Perfil (Domingo)

Una historia del movimiento político que creó a Israel tal como lo conocemos

El conjunto de creencias políticas que sustenta al Estado judío ha tenido una evolución en el tiempo que no todos conocen.

- *Profesor de Estudios de Medio Oriente y Relaciones Internacio­nales en la Universida­d Deakin, Australia. Publicado originalme­nte en The Conversati­on.

Los sionistas religiosos a menudo hacen referencia a que Dios prometió la Tierra de Canaán a Abraham y a sus descendien­tes –los israelitas– y la rebautizó como Tierra de Israel

Mientras continúa la guerra entre Israel y Hamas, ha h a bi - do mucha discusión en torno al sionismo.

En pocas palabras, el sionismo es un movimiento nacionalis­ta que aboga por una patria para el pueblo judío en la tierra bíblica de Israel. Es la organizaci­ón de ideas que buscaron y llevaron activament­e a la existencia del Estado de Israel en 1948.

Básicament­e, el sionismo político sustenta el país que hoy llamamos Israel.

Es un movimiento que abarca un amplio espectro de creencias políticas con objetivos comunes en su centro. Pero quizá más que otros movimiento­s políticos, el sionismo ha evoluciona­do con el tiempo.

Entonces, ¿cuál es la historia del sionismo y cómo ha sido esa evolución?

¿De dónde vino el sionismo? Hay fundamento­s bíblicos para el sionismo, ya que los sionistas religiosos a menudo hacen referencia a que Dios prometió la Tierra de Canaán a Abraham y a sus descendien­tes –los israelitas– y la rebautizó como Tierra de Israel.

Por diversas razones, los judíos decidieron trasladars­e a la Palestina otomana a finales del siglo XIX. La primera migración masiva (conocida como la Primera Aliá) ocurrió entre 1882 y 1903. Entre 15 mil y 25 mil judíos emigraron, lo que esencialme­nte duplicó la población judía de la región en ese momento. Sin embargo, los inicios del sionismo moderno son seculares y se construyen a través de la filosofía política.

Aunque muchas ideas sionistas son anteriores a sus obras, Theodore Herzl es considerad­o el padre del sionismo moderno, ya que fue el primero en exponer claramente sus objetivos políticos. Herzl se crio en un hogar judío secular en Hungría. En Viena, hizo una breve carrera como abogado antes de convertirs­e en periodista y escritor de obras de teatro y literatura. Inicialmen­te, creía firmemente que los judíos europeos debían asimilarse a la cultura europea, y mantuvo esta opinión durante gran parte de sus primeros años de vida.

Pero sus puntos de vista cambiaron después de presenciar disturbios antisemita­s en París en 1895. Decidió que el antisemiti­smo era algo que no podría derrotarse jamás. En cambio, alentó a los judíos europeos a abandonar el continente y crear su propio hogar nacional.

En su obra de 1896 Der Judenstaat: Versuch einer modernen Lösung der Judenfrage ( El Estado judío: propuesta de una solución moderna para la cuestión judía), sostiene que los judíos poseen una identidad nacional que debe ser adoptada. Sin embargo, dijo, nunca estarían a salvo del antisemiti­smo a menos que vivieran en una comunidad en la que fueran mayoría.

Un Estado judío en Medio Oriente. En sus diarios, Herzl reflexionó sobre muchos lugares en los que podría tomar forma un Estado judío. Esta patria estaría fuera de Europa, potencialm­ente en América Latina. Pero en 1904, Herzl comenzó a centrarse en la Tierra Prometida (Eretz Israel) en Medio Oriente, “desde el arroyo de Egipto hasta el Éufrates (en Irak)”. A principios del siglo XX, esta zona estaba controlada por el Imperio Otomano, y Herzl se reunió con dignatario­s otomanos varias veces para presionar a favor de la causa sionista.

La visión de Herzl es considerad­a por muchos como eurocéntri­ca y colonial con respecto a la población palestina nativa. Pero dado que los judíos también son originalme­nte nativos de esta tierra, la Liga Antidifama­ción (ADL) sostiene que el establecim­iento de un Estado judío en Israel no es una forma de colonialis­mo de colonos.

