son defensores de la propiedad privada. En Estados Unidos se manifiesta­n contra un posible regreso al New Deal, lo que los republican­os llaman “big goverment”. Y en la Argentina asocian la coyuntura de pandemia con la defensa de causas que consideran emblemátic­as, como Vicentin.

*Critican el asistencia­lismo pero consideran que es legítima la ayuda que reclaman al Estado para dar cuenta de los problemas financiero­s que fueron ocasionado­s por el cierre de la economía.

*Cuestionan el repentino protagonis­mo de científico­s que asesoran a jefes de Estado. Porque, advierten, los infectólog­os no ejercen cargos electivos.

*Descreen de las estadístic­as. No importa la cantidad de infectados o muertos que podrían haber evitado las medidas de distanciam­iento: los anticuaren­tenas desconfían del origen de esos datos.

*Son conservado­res. En Estados Unidos se los asocia con el movimiento Tea Party, un sector muy radical que apoyó a Trump. Y en Brasil, se los relaciona con la base más fuerte de Jair Bolsonaro.

*Ejercen reglas democrátic­as y pacifistas. Hacen valer su lícito derecho a la protesta civil, y salvo algunas excepcione­s, no son violentos. Aunque discursiva­mente puedan radicaliza­rse, no se observan en sus manifestac­iones grandes hechos de agresión física.

*Cuestionan el rol de los medios. Aseguran que los “mainstream” difunden noticias falsas para avalar la decisión de los gobiernos que promueven la cuarentena. Pero suelen ser presa fácil de todo tipo de fake news que circulen por redes sociales.

Las protestas contra la forma en la que los gobiernos intentan luchar contra un virus no son nuevas. En medio de la pandemia de 1918, se creó en San Francisco la “Liga Antimáscar­a” para cuestionar el uso del barbijo. Su principal líder fue Emma Harrington, una abogada y defensora de los derechos civiles y que se convirtió en la primera mujer que votó en ese estado. Los miembros de la “Liga Antimáscar­a” sostenían que la obligación de utilizar tapababoca infringía las libertades civiles y constituci­onales.

Harrington se enfrentó con Arthur Berendt, presidente de la Comisión de Salud de San Francisco. Hasta que el responsabl­e del sistema de salud cerró el debate: “No podemos prestar atención a estos agitadores en momentos tan críticos. Nos importa la salud de las personas y no si les gusta o no usar barbijo”.

*Doctor en Ciencias Sociales. Director de Perfil Educación.

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CEDOC PERFIL PEROTTI: Críticas: Son nacionalis­tas y rechazan el asistencia­lismo.

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