El uso privado de la Justicia y el realismo mágico
La irrupción de algunos juicios abreviados demuestra que a veces no solo se trata de aplicar las leyes: también es necesario que en la esfera de lo público no se dañe la imagen de nadie.
Gabriel Edgardo Fabián Corizzo y Carlos Marcelo Scozzino llegaron a un acuerdo con el fiscal Nicolás Czizik. Reconocieron que cometieron el delito de falso testimonio y aceptaron una pena de tres años de prisión en suspenso y una inhabilitación absoluta de seis años. El pacto debe ser refrendado por los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 3. Ellos declararon bajo juramento de decir verdad, en el marco de un expediente judicial, que habían visto al juez federal Sebastián Casanello en la quinta presidencial de Olivos, pese a que sabían que no era verdad. El objetivo del testimonio era afectar la credibilidad del magistrado en la instrucción del caso “Lázaro Báez”.
Este procedimiento, llamado juicio abreviado, permitirá eventualmente que el hecho no quede impune, aunque nos va a privar a los ciudadanos de un juicio oral que podría develar todo el entramado que finalizó con los testimonios falsos, sus efectos mediáticos, los daños al buen nombre y honor del juez y quienes pensaron, organizaron e implementaron un hecho que, de acuerdo con el expediente, tenía vínculos con los servicios de inteligencia. Pese a esta limitación, el acuerdo revela uno de los tantos males que aquejan al sistema judicial y que exhiben la complejidad de un problema
FEDERICO DELGADO*
Algunas personas o grupos se sirven del sistema público de enjuiciamiento con objetivos que poco tienen que ver con hacer justicia. que excede a la burocracia judicial.