El peligro del presidente twittero
La era de la sobrexposición del discurso digital ha cambiado los parámetros de la comunicación política tal y como se la entendía en el pasado. Ahora prima la estrategia de reafirmar la posición del convencido sin la necesidad de persuadir al indeciso. La política, que antes se basaba en el convencimiento de los otros, ahora se reduce a la reafirmación de los propios. Porque el discurso online estimula la creación de colectivos autoidentificados a través de la polémica con el oponente. Se construyen “burbujas de afinidad” retroalimentadas por el algoritmo de la segmentación.
Javier Milei ha construido su meteórica carrera en base a ese mecanismo. Su participación en Twitter lo catapultó a la Presidencia. El problema es que Milei dejó de ser un personaje mediático para convertirse en el jefe de Estado de Argentina sin que haya atenuado la brutalidad en las redes.
Para comprobarlo, solo basta con sumergirse en la actividad en X de Milei. Se trata de un ejercicio que no deja margen de dudas: la cuenta @Jmilei es una filosa herramienta para atacar a todo tipo de oponente.
“Lali DEPOSITO le dijo. Es el mejor presidente de la historia de la humanidad. /Dibujo de una caricatura de Lali Espósito sosteniendo una bolsa llena de dólares, mientras realiza un recital rodeada de espectadores harapientos de un pueblo empobrecido/.” (@ stanleydel56%)
“Lousteau dice que el peligro de la dolarización es que después no le queramos dar los dólares a cambio de pesos. El peligro es Lousteau, que quiere quedarse con nuestros dólares”. (@nicoyacoy)
“Buen momento para recordar los diputados TRAIDORES A LA PATRIA, que votaron mantener justamente este tipo de tongos.” (@ elpittttt)
En tan solo una semana se multiplican críticas e insultos a artistas populares, legisladores radicales, gobernadores peronistas y diputados opositores. El solo hecho de cuestionar a Milei conlleva un escarnio público y digital. La cuenta de Milei en X valida una serie de agravios nunca vistos en torno a la figura presidencial.
La denuncia de conspiración y fraude, la crítica sin argumento contra la oposición son rasgos que también había mantenido otro presidente en ejercicio antes que Milei: Donald Trump. De hecho, la plataforma se vio obligada a suspender la cuenta @realDonaldtrump por riesgo de incitación a la violencia.
La hiperretórica digital es una característica compartida en las estrategias electorales en las que se desplegaron Trump y Milei, primero como outsiders mediáticos, luego como candidatos polémicos y finalmente como presidentes poco ortodoxos. La narrativa directa con sus seguidores, la explosión de los sentimientos y la interpelación a la acción crearon un panorama de comunicación enfurecida, más propia de la informalidad que de la institucionalidad.
En Los memes que crearon la Victoria de Donald Trump, los politólogos Ryan Milner y Whitney Phillips demostraron que Trump incumplió las normas de uso de Twitter utilizando un lenguaje irreverente, provocador, y hasta insultante, estableciendo una lógica agresivo-ofensivo que permitió crear un discurso iracundo, impulsivo e incívico. La mezcla de victimismo y espectacularización con altas dosis de sátira y ridiculización del adversario, hicieron que Trump sumara constantemente apoyos dentro de su target de seguidores que, aumentaron a medida que su palabra era más irrespetuosa. El fenómeno no cambio, sino que se potenció, cuando Trump ingresó a la Casa Blanca.
En Argentina ha sucedido un fenómeno similar. “VOLVIO EL MILEI DE INTRATABLES. El presidente está en su mejor momento desde que asumió como presidente, más picante que nunca.” El posteo de @Elpelucamilei fue uno de los últimos mensajes que Milei apoyo esta semana.
Ojalá alguien le avise al Presidente que ya no es un panelista de televisión.
*Politólogo. Doctor en Ciencias Sociales. Director de Perfil Educación.