Requiem por un sueño
Aunque convenga ahorrarse las lágrimas, ello no exime de dar cuenta de las miserias del “mejor oficio del mundo”, según García Márquez
Periodismo: Instrucciones de uso. Ensayos sobre una profesión en crisis.
AA.VV. (Reynaldo Sietecase ed.) ensayo
Prometeo, $ 990
En tiempos mendaces como los nuestros, conviene tener presente una frase de Antonio Gramsci, que ilustra una condición histórica extrapolable al presente del periodismo: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en el claroscuro surgen los monstruos”. Monstruos que en la profesión tienen el rostro de la precariedad y las fake news como enemigos evidentes.
Aunque convenga ahorrarse las lágrimas, ello no exime de dar cuenta de las miserias del “mejor oficio del mundo”, según Gabriel García Márquez –siempre tan dado a la cursilería ditirámbica–, profesión en crisis estructural (e incluso herida de muerte en algunas partes del globo) que hoy por hoy se debate entre la creatividad extrema para captar nuevas audiencias, su rediseño para los nuevos dispositivos móviles con dinámicas de vértigo, y sobre todo la zozobra material de los periodistas, derivada de los nuevos flujos comunicacionales, la descomposición del ecosistema de medios de comunicación tradicional y los nuevos actores preponderantes, entre ellos Google y
Facebook como cabeza de hidra, que, por si fuera poco, al igual que Twitter, han contribuido a la corrosión del debate público y la opinión autorizada.
Con este telón de fondo, Reynaldo Sietecase ha preparado el libro Periodismo: instrucciones de uso, convocando a diversos periodistas para dar cuenta de una profesión bajo asedio, con nombres como Leila Guerriero, Ezequiel Fernández Moores, Cristian Alarcón y Graciela Mochkofsky, entre otros.
Complejo como es el tema, uno de los artículos que pone el dedo en la llaga es el de Noelia Barral Grigera, respecto a la precarización y el modelo del (su)freelance, puntual respecto a lo que pasa en Argentina: “En 2019, el Sindicato de Prensa de Buenos Aires hizo una encuesta entre 300 periodistas freelance: el 94% cobra por debajo de la línea de pobreza… es decir, menos de 100 dólares al mes”. En un país sumido en la inflación, dedicarse al periodismo no solo es absurdo, sino también trágico y suicida, puesto que contando con recursos tecnológicos extraordinarios para investigar y recabar información resulta estúpido y paradójico no poder llevarlo a cabo por problemas de financiamiento.
Con artículos de diversa calidad y tesitura –donde hay lugar, faltaba más, para la frivolidad y el vedetismo–, es notable por lo sólido el ensayo de Martín Becerra, sin duda la pieza más sugestiva del libro: “A golpe de cierre de empresas, despidos y precarización, el que fuera un oficio que combinaba alta dosis de calificación intelectual, olfato político y bohemia, y ofrecía estabilidad e ingresos razonables, se convierte en una carrera de obstáculos darwinista que demanda nuevas capacidades de rebusque y adaptación ligera, aunque no garantiza la supervivencia ni siquiera a quienes logran desarrollarlas”.
Libro necesario para tratar de imaginar soluciones para un problema cardinal del presente, lo que nos dicen los autores convocados por Sietecase es que la crisis no es solo del gremio, sino de toda la sociedad.