Las vacunas del poder
ImpuniDaD
Alejémonos por un momento de las circunstancias del vacunatorio vip: el nombre de los vacunados, los detalles del hecho, las repercusiones mediáticas, el torrente de condenas, la perplejidad. Acaso sea útil considerar los escándalos con una visión más amplia: la de sus antecedentes culturales y su alcance geográfico. En otras palabras, con una perspectiva histórica y universal.
Desde esa mirada, se destacan dos rasgos singulares: este escándalo ocurrió en pocos países, en el campo sanitario y ante una situación límite. Sucedió en organismos estatales, lo consumaron los que poseen altos cargos, en lugares reservados para ellos y sus allegados. Esta peculiaridad es relevante: otorga dimensión política y relatividad internacional a la transgresión. Evoca el “arriba” y el “abajo” que define a todo régimen de dominio, más allá de su sofisticación.
Pero el poder es anterior a la política. En sentido ancestral, constituye ante todo un hecho físico. Tal vez Elías Canetti es el que mejor lo metaforizó, mediante la analogía de la mano, de los dedos que aprietan: “la mano que ya no suelta –escribe– se convierte en el símbolo propiamente dicho del poder”. Es la mano con que el más fuerte oprime al más débil. La herramienta que le permite dominarlo hasta engolosinarse. Como juega el gato maula con el mísero ratón.