En espera
La salud no implica únicamente la ausencia de enfermedad. De acuerdo con la OMS, se trata de un “estado de bienestar integral físico, social y mental”. En efecto, la salud es el equilibrio indivisible entre estos planos. En el mundo, la visión biomédica prevalece históricamente como el modelo eficaz para tratar las afecciones, también mentales. Esta tecnología pondera, entre otras cosas, la internación de personas con discapacidades psicosociales en centros psiquiátricos. Sin embargo, la evidencia demuestra que este enfoque, lejos de mejorar la salud mental, provoca desequilibrios irreparables, expone a vulneraciones de derechos, conduce a la pérdida de lazos afectivos, al abandono, al estigma y a la segregación social. Por estos motivos, voces expertas en la materia llaman al reemplazo definitivo de los manicomios por sistemas de atención humanizados y de calidad, con base comunitaria. En este camino Argentina sancionó en 2010 la Ley Nacional Nº 26.657. Pero, pasó una década, vencieron plazos y hoy, “el sistema de atención continúa basado en el hospital psiquiátrico y no se han experimentado modificaciones sustantivas para su sustitución” (ACIJ, 2020). En tanto, más de 12 mil personas internadas en 162 instituciones estarán encerradas, en promedio, de 8 a 12 años, dependiendo de si se trata de un lugar privado o público. De ellas, 266 son niñas, niños y adolescentes (Censo de Personas Internadas por Motivos de Salud Mental, 2019). Es un imperativo de salud pública no demorar más la respuesta.