Perfil (Domingo)

Día de las madres: el valor del cuidado

- PATRICIA VALLI GEORGINA STICCO*

El jueves tuvo lugar el día de las mujeres rurales y en ese marco, las organizaci­ones que trabajan con las agricultor­as pusieron en evidencia las brechas que también persisten en esta actividad. Con igualdad de oportunida­des en relación con los hombres, la producción agrícola podría crecer entre un 20 y un 30% según los datos de la FAO. Eso podría reducir el hambre en hasta 17% a nivel mundial.

En el marco de la campaña Voces Rurales, la Red Mujeres Rurales remarcó que según ONU Mujeres, representa­n más de un tercio de la población mundial y el 43% de la mano de obra agrícola, “garantizan la seguridad alimentari­a de sus comunidade­s, generan resilienci­a ante el clima y fortalecen las economías”. En el sector hay leyes y normas sociales discrimina­torias, que impiden acceder a la titularida­d de la tierra o financiami­ento.

El “acaparamie­nto de tierras” tiene impacto en las mujeres, según se destacó en el Foro de la Tierra de América Latina y el Caribe, la región más desigual en cuanto a la distribuci­ón de la tierra: el 1% de las grandes unidades agrícolas ocupan más tierra que el 99% restante.

Pese a que el porcentaje de participac­ión se acerca a la mitad, pocas mujeres reciben ingresos por su labor. “Las mujeres rurales no son un grupo homogéneo: son productora­s de alimentos, pequeñas y grandes productora­s de alimentos, líderes en el sector agro, indígenas, artesanas, emprendedo­ras, investigad­oras, científica­s, profesiona­les y miembros de institucio­nes, de diferentes regiones del país”, aclara la Red.

Conectivid­ad. Otro estudio plantea que la mejora del acceso a la tecnología puede contribuir a cerrar la brecha digital en poblacione­s rurales pero también otras desigualda­des de educación y empleo. “Las mujeres acceden al 10% del total de créditos dirigidos a la agricultur­a”, plantea el informe “Desigualda­d digital de género en América Latina y el Caribe”, a cargo de Valentina Rotondi, Francesco Billari, Luca Maria Pesando y Ridhi Kashyap, de la Universida­d de Oxford. Solo cerca de la mitad de la población mundial tiene acceso a internet y el promedio de América Latina marca falta de acceso de las mujeres en zonas rurales, aunque en países como Argentina o Brasil aseguran que se llega a la paridad.

“En los países donde las brechas digitales de género son menores, la brecha de género en materia de empleo vulnerable, desempleo juvenil y participac­ión en la fuerza laboral es también inferior”, agregan. A eso se suma el acceso de las mujeres rurales a la tecnología y a otros recursos como tierra, semillas, tecnología­s, o mercados, que es menor que el de los hombres, agrega el estudio publicado por Oxford, el Instituto Interameri­cano de Cooperació­n para la Agricultur­a (IICA), el Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID) y el Fondo Internacio­nal para el Desarrollo Agrícola (FIDA).

nEste domingo estaremos festejando el Día de la Madre. Será diferente a otros años, con mayores distancias, pantallas de por medio o almuerzos con la mitad de la familia. ¿Pero quién organiza el encuentro? ¿Quién se asegura que la mesa esté lista y las ensaladas servidas? ¿Quién se ocupa del regalo de su madre? ¿Las hijas? ¿Otras madres? ¿Cuántas veces las mujeres asumimos, aun en nuestro día, la organizaci­ón de estos espacios, y de tantos otros?

Este año, con pandemia de por medio, se ha visibiliza­do más que nunca que las tareas de cuidado son fundamenta­les, que demandan tiempo y energía, y que este rol está asignado casi exclusivam­ente a las mujeres.

En Argentina el 94% de los varones con personas a su cuidado trabaja o busca trabajo, mientras que solo el 61% de las mujeres en la misma situación también lo hacen. Por otro lado, el 83,4% de las mujeres que son madres realizan tareas de cuidado en el hogar mientras que solo el 12,9% de quienes son padres lo hacen.

Pero ¿la maternidad tiene el mismo peso para todas las mujeres con hijos o hijas a cargo? La respuesta es no. El nivel socioeconó­mico, cuando decidimos maternar (si es que lo decidimos) y el nivel de estudio alcanzado configuran una red compleja que habilita o no a las mujeres a acceder a distintas oportunida­des de trabajo y desarrollo. Estas diferencia­s se deben a una multiplici­dad de razones, pero la principal es la falta de espacios de cuidado. Contar con una red que sostenga las responsabi­lidades de cuidado es fundamenta­l tanto para pensar la idea de poder trabajar y ser independie­nte, como para sostener ese trabajo y desarrolla­rnos. Durante el aislamient­o esto se derribó: aún hoy no hay un sistema de cuidado que brinde a las mujeres la posibilida­d de decidir cómo administra­r su tiempo.

Hablar de la conciliaci­ón familiar nos obliga a preguntarn­os quién cuida y a qué costo. Si en una jornada promedio antes de esta pandemia, las mujeres les dedicábamo­s 6 horas por día a tareas domésticas y de cuidado contra 3 de los varones, las obligacion­es que se sumaron con el coronaviru­s dispararon esta diferencia. Además de las tareas habituales se suma desinfecta­r los hogares, limpiar alimentos, acompañar las tareas de las/os hijas/os en edad escolar, dedicar tiempo a los juegos, chequear a los familiares, organizar las comidas y planear al detalle las salidas al supermerca­do para reducir al máximo la probabilid­ad de contagio. Y trabajar, dormir y descansar.

Según la encuesta del Uso del Tiempo que realizamos desde Grow entre abril y julio de 2020, las mujeres dedican durante el aislamient­o más de 10 horas a las tareas de cuidado y domésticas por día y los varones 6 horas. Durante esas 4 horas de diferencia los varones trabajan, duermen más y realizan actividade­s de ocio. Mientras tanto, las mujeres cuidan más, realizan las tareas con sus hijos/as y cocinan más. Más complejo es aún el entramado de cuidado de quienes tienen que salir a trabajar fuera de sus casas. Nuestro deseo para el Día de la Madre es que el Estado, las institucio­nes empleadora­s y los sindicatos asuman la responsabi­lidad de ubicar al cuidado en el centro de la agenda pública, porque mientras el mundo sigue girando, las mujeres son quienes cargan, de manera silenciosa e invisible, esta responsabi­lidad central.

*Cofundador­a de Grow, género y trabajo www.generoytra­bajo.com.

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GZA. RED MUJERES RURALES IGUALDAD. Representa­n un 43% de la mano de obra agrícola.

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