Guzmán quiere ser Astori pero es el Frente Angosto
“Nosotros hemos tomado como eje de la actualización de las tarifas el porcentaje de la inflación; cuando se toman decisiones de este tipo, tenemos que pensar en el impacto en la población en su conjunto, en la inflación y en el resultado fiscal; quiero recordarle a la gente que una situación fiscal desequilibrada trae más deuda para el país”.
Corría diciembre de 2016 y el entonces ministro de Economía de Uruguay, Danilo Astori, defendia de esa manera la decisión de aumentar los servicios públicos en línea con el promedio del costo de vida mientras la oposición y sobre todo miembros del propio Frente Amplio acusaban al gobierno de Tabaré Vazquez por castigar el bolsillo de los ciudadanos.
Es cierto que Astori venía de ser cuatro años vicepresidente de su país al lado nada menos que de un emblema como José Mujica y que por lo tanto tenía mucha más espalda politica, pero al repasar sus argumentos es imposible no emparentarlo con la pelea que viene dando dentro del Frente de Todos el ministro de Economía, Martin Guzmán, para -en un año de recuperación y elecciones legislativas- cumplir con las proyecciones presupuestarias que incluyen, justamente, subir las tarifas de los servicios públicos en
JAIRO STRACCIA
línea con los demás precios para que no se desboque el gasto en subsidios.
Cada vez se nota más en público la pelea de Guzmán por ser un Astori del
Frente de Todos. Ese que cuando la cosa parece mejorar y el mundo te da otra chance con la soja a U$S
500 les dice a sus compas de la coalición “che no nos la patinemos toda otra vez porque ya nos pasó de chocar por eso y así la cosa a la larga no funciona”. “Su gestión se ha caracterizado por un énfasis en la restricción Plata vs. pruritos. Como sea, fiscal, lo que le ha esta es apenas la faz económica llevado a enfrentamientos de un debate más amplio con otros sectores del Frente en el oficialismo: si eso Amplio”, puso alguien en de “volver mejores” que instalaron Wikipedia en la primera línea en la campaña tenía sobre la actuación de algo de posta o era solo un Astori como disparador para
el ministro de
ministro. que Daddy
Asistimos, economía batalla Brieva le ponga en otras palabras, nombre a
por cumplir con a la su programa definición de las proyecciones de radio. si la nueva Si existía
presupuestarias
variante del alguna chance, kirchnerismo aunque se habrá tomado mueran de risa nota de alguna de las curvas los antikirchneristas, de que se comió cuando le que alrededor de Cristina tocó gobernar doce años en Kirchner, por más mambeada otro ciclo de precios altos que esté con las causas de las materias primas, o si judiciales y el lawfare y el por el contrario va de cabeza ego infinito, podría emerger a los mismos problemas. una fuerza de centroizquierda
En ese contexto se entienden a la Frente Amplio, algunas frases que es decir, sin el humo de va soltando Guzmán. “La eslóganes de falsa épica, sostenibilidad fiscal no es sin la gestión tribunera del un concepto de derecha”, hoy sin pensar en el mañana jugó al límite esta semana y sobre todo sin las el ministro de 38 años batallas más ligadas a los que habrá vivido mucho en patrimonios familiares que Nueva York pero no come a la mejora de la calidad de vidrio y sabe que la pelea final vida. es política, tanto dentro Lo empecé a escribir y me de su espacio pero también parecía posible. Lo terminé hacia afuera. Vale recordar de escribir y la verdad, qué que no bien empezó, el gobierno de Mauricio Macri eliminó de un plumazo las retenciones al campo y engordó innecesariamente el déficit fiscal que luego fue a financiar con deuda hasta que todo explotó y tuvo que reponerlas a pedido del Fondo Monetario Internacional. Claramente la sostenibilidad fiscal no es de derecha. Qué intriga si habrá autocrítica de eso en “Primer tiempo”, el flamante libro del ex presidente. difícil. Por ahora se va convirtiendo más en un Frente Angosto.
Es lo que les empieza a pasar un poco a los ministros más ligados al Presidente que agarraron porque pensaron que era posible construir algo así, distinto, o al menos con algo de margen, y hoy se van yendo, agobiados, sin que nadie que no sea Aníbal Fernández los quiera reemplazar. La despedida eterna en modo Chalchaleros de Marcela Losardo del Ministerio de Justicia después de la radicalización del Poder Ejecutivo contra los tribunales es un cartel luminoso que dice “acá hay quilombo groso”.
La Casa Rosada le resta impacto en el clima político y electoral. Como si para la clase media con pruritos republicanos bastara con tirar plata: mínimo no imponible de Ganancias a $150 lucas y beneficios -exageradamente jugosos, hay que decir- para que blanqueen dólares en la construcción.
Es jugado, en cualquier caso, pensar que vale todo porque alguno crea que la recuperación al 7% si no hay segunda ola es una fiesta. Un trabajo de Luis Campos, de la CTA Autónoma, calculó que en enero, tras la suba de la carne de 80% en 2020, un salario mínimo podía comprar 34 kilos de asado, un nivel tan bajo como el que había en 2002. Y tan lejos de la parrilla de los mejores tiempos de Nestor Kirchner que supo enamorar a los Brancatelli de este mundo. En octubre de 2007 un salario mínimo compraba 117 kilos de asado.
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