Desde el silencio, Macri coordina la defensa de su gestión
El ex mandatario ve un presidente “cristinizado” y un gobierno “desconectado” de la realidad económica y social. piensa en un nuevo “vienen por todo” y ordena a sus ex ministros que desarticulen los argumentos del oficialismo.
Mauricio Macri siente que sigue en el centro de la escena. Aunque no hable ni opine públicamente. Es que las críticas del presidente Alberto Fernández en la apertura de sesiones ordinarias y luego de la vicepresidenta Cristina Kirchner en su declaración ante la Justicia lo devolvieron al primer plano de la política esta semana.
En este contexto, el ex presidente venía observando a un presidente “cristinizado” y cree que la ofensiva judicial y política en su contra y la de
Les pidió a lacunza y sandleris que expliquen que debieron refinanciar deudas previas
sus ex funcionarios vienen de mano de la vicepresidenta.
Entre los suyos, es muy pesimista: ve un gobierno “desconectado” de la realidad económica y social y tiene una mirada muy dura sobre el futuro próximo del país. Piensa que el “vienen por todo” se reeditará. Y la Justicia, esta vez, es el primer objetivo a conquistar.
De esto habla seguido con su ex ministro del área, Germán Garavano. En este marco, lo siguen preocupando las causas que inició el kirchnerismo. En particular la del Correo Argentino, donde –piensa– quieren involucrar a su familia. Culpa a la fiscal Gabriela Boquín y al procurador del Tesoro, Carlos Zannini, de intentar avanzar contra ellos.
También ve en el mismo sentido un ataque muy duro a los medios de comunicación y a la oposición en general, como nunca desde que asumió el Frente de Todos. En algún punto, se siente reivindicado: fue motivo de varias charlas con otros dirigentes de JxC si el presidente iba a radicalizarse o no. Macri siempre creyó que sí.
Esta semana, tras los ataques a la deuda contraída con el FMI –que Alberto Fernández pidió que sea investigada en sede judicial–, le solicitó a Hernán Lacunza, su último ministro de Economía, y Guido Sandleris, del Banco Central, que salgan a defender la política económica con un argumento relativamente sencillo: que dos de cada tres dólares que se pidieron al Fondo fueron para refinanciar deudas anteriores a la de su Gobierno.
También dialogó con Garavano, quien fue una de las voces opositores que habló de los proyectos para reformar la Justicia que tiene en carpeta el oficialismo. Y también del rechazo a los intentos de cambios en la Corte Suprema de Justicia.
Paralelamente, su agenda política no se detiene. El fin de semana pasada, en su quinta familiar Los Abrojos, recibió a los tucumanos Silvia Elías de Pérez (senadora nacional)
Lo preocupan las causas que inició el kirchnerismo, en especial, la de correo argentino
y José Cano (diputado nacional), ambos radicales. El martes estuvo con Patricia Bullrich en sus oficinas de Olivos, y también sumó una foto con dirigentes del PRO de Santa Fe.
El miércoles se reunió con su primo, el intendente de Vicente López, Jorge Macri, a quien frecuenta cada quince días para hablar de la coyuntura política. “Mauricio está enfocado en que crezca Juntos por el Cambio”, lo sintetizan cerca del ex presidente.
Por lo pronto, se entusiasma con que el próximo 15 de marzo, en las vitrinas de las librerías, ya esté Primer tiempo, su libro donde cuenta su experiencia en la Presidencia. Aunque aún no hay fechas concretas, también piensa en una gira de presentación del libro.