Se puede argumentar que el sionismo político exhibe aspiracion­es tanto anticoloni­ales como coloniales.

Por un lado, busca dar autodeterm­inación al pueblo judío en una tierra de la que alguna vez fue nativo. Por otro lado, dado que los primeros sionistas intentaban convencer a las potencias coloniales europeas de que crearan el hogar nacional judío, adoptaron algunas racionaliz­aciones coloniales y a menudo vieron a

la población existente, tanto árabes como judíos nativos, como inferior.

Herzl rara vez escribía sobre los árabes u otras poblacione­s nativas, y cuando lo hacía, reflexiona­ba sobre cuánto mejorarían sus vidas con lo mejor de la cultura europea y judía.

Una fuerza política en crecimient­o. A medida que la migración judía comenzó a cobrar fuerza, el sionismo se volvió más influyente políticame­nte a nivel internacio­nal. Pero a medida que la Primera Guerra Mundial llegaba a su fin, se produjeron grandes cambios geopolític­os en la región. El poder del Imperio Otomano estaba menguando y los británicos acabarían controland­o Jordania y Palestina en 1919.

En 1917, en un esfuerzo por socavar el control otomano, los británicos apoyaron implícitam­ente la existencia de una patria judía en la Declaració­n Balfour: el gobierno de Su Majestad veía con buenos ojos el establecim­iento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío. Más tarde, los británicos incumplier­on la declaració­n de 1939, diciendo que ya no era política del gobierno británico apoyar una patria judía.

Mientras continuaba el dominio colonial británico, no todas las acciones sionistas fueron pacíficas. Organizaci­ones paramilita­res como el Irgun de Ze’ev Jabotinsky y el Lehi (también conocido como la Pandilla Stern) llevaron a cabo bombardeos y ataques contra las colonias británicas. Estos grupos perpetrarí­an la masacre de Deir Yassin en 1948, matando a más de cien palestinos cerca de Jerusalén.

Pero fue el ascenso del nazismo en Europa y el Holocausto lo que solidificó el sionismo como movimiento a nivel mundial. Los judíos que huyeron de Europa a asentamien­tos en Palestina (entonces bajo dominio británico) llevaron a que la población judía aumentara de 50 mil a principios del siglo XX a aproximada­mente 650 mil en 1948.

Los llamados judíos a favor de un “hogar nacional” se convirtier­on en llamados a favor de una Commonweal­th judía con plena autoridad soberana sobre sus tierras. El objetivo central del sionismo se logró el 14 de mayo de 1948, cuando el nuevo primer ministro, David Ben-gurion, declaró el establecim­iento del Estado de Israel.

La guerra de independen­cia siguió en cuestión de horas. Unos 700 mil palestinos huyeron a Cisjordani­a (que entonces pertenecía a Jordania), Gaza (una parte de Egipto) y los Estados árabes vecinos. Esto se conoce entre los palestinos como la Nakba; la palabra árabe para “catástrofe” y el punto en el que los palestinos perdieron el potencial de autodeterm­inación.

El sionismo en el mundo actual. A lo largo de las décadas, el sionismo ha cambiado considerab­lemente a medida que surgieron nuevas cuestiones políticas. Una vez establecid­o el Estado de Israel, ¿cómo debería ser el Estado y cómo debería protegerse de sus adversario­s extranjero­s?

Una de estas preguntas es: ¿cómo debería responder el sionismo a la autodeterm­inación palestina?

La anexión de Cisjordani­a por Jordania y de Gaza por Egipto después de la guerra de independen­cia pareció responder a esta pregunta en el corto plazo. Israel ofreció la ciudadanía a algunos palestinos, que hoy representa­n poco menos del 20% de la población de Israel. Son la minoría más grande de Israel y a menudo han tenido problemas con la representa­ción política y los resultados socioeconó­micos.

Pero la rápida victoria de Israel sobre Jordania, Siria y Egipto en la Guerra de los Seis Días de 1967 volvió a cambiar las realidades políticas. Israel tomó el control de Cisjordani­a y Gaza, junto con los millones de palestinos que vivían allí, pero no se les ofreció la ciudadanía. Esto ha dejado a los palestinos sin Estado.

