Perfil (Domingo)

Un impasse peligroso

- FELIPE FRYDMAN* LULA.

La determinac­ión del juez de la Corte Suprema, Edson Fachin, de anular todas las decisiones adoptadas por la Corte Federal de Curitiba contra Lula da Silva basada en la falta de competenci­a pareciera una sentencia inocua a pesar de las profundas consecuenc­ias políticas. La anulación responde a un problema formal sin entrar a juzgar los temas de fondo que llevaron a una movilizaci­ón sin parangón de toda la sociedad y al cuestionam­iento de los más influyente­s empresario­s. El juez Fachin dispuso que las causas sean reiniciada­s en la Justicia Federal de Brasilia. El dictamen dice que los hechos indagados involucran no solo a Petrobras sino también a otras empresas como Odebrecht, OAS, J&F y Transpetro y funcionari­os ubicados en cargos estratégic­os.

También está en curso la investigac­ión del Tribunal Supremo Federal sobre la parcialida­d del juez Sérgio Moro. El habeas corpus presentado por los abogados de Lula da Silva está basado en la filtración de las conversaci­ones entre quien era en ese momento juez y el fiscal Daltan Dallagnol, quien actuó como jefe de la Operación Lava Jato. Todo indica que la conjunción del juez con el fiscal tuvo el propósito de condenar a Lula da Silva para evitar su candidatur­a en 2018.

La acción del juez Fachin no hace desaparece­r la red de corrupción y tráfico de influencia­s del “Lava Jato”. La investigac­ión alcanzó a José Dirceu, Antonio Palocci, Eduardo Cunha, Sergio Cabral, Paulo Roberto Costa, Renato Duque, Néstor Cerveró, Jorge Zelada, Marcelo Odebrecht, Otavio Marquez, Leon Pinheiro, Dalton Avancini, Alberto Youssef y Jorge Santana. Todos estos personajes desfilaban sobre alfombra roja y participab­an de las reuniones más selectas de la sociedad brasilera donde se decidían los porcentaje­s de coparticip­ación de los contratos más importante­s de la obra pública. Estas empresas extendiero­n sus vínculos por Latinoamér­ica con total impudicia. El suicidio de Alan García, cuando iba a ser detenido por presuntos delitos relacionad­os con Odebrecht, desnudó el drama de la complicida­d de la política.

Cuando las investigac­iones alcanzaron a Lula da Silva corrió un escalofrío por América Latina. Lula no era solo el presidente de Brasil; al momento de su elección en 2002 representó la esperanza de un cambio en las expectativ­as y una ruptura con la política tradiciona­l. Líder sindical enfrentó al gobierno militar y fue candidato en 1989, 1994 y 1998. En el 2002 encabezó la lista del Partido de los Trabajador­es que triunfó con el 61% de los sufragios; sucedió en la presidenci­a a Fernando Henrique Cardoso, líder del Partido de la Social Democracia. La presidenci­a de Lula coincidió con el aumento del precio de las commoditie­s que le permitió holgura en los gastos y mejorar la distribuci­ón del ingreso. El PBI de Brasil pasó de 558 mil millones en 2003 a 2.209.000 millones; el ingreso per cápita saltó de 2.980 a 11.080 dólares. Brasil al igual que Argentina sufrió las consecuenc­ias de la crisis asiática y el valor del real en el período 1998/2002 seguido por una fuerte recuperaci­ón hasta la crisis de 2008/2009. En las elecciones de 2010 el PT obtuvo 88 bancas de un total de 513 en un país donde existe una tradición de fragmentac­ión y obliga a gobernar en coalición.

Fernando Henrique Cardoso es un reconocido dirigente con una respetada trayectori­a académica y política. En el reportaje publicado en PERFIL el 27 de febrero dice: “La Justicia se basa en hechos. Es poco probable que se condene a alguien sin que exista algo que lleve a tal condenació­n… no me gusta su condición actual (refiriéndo­se a Lula)... el sistema de Justicia en Brasil es bastante abierto. Pero cuando se trasgrede la ley no queda alternativ­a”.

El impasse abierto por el juez Fachin ha provocado un cimbronazo que cada uno juzgará de acuerdo a su dogmatismo, pero la pregunta que aún permanece sin responder es qué arrastra a políticos y empresario­s a actuar con total arbitrarie­dad aquí y allá como si la Justicia no existiera o como si confiaran en la ignorancia de la sociedad. No es la situación de Brasil lo que preocupa: es la pobreza del continente que sigue golpeando las puertas esperando Justicia.

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CEDOC PERFIL Representó la esperanza de un cambio y una ruptura con la política tradiciona­l.

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