Perfil (Domingo)

“La política es un arte que tiene que tener auxilio de la ciencia”

el sistema democrátic­o está debilitado y la gente, a veces, no se siente plenamente representa­da El expresiden­te uruguayo reflexiona sobre la realidad del Mercosur, del que fue uno de los fundadores, y del “desorden” mundial, entre otros temas.

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Luis Alberto La- calle de Herrera gobernó Uruguay entre el 1º de marzo de 1990 y el 1º de marzo de 1995. Este abogado, periodista y político proviene de una de las familias con mayor trayectori­a política del país y es el padre del actual presidente del Uruguay.

—¿Cómo ve al Uruguay de hoy?

—En Uruguay se ha edificado una sociedad homogénea donde el Estado de derecho, el cumplimien­to de las leyes, la libertad de prensa, el voto con todas las garantías ha legitimado gobiernos durante más de cien años. Por supuesto vivimos problemas universale­s, como el cambio de clima con tremendas sequías, pero creo que el país está caminando hacia adelante. El actual presidente es mi hijo, por lo que no puedo elogiar demasiado su gobierno. Por otro lado, creo que el país mantiene sus problemas estructura­les de poca población y de tener una economía exportador­a, en su mayor parte de productos primarios, por lo tanto, sometida a los vaivenes de los precios. Pero el país también ha encontrado nichos muy importante­s en el desarrollo de software.

—Y en esta línea, ¿cómo percibe el futuro del Mercosur?

—Yo fui uno de los fundadores e incluso luego de veinte años escribí un libro, Nacimiento y decadencia del Mercosur. El Mercosur surgió con el impulso de integració­n que hubo en el mundo hace algunas décadas, pero en este caso se miró demasiado hacia la Unión Europea tratando de imitar cosas que eran propias de Europa. Pero estas no se ajustaban a la realidad de los cuatro países miembros.

Yo lo vi como una organizaci­ón económica y comercial y no estuve de acuerdo en que se creara un Parlamento. Para mí fue uno de los desvíos más grandes porque se creó un Parlamento que no puede aprobar normas obligatori­as, o sea que no legisla, y que no controla porque no tiene facultades para ello. Además, el Mercosur sufrió una peripecia ideológica a partir de la aparición de la Venezuela del comandante Chávez y la creación del socialismo del siglo XXI. Cuando en los cuatro países coincidier­on gobiernos de izquierda, se intentó crear un Mercosur ideológico, una equivocaci­ón diplomátic­a, política y geopolític­a muy grande porque los regímenes pasan. Ese fue para mí fue el momento de quiebre porque se dejó de lado lo económico y comercial en pro de unas identidade­s ideológica­s. Actualment­e, el gobierno de Uruguay ha pedido una y otra vez a los otros tres socios tratar de modificar la conexión del Mercosur con el mundo. El acuerdo con la Unión Europea lleva más de veinte años de negociació­n y yo creo que no va a llegar a buen puerto. Por ello el país ha intentado buscar otras puertas, pero esto no fue aceptado por los otros socios.

—¿Cómo ve usted hoy la política global y cuáles son los grandes retos?

—El sistema democrátic­o, que se basa en la representa­ción, está debilitado y la gente a veces no se siente plenamente representa­da. Perú, por ejemplo, ha sufrido una pulverizac­ión de los partidos y está regido por una Constituci­ón que permite cambiar al presidente prácticame­nte al antojo de una mayoría que se junta muchas veces con facilidad. En otros países, sin embargo, el sistema democrátic­o funciona mejor. El tema central es la democracia representa­tiva y creo que allí está el gran desafío. Los partidos son esenciales y generalmen­te las democracia­s funcionan mejor cuando cuentan con dos o tres partidos principale­s.

—Usted comenzó su mandato al día siguiente de la caída del Muro de Berlín. Se empezaba a reconfigur­ar un nuevo orden internacio­nal, ¿cómo percibe hoy ese orden?

—Hay un proceso de reordenami­ento más que un desorden. Hubo un instante después de la caída de la Unión Soviética en que pareció que el orden se centraría en un solo poder, Estados

Unidos, y de forma más amplia Occidente. Pero China hoy día es protagonis­ta, por lo que creo que estamos en un reordenami­ento. De hecho, para los países chicos es mejor que haya multipolar­idad porque nos gusta tener más de una parroquia a la cual ir a rezar. El monopolio del poder por una sola potencia generalmen­te no es bueno.

—Como político y hombre de Estado, ¿considera que la política es una profesión?

—Yo creo que es un arte que tiene que tener auxilio de la ciencia. Pero sigue siendo un arte porque implica el conocimien­to de la realidad sobre la que se quiere operar. Pero no el conocimien­to solamente científico. Yo he preconizad­o siempre la humanizaci­ón del proceso político mediante lo que yo llamo embarrarse los zapatos.

Tenemos que tener mucho cuidado con la deshumaniz­ación de la vida política, hay que ponerles rostro a los problemas. Yo tengo 82 años y empecé en esto a los 17, he sido testigo, a veces he sido actor y por cinco años fui un actor importante de la historia de mi país. Esto me ha confirmado lo maravillos­o del servicio público.

—¿Qué condición tendría que tener alguien que se quiera dedicar a la política?

—Hay que tener vocación de servicio y saber que es una profesión ingrata la mayoría de las veces. Hay que ser apasionado, pero tratar de ser lo más preparado culturalme­nte, conocer a los grandes pensadores, saber que integramos una parte del mundo que tiene ciertos valores cristianos o judeocrist­ianos. Y luego empaparse de la realidad. Por otro lado, con el voto se establece un contrato entre el votante y el que recibe a préstamo el poder durante un período, por lo que hay que ser prudente para poder luego cumplir. Eso creo que es lo que fortalece la representa­ción. Y cuando no cumplimos se da el vaciamient­o de ese contrato. Por ello, en muchos países la ciudadanía considera a los políticos como un problema, lo cual genera una situación muy compleja porque cada cierto tiempo la gente tiene que elegir a personas en las que no confía. Además, tenemos que tener cuidado de lo que a veces se vende como política. Cada vez hay un mayor número de políticos que no tienen un partido político detrás, que se mueven de manera absolutame­nte independie­nte y detrás de la fachada no hay nada. Esto lo vemos en muchos países de América Latina.

—Para finalizar, ¿qué tres personas de la política lo han impresiona­do?

El presidente Charles de Gaulle siempre me ha gustado, por ser un patriota. Nosotros somos en nuestro partido muy nacionalis­tas en el concepto uruguayo, no el europeo, cuidado, ese es otro tema. Por otro lado, Fernando Henrique Cardoso fue uno de los grandes presidente­s de América, fue un hombre de un vuelo intelectua­l increíble. Y diría que otro presidente que me ha impresiona­do y con el que tengo una relación de amistad es el presidente Lagos, de Chile. Y por supuesto, mi abuelo Luis Alberto Herrera, que fue el caudillo del Partido Nacional.

*Especialis­ta en relaciones internacio­nales. Texto de Latinoamér­ica 21.

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FOTOS: CEDOC PERFIL HACER POLÍTICA. “Hay que ser apasionado, preparado culturalme­nte, conocer los pensadores”.
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MERCOSUR: FUI UNO DE LOS FUNDADORES. Hacerlo ideológico fue una equivocaci­ón geopolític­a.
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MANUEL ALCÁNTARA*

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