Proyectos de la Biblioteca Nacional
La pandemia afectó, afecta y acaso afectará a la Biblio, como a tantas otras instituciones y actividades, y al mundo todo, de un modo definitivo y descalificador: la desnaturalizó, perdió (o extravió) su razón de ser. La redujo o, mejor, la motivó a emprender, creativamente, una serie de actividades compensatorias de efecto residual (aquí estamos, pese a todo) que no pueden reemplazar sus funciones básicas en tanto biblioteca pública, sino que tratan de mantener –hacer señas, gestos– la llamita encendida del piloto. Quiero decir, no hay forma –en pandemia– de readaptar de manera genuina el servicio esencial de la Biblioteca: juntar materialmente los libros con sus lectores. Pero hay otras cosas por hacer, y se hacen.
En este sentido, el Departamento de Comunicación se convirtió, por necesidad y por prepotencia de trabajo e ingenio de sus integrantes, con Ana Da Costa como coordinadora y el recién llegado Mariano Mucci a cargo del área audiovisual, en el lugar de referencia, de servicios y de contacto regular con la comunidad.
Así, limitados a la pantalla como único lugar virtual de contacto, los usuarios disponen del menú habitual de servicios bibliotecológicos, y ahora también de una especie de “bibliotecario a la carta” que guía y asesora online en dos turnos diarios. Un invento auspicioso, ya que todo el personal de la Biblio que puede trabaja desde las compus de su casa, gracias a que el equipo de Sistemas lo ha posibilitado tras laboriosa gestión.
En cuanto a la digitalización, en el reciente Ciclo de Diálogo Abierto con el tema “Bibliotecarios en tiempos de Covid-19”, nuestra subdirectora expuso una ponencia programática y de gestión en la que detalló, entre muchas otras cuestiones, el estado de la ejecución del Proyecto de Digitalización del Acervo Bibliográfico de la BN, que se realiza con un considerable aporte –desglosado y escalonado– del Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (Fonplata), que permitirá “posicionar a la institución como modelo tecnológico en la región”. Al respecto, Elsa Rapetti puntualizó que con esos fondos, entre otras cosas, se generarán nueve nuevas “estaciones de trabajo”. Se trata de diversos tipos de escáneres para diferentes formatos con mesas compensadoras, escáneres en “V”, que permiten tratar materiales antiguos o encuadernados sin forzarlos, escáneres de funcionamiento robotizado, incluso escáneres Zeutchell que microfilman desde el objeto digital, y un laboratorio para la digitalización de sonidos e imágenes. Un arsenal tecnológico de última generación.
Respecto de la conversión de libros y otro tipo de documentos a otros soportes de información, en 2018 representantes de la BN y diversos grupos de especialistas y asociaciones civiles elaboraron un proyecto de ley que ya posee media sanción del Senado sobre la implementación del Tratado de Marrakesh en la Argentina, que literalmente “exime el pago de derechos de autor la reproducción, distribución y puesta a disposición del público de obras en formatos accesibles para personas ciegas y personas con otras discapacidades sensoriales que les impiden el acceso convencional a la obra”. Eso es lo que hay, por ahora. n