Diseccionando la obra
¿Qué hecho banal provocó el rodaje de determinada escena, o el corte de otra; la presencia de una actriz o la elección de un paisaje?
Cronenberg por Cronenberg
David Cronenberg (Chris Rodley ed.) relatos
Consumidos; Los misterios del organismo;
El Cuenco de Plata, $ 1.190 Javier Mattio
Felizmente desde hace ya algunos años la editorial El Cuenco de Plata, constructora de un catálogo variado y refinado, destina una sección específica al mundo del cine. Una verdadera particularidad de algunos de estos libros es brindar la posibilidad de conocer los engranajes o, mejor aún, el funcionamiento de las mentes que detrás de la cámara generan esas imágenes que se proyectan en la pantalla. Imágenes en movimiento que tienen, cuando hay verdad, más que ver con el mundo del sueño –o la pesadilla– que con el mero entretenimiento. La forma elegida para acceder al misterio es la presentación de un corpus informativo de la obra de reconocidos directores construido, exclusivamente, con sus propias palabras. Es decir: a través de una sucesión cronológica de entrevistas realizadas de primera mano por críticos y/o expertos se abre la puerta para conocer esos films de directores-autores de la talla de Alfred Hitchcock, David Lynch o Rainer W. Fassbinder que seguramente nos han impactado en su momento. ¿Qué hecho banal o extremadamente relevante provocó el rodaje de determinada escena, o el corte de otra; la presencia de una actriz o la elección de un paisaje? La primera voz nos permitirá obtener respuestas “de primera mano” –y no siempre agradables– a razones y sentimientos de particulares procesos creativos.
En el libro de la colección que aquí nos ocupa la metodología es levemente diferente. En esta ocasión, a excepción de un reportaje a propósito del estreno de Crash, su película basada en la novela homónima de J. G. Ballard, una serie de pormenorizados relatos, escritos por el mismo cineasta y organizados cronológicamente, serán el material concreto que permita acceder a la factura de una de las cinematografías más extravagantes de las últimas décadas. Cronenberg da cuenta también de los albores de la industria del cine en el Canadá de principios de los 60 y de la que fue insospechado partícipe, ya que si bien ingresó como estudiante de ciencia en la Universidad de Toronto, su curiosidad científica y su talento para la literatura pronto encontraron en el cine un excelente continente para su despliegue.
Lo sorprendente de estos escritos, introducidos por Chris Rodley, es la forma en la que Cronenberg disecciona su obra en ellos, casi con la misma brutalidad y elegancia con la que irrumpe lo monstruoso o abyecto en sus films pero, por sobre todo y sin escrúpulo alguno, permitiendo que el texto lo involucre totalmente, lo constituya, lo revele, incluso sin apelar a lo “políticamente correcto”. Es de Perogrullo que los artistas se “expresan” en su obra. Aquí lo extraño acontece cuando se tiene acceso a sinceras palabras que transparentan lo personal, el correlato que hay entre sus películas y su vida privada, por más raro que resulte para quien conozca su filmografía.
Lamentablemente el magnífico material abarca desde sus comienzos hasta el estreno de Crash, lo que hace anhelar un segundo volumen el cual, con seguridad, verá la luz cuando corresponda.