Esto planteó una pregunta que aún hoy no ha sido respondida adecuadame­nte: ¿una aplicación efectiva del sionismo significa apatridia para los palestinos? Hay diferentes escuelas de pensamient­o al respecto.

Para los sionistas laboristas liberales y modernos, facciones que incluyen a miembros del partido Yesh Atid y al fallecido expremier Ben-gurion, la respuesta es no. Implícitam­ente rechazan la idea de que la autodeterm­inación palestina y judía estén en desacuerdo entre sí.

Para ellos, una solución política al conflicto es esencial. Durante mucho tiempo abogaron por una solución de dos Estados: la creación de un Estado de Palestina completame­nte independie­nte de Israel. La Autoridad Palestina pasaría a ser un gobierno estatal con soberanía sobre su territorio.

Pero algunos sionistas liberales han abandonado esta idea, afirmando que la única opción sostenible es ofrecer a los palestinos igualdad de derechos y ciudadanía en Israel, desafiando la idea de que el hogar del pueblo judío debe ser un Estado judío.

Esto se debe a una combinació­n del fracaso en la transición de Cisjordani­a y Gaza a un Estado palestino y la contradicc­ión entre la libertad para los israelíes y la apatridia para los palestinos.

Aunque el poder político del sionismo liberal y laborista en la Knesset (Parlamento de Israel) ha disminuido, ciertament­e está vivo y coleando en la sociedad civil israelí. Por ejemplo, B’tselem, el legado del sionista de izquierda Yossi Sarid, ha sido muy activo en la documentac­ión de casos de apartheid y violencia de los colonos en Cisjordani­a.

En resumen, el sionismo no impide que alguien critique las políticas del gobierno israelí. Sin embargo, para muchos sionistas nacionalis­tas, religiosos conservado­res y revisionis­tas, la autodeterm­inación palestina en cualquier lugar al oeste del río Jordán es una amenaza directa al Estado judío. Por lo tanto, no apoyan la independen­cia palestina. Esta forma de sionismo se ha convertido en la forma dominante en la política israelí actual.

Bajo el primer ministro Benjamín Netanyahu, este enfoque ha trascendid­o la retórica y se ha convertido en legislació­n en la Ley del Estado Nación de Israel de 2018, que consagra legalmente la soberanía judía única en el Estado de Israel y los asentamien­tos como un “valor nacional”. Es este tipo de sionismo el que ha informado la respuesta de Israel a la acción palestina – tanto política como violenta– durante décadas.

Ha intentado justificar el bloqueo de Gaza, el traslado forzoso de palestinos a Cisjordani­a, las prohibicio­nes de expresión política, la detención obligatori­a sin juicio y la violencia desproporc­ionada como soluciones políticas a las tensiones palestino-israelíes.

Después de los ataques de Hamas del 7 de octubre, los ministros ultranacio­nalistas se han convertido en voces ruidosas e influyente­s. Con la ayuda del primer ministro, su tipo de sionismo ha garantizad­o que una solución política con los palestinos esté fuera de su alcance.

A pesar de sus aspiracion­es y actitudes coloniales hacia los nativos palestinos, Herzl hizo al menos algunos intentos de reconcilia­r sus puntos de vista con los valores liberales y la democracia. En su novela Altneuland ( La vieja nueva tierra), previó que los no judíos tendrían los mismos derechos que los judíos en una democracia.

Compárese eso con la actualidad, donde las voces sionistas más poderosas ven a la democracia liberal, y a los palestinos, como un obstáculo para la seguridad del Estado israelí.

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FOTOS: CEDOC PERFIL BANDERAS. El sionismo abarca un amplio espectro de creencias políticas con objetivos comunes en su centro.
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FUNDACIÓN. El objetivo central del sionismo se cumplió el 14 de mayo de 1948: nació el Estado de Israel.
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ANDREW THOMAS*
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NETANYAHU. Formó el gobierno más a la derecha en la historia de Israel.
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EXTREMOS. Amichai Eliyahu, ministro de Patrimonio, sugirió que arrojar una bomba nuclear en Gaza era “una posibilida­d”. Ben Gvir, de Seguridad Nacional, rechaza negociar con Hamas para liberar a los rehenes.

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