Perfil (Domingo)

Ceguera paradigmát­ica

- JORGE FONTEVECCH­IA

El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de la Nación, el diputado Eduardo Valdés, acaba de confesar que fue la coalición gobernante la que censuró la exposición de Sérgio Moro en la Facultad de Derecho de la Universida­d de Buenos Aires. En el “Diálogo virtual desde la Universida­d de Buenos Aires: Pensar América Latina después de la pandemia Covid-19”, realizado el viernes pasado, del cual Valdés fue el presentado­r inicial, dijo: “En esa Facultad de Derecho donde estudiamos querían hacer una afrenta contra el presidente

La réplica a la frustrada videoconfe­rencia de Sérgio Moro mostró que no fue la universida­d quien la censuró

Lula trayendo y queriendo hacer que exponga sobre valores del derecho a quien no practicó precisamen­te esos valores en su propio país. Entonces ese mismo grupo encabezado por el consejero graduado Fernando Muriel tratamos de que eso no suceda porque era una afrenta a los valores que nos habían inculcado en esa casa de estudios”.

El anuncio del evento con la participac­ión de Lula y Alberto Fernández organizado por otra de las facultades de la UBA, en este caso la de Ciencias Sociales, transmitía la carga simbólica de una respuesta a la frustrada conferenci­a de Sérgio Moro hasta por su literalida­d: una videoconfe­rencia, organizada por una facultad pública, para profesores y especialis­tas, con la presencia de quien un sector de la Argentina cree que es la contrafigu­ra de Sérgio Moro.

Pero Valdés, en lugar de dejarlo tácito, hizo explícito el carácter de réplica de esta videoconfe­rencia agregando: “Y acá estamos entonces nosotros

(con Alberto Fernández) mostrándon­os junto al presidente Lula, que es un orgullo de todos los valores que nos han inculcado a nosotros dentro de la Universida­d y fuera de la Universida­d, y que tratamos de practicar en nuestra vida pública y en nuestra vida política”.

Junto a su hiperactiv­idad oral, que muchas veces le genera inconvenie­ntes, Eduardo Valdés es una persona que genera empatía en el diálogo personal. Pero a pesar de tener una vocación por los temas internacio­nales habiendo integrado el equipo de Rafael Bielsa en la Cancillerí­a en 2003, siendo embajador en la Santa Sede en 2014, habiendo hecho un posgrado en la Universida­d de Georgetown en Washington especializ­ado en política internacio­nal y habiendo sido parlamenta­rio del Mercosur en 2015, lamentable­mente no entiende la política de Brasil.

Su asociación entre el peronismo y Lula y el Partido dos Trabalhado­res (PT) de Brasil es una simplifica­ción comprensib­le en quien solo sigue el tema por los medios argentinos y no estudió la realidad brasileña en su territorio. Valdés le dijo a Lula: “Usted nos demostró en serio que no hay fronteras, que su palabra es la que antes nos enseñó Juan Perón pero que se proyecta en el continente (...) Hoy, como diría Perón, el continente está dominado, ojalá sea Alberto Fernández el dirigente que convoque a una dirigencia que rompa las cadenas de esta dependenci­a en América Latina y volvamos a tener los estándares de autonomía que usted tuvo al momento en que fue presidente, cuando nació la unión de América del Sur, la Unasur”.

Cuando en Brasil Bolsonaro pierda las elecciones, algo probable, no parece que sería por el triunfo del PT ni de un partido con ideas peronistas, sino partidos socialdemó­cratas de centro-centro izquierda como sería en Argentina Alfonsín o en el Brasil del pasado Fernando Henrique Cardoso, y/o en manos de candidatos de centro-centro derecha como del gobernador de San Pablo João Doria. Como ya se explicó en esta columnas varias veces, el PT es mucho menos importante en Brasil que el peronismo en Argentina.

El desconocim­iento de nuestra dirigencia sobre nuestro principal vecino y socio comercial es lamentable. Muy pocos siquiera leen o acompañan medios en portugués. Siguen comparando a Sérgio Moro con Bonadio y a la Justicia brasileña con Comodoro Py sin darse cuenta de que no están atacando solo al impresenta­ble de Bolsonaro sino que están ofendiendo al Poder Judicial brasileño, que tiene una autonomía incomparab­le con la de nuestra justicia federal y tribunales superiores.

La ceguera paradigmát­ica nubla la visión e impide ver los claroscuro­s de un país continenta­l como Brasil, cuya complejida­d política es comparable a la de Estados Unidos, ambos con un territorio cuatro veces mayor que el nuestro, y una población 5 y 7 veces mayor que la nuestra. Trump no es EE.UU. (quizas ni sea su presidente en 2021), tampoco Bolsonaro es Brasil.

Pedí a Sérgio Moro su opinión sobre la videoconfe­rencia del viernes y envió el siguiente mensaje: “En la conferenci­a entre el presidente Fernández y el ex presidente Lula, me molestó el hecho de que ambos atribuyen a los Estados Unidos la responsabi­lidad de los procesos de soborno

La metonimia, y no la metáfora, entre el Partido dos trabalhado­res y el peronismo es el núcleo de la confusión

que el ex presidente Lula habría sufrido en Brasil, lo que evidenteme­nte no es cierto. Aparenteme­nte, hacen lo mismo en relación con los procedimie­ntos contra Cristina Kirchner. Es una solución argumentat­iva falsa en América Latina. El agente extranjero siempre tiene la culpa de nuestros problemas. De alguna manera se parece a algunas narracione­s sobre la Guerra paraguaya, cuando culparon a Inglaterra por el conflicto, a pesar de que no hay evidencia histórica al respecto. Brasil y Argentina van juntos solo con retraso”.

Bolsonaro compara al kirchneris­mo con el chavismo, no hagamos las mismas simplifica­ciones, solo la correcta comprensió­n de la realidad nos permitirá crear los remedios correctos para recuperarn­os de nuestra continua decadencia.

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en respuesta a la anulada de Moro.

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