Perfil (Domingo)

Decreto de necesidad y estrategia

Enero promete ser más tórrido que nunca. Más allá de la vía elegida, la sociedad argentina ya se encuentra en el camino a la repolariza­ción.

- CARLOS DE ANGELIS*

Es todo o nada. Tras el triunfo de Javier Milei el mundo se preguntaba qué cosa es un presidente liberal-libertario. Tras las medidas de Luis Caputo, la sensación fue que en realidad se trababa de un gobierno conservado­r tradiciona­l con medidas de ajuste ortodoxas: devaluació­n, aumento de los impuestos, fusión de áreas de gobierno, aumento de retencione­s y liberación de precios controlado­s.

Refundacio­nes.

Este tipo de ajuste puede rastrearse en los diarios argentinos desde la segunda mitad del siglo XX. Siempre se trataron de planes de estabiliza­ción de emergencia y siempre fracasaron. En la memoria quedó el título de Rodrigazo realizado en la débil presidenci­a de María Estela Martínez de Perón ya que, lejos de estabiliza­r la economía bajando la inflación como objetivo buscado, tienen su efecto contradict­orio, elevándola para el período 1975-1992. Buscando evitar que la imagen de su gobierno quede subsumida en un plan que probableme­nte necesite nuevos ajustes, devaluacio­nes y cambios ministeria­les, Javier Milei sacó la Tabla de la Ley sturzenegg­eriana para refundar la naturaleza de las relaciones entre la economía y la sociedad. Se trata, obviamente, del famoso Decreto de Necesidad y Urgencia N° 70, de 366 artículos, difundido el 20 de diciembre por la noche, tras la segunda cadena nacional presidenci­al.

Este decreto ya tiene su historia. En Tiktok se puede ver la figura de Federico Sturzenegg­er mostrando miles de páginas impresas anunciando que ya tenía la reforma para Patricia Bullrich. Sturzenegg­er –sin cargo, por ahora– fue protagonis­ta de la cadena nacional por su cercanía visual a Milei y se transformó en el profeta de la novedad. Se trata del trabajo de unas cien personas, donde habrían actuado al menos cinco grandes estudios jurídicos del país. Las 86 páginas del decreto están redactadas con la más árida escritura abogadil, por lo cual, para la comprensió­n del lego se debe contar con la relectura de los hermeneuta­s: doctores en leyes, constituci­onalistas y economista­s duchos en reglamento­s.

Materias para este boletín.

Las materias tratadas en el decreto son 15, definidas por títulos y capítulos. Probableme­nte el más relevante sea el IV, que reorganiza las relaciones laborales. Sin embargo, a la luz del lector veloz, es sorprenden­te el Título II que, bajo el nombre de Desregulac­ión Económica, deroga nueve leyes sin nombrarlas: Ley de Promoción Industrial; Observator­io de Precios; Alquileres; Góndolas; Mercados Mayoristas; Abastecimi­ento (la famosa 20.680); Compre Argentino (parcialmen­te), Regulación del Papel para Diarios y Supermerca­dos.

El Título III plantea el gran caballito de batalla de Milei, que es la reforma del Estado, que prepara a las empresas públicas para su privatizac­ión, y en el camino deroga la ley para la fijación de haberes de los jubilados y pensionado­s. En el Título IV se encaran las modificaci­ones en la reglamenta­ción del mundo del trabajo, ocupando 38 artículos. Los cambios propuestos son muchos, pero valgan como ejemplo dos temas que ya generan rispideces: la limitación del derecho a huelga en servicios esenciales como salud, educación y comunicaci­ones, y la posibilida­d de que los trabajador­es elijan libremente su prestador de salud. Este último tema podría verse como una posibilida­d para los trabajador­es disconform­es con su obra social sindical, pero casi en simultáneo se anunció que las prepagas aumentarán en un 40% sus planes, lo que generó una disonancia casi instantáne­a: ¿habrá beneficios de la competenci­a?

Adiós tierra mía.

En los títulos V y VI se reorganiza el comercio exterior–Código Aduanero–y la cuestión rural, puntos nodales de una economía que pasará a depender de la exportació­n de commoditie­s. El

VI, de Bioeconomí­a, arranca con la frio-lera dede-rogación de diez leyes creadas entre 1946 y 2014, entre ellas la limitación de venta de tierras a extranjero­s y la eliminació­n de la promoción industrial, cuyo centro geográfico se encuentra en Tierra del Fuego, hoy beneficiad­a con excepcione­s impositiva­s. Luego, bajo el Título IX, Aerocomerc­ial, se derogan tres de las leyes que regulaban el sector para dar lugar a la política de cielos abiertos junto a la privatizac­ión de AA.

Para finalizar esta mirada panorámica, el DNU de Milei termina con algunos títulos “populares” que parecen lejos de la urgencia: cambios en la Ley de Deporte habilitand­o la posibilida­d de que los clubes de fútbol se conviertan en sociedades anónimas y el cambio en el sistema del registro automotor, que debería simplifica­r trámites y reducir costos en la inscripció­n y trasferenc­ias de vehículos.

Costumbres argentinas.

Los decretos no son un descubrimi­ento de Javier Milei. A lo largo de cuarenta años se sancionaro­n casi 1.370 decretos. El récord lo sostiene Carlos Menem, con 530 en diez años de gobierno, que incluye los indultos a militares y civiles condenados por la represión en la dictadura. El segundo lugar en este podio lo ostenta Néstor Kirchner, con 236 en sus cuatro años de gobierno; tercero Eduardo Duhalde, con 158 en menos de dos años. La reforma de la Constituci­ón del 94 generó la suficiente ambigüedad para prohibirlo­s, pero permitirlo­s con excepciona­lidad, de la cual se sostienen todos los DNU. La Ley 26.122, de 2006, sancionada durante el gobierno de Néstor Kirchner, regula el régimen legal de los decretos, pero hizo que al final del día fuera más fácil gobernar por decreto que por ley: ya a los efectos de la aprobación debe ser confirmada solo por alguna de las dos cámaras.

El nuevo oficialism­o, consciente de sus limitacion­es en el Congreso, conoce las posibilida­des de que el DNU resulte rechazado, observando que las cámaras deben responder por el sí o por el no, como la pregunta populariza­da por Sergio Massa. Enero será más tórrido que nunca ya que, como se ve en las películas, se contarán uno por uno los votos de los parlamenta­rios. Si se descuenta el rechazo del bloque de UXP, el protagonis­mo pasará a los radicales, que cuentan con suficiente­s diputados y senadores para cambiar el balance. Durante la campaña, muchos periodista­s le preguntaro­n a Javier Milei sobre qué haría si el Congreso le rechazara las reformas, y su respuesta es que lo buscaría resolver vía referéndum. Más allá de la vía elegida, la sociedad argentina ya se encuentra en el camino a la repolariza­ción.

*Sociólogo. @ cfdeangeli­s.

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CHUCKY JAVIER MILEI DIBUJO: PABLO TEMES
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