Un “matrimonio por conveniencia” con China
La percepción más extendida en Occidente es que, más allá de que se trate de un matrimonio por conveniencia, la convergencia entre China y Rusia constituye hoy un “eje revisionista” del orden occidental, que no tiene un líder definido, ya que Moscú se niega a asumir una posición subordinada. Desde esta percepción, el eje Moscú-Beijing, junto con la aparición de otros actores emergentes en el sistema internacional, cuestiona, con matices diferenciados, la normatividad establecida por el orden liberal internacional y postula el surgimiento de un orden posoccidental, en el que Rusia aspira a tener un papel protagónico.
Esto plantea una serie de interrogantes:
♦ las presiones de Occidente ¿no empujarán a Rusia a una posición de mayor alineamiento (y eventual subordinación) con China en un marco bipolar;
♦ ¿podría Rusia actuar como un elemento de balance en la rivalidad estratégica entre Estados Unidos y China?
♦ ¿existe la posibilidad de que, recuperado su estatus global, Rusia restablezca un vínculo estratégico con Europa o con Occidente en general?
Estos son interrogantes que se levantan en Rusia entre muchos pensadores influyentes, e incluso entre los analistas y decisores políticos chinos, pero que paradójicamente parecen no afectar la mentalidad de guerra fría que prima en las percepciones estadounidenses.
Como señala Michael McFaul en un reciente artículo de Foreign Affairs, para Washington es difícil aceptar que, a pesar de sus vulnerabilidades económicas y demográficas, Rusia ha resurgido como una potencia militar y una de las dos únicas superpotencias nucleares, con un significativo desarrollo no solo de sus capacidades militares, sino también tecnológicas, económicas, cibernéticas y de proyección de su “poder blando”.
En este sentido, la pandemia global ha abierto otra oportunidad para que Moscú despliegue, como parte de este poder, una vigorosa “diplomacia de vacunas” que cuestiona las visiones binarias acerca de la rivalidad estratégica entre China y Estados Unidos en la configuración de un nuevo orden mundial, policéntrico y posoccidental.