Perfil (Sabado)

El mapa de la Argentina de los narcos

Cómo es la ruta blanca de la cocaína que llega como pasta base desde Bolivia hasta purificars­e en Buenos Aires. Panorama de las provincias con más “cocinas”. En lo que va del año, ya se desbaratar­on 235. El rol de la Policía en el avance del narcotráfi­c

- AGUSTINA GRASSO

Un manual para estudiante­s describe a la Argentina como un país que se caracteriz­a por la variedad que ofrece tanto a nivel geográfico como cultural. Su diversidad en el paisaje es muy amplia: desde cataratas, lagos y bosques, hasta desiertos de sal. Pero hay un mapa que no sale en los textos escolares: el de la producción ilegal de estupefaci­entes. De acuerdo con datos de la DEA, la Argentina sería uno de los 25 países que registran mayor producción de precursore­s químicos.

Hoy su producción se basa en la cocaína y, en menor medida, en drogas más complejas, como éxtasis y LSD. Según datos de la Secretaría de Seguridad de la Nación, en lo que va del año se desbaratar­on 235 “cocinas” en todo el país, una cifra que para diversos especialis­tas no sería ni el 10% de la real.

El ú lt i mo i n for me de la Sedronar sobre “centros de procesamie­nto ilícito de estu- pefaciente­s” detalla que Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Entre Ríos y Jujuy son las provincias que más cocinas de fraccionam­iento y producción de narcóticos poseen. Según esta investigac­ión, la mayoría de los lugares de adulteraci­ón se ubican en la provincia de Buenos Aires con el 46%, a la que le sigue la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (13%), y las provincias de Córdoba (27%), Salta (7%) y Tucumán (7%). El informe, publicado en 2011 y basado en ochenta centros en todo el país, agrega que los centros de fabricació­n se ubican en un 76% en la provincia de Buenos Aires, 7% en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y el resto en Córdoba (7%), Tucumán (7%) y Jujuy (7%). Para actualizar el panorama, PERFIL consultó a especialis­tas en cada una de estas provincias de mayor producción.

Salta y Jujuy. Todo comienza en Bolivia. Más específica­mente en los campos de coca de Yacuiba. Por su ubicación geográfica, las primeras provincias de la “ruta banca” son Jujuy y Salta. “Salta posee dos ingresos legales: la ciudad de Orán (a la altura de Aguas Blancas) y por la Ruta 34 (Salvador Mazza), donde se puede cruzar la frontera caminando por pasos no habilitado­s y hay tránsito de mercadería no controlada”, indica Ricardo Toranzo, titular de la fiscalía federal Nº1 de Salta a PERFIL. El funcionari­o especifica que en los alrededore­s del cauce del Río Seco hay barrios con movimiento­s muy fluidos “que hace que sean fronteras muy permeables y dificultos­a para controlar”.

El traslado es variado. En su mayoría “es terrestre, a través de mulas, camellos o en coches. También puede ser por vía aérea en pistas clandestin­as o es arrojado desde el aire en zonas boscosa”. Los búnkers aquí hacen un trabajo de refinamien­to de estupefaci­entes de la pasta base de la hoja de coca (PBC). “La purificaci­ón en el país se debe a la facilidad que existe en el territorio de contar con precursore­s químicos (como carbonato de sodio y ácido clorhídric­o) para esta etapa de elaboració­n del clorhidrat­o de cocaína”. En la Argentina, no hay constancia­s de plantacion­es de coca: “Se da más que nada en Colombia, Perú y Bolivia, mientras que el trabajo de los

precursore­s químicos se encuentran en Argentina, Brasil y Ecuador”, aclara Toranzo.

El procedimie­nto de fraccionam­iento puede repetirse varias veces, según la calidad buscada. “En el camino van quedando residuos que vuel- ven a comerciali­zarse (el más impuro es el paco)”, especifica Alberto Aragone, defensor público oficial ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Jujuy. En esta provincia, el punto de más traspaso se da en La Quiaca y para que el traslado sea posible hasta Buenos Aires es esencial la Ruta 34. Este camino luego desemboca en Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba, Rosario o Buenos Aires. En Santiago del Estero y Tucumán, según fuentes locales, se suele acopiar la droga y de allí se establece el transporte a grande urbes o al exterior vía aérea. Córdoba. Los corredores más activos en la tierra cordobesa son por la Ruta 38. Las lo- calidades lindantes como La Cumbre, Capilla del Monte, La Falda, Santa María de Punilla y San Marcos Sierra son destinos “comunes” para el arribo de marihuana, cocaí-

na y otras sustancias ilegales. Otro corredor es el de la Ruta 9 Norte, con la Ruta 60, que es un corredor “histórico”. “Sólo que en los últimos tiempos, se sospecha que la 38 empezó a ser más activa”, aclaró Juan Federico, periodista local especializ­ado en narcotráfi­co.

Los alrededore­s del cementerio San Vicente (sudeste de la Capital, barrios Maldonado, Müller, Altamira, Colonia Lola, Bajada San José, Campo de la Ribera) forman la zona donde más proliferar­on las cocinas de drogas. El periodista de La Voz del Interior le contó a PERFIL que las cocinas hace años “empezaron a disgregars­e por todas partes, mucho al sur, en barrio Villa El Libertador y alrededore­s. Pero el sector más caliente es el de los alrededore­s del cementerio San Vicente”.

Según la DEA, Argentina sería uno de los 25 países con más producción de precursore­s químicos, que se utilizan para la cocaína y sus derivados.

Félix Crous, titular de la Procuradur­ía Adjunta de Narcocrimi­nalidad, asevera que “la Policía es parte del Estado, con relaciones permanente­s con la comunidad y ahí su involucram­iento es muy evidente”. El ejemplo del “narcoescán­dalo de Córdoba” es el más claro: hasta el momento, un comisario, un oficial y un suboficial se encuentran detenidos en el marco de la investigac­ión por nexos entre policías, narcos y políticos. En esta provincia, en 2012 se incautaron casi 200 kilos de cocaína. Pero como parte del operativo Octubre Blanco, el mes pasado, se decomisó el mayor cargamento de drogas de la historia de Córdoba: 583 kilos de cocaína en la Ruta 9, cerca del norte provincial. Santa Fe. En la cuna de la bandera, el principal ingreso de drogas a nivel terrestre se da por la Ruta 34, que atraviesa toda la provincia y termina en Rosario. Pero fuentes locales detallaron que “hay otras rutas alternativ­as donde se traslada la droga. También hubo casos de cargamento­s por avionetas y barcazas”.

Esta provincia sufrió lo que podría haber sido el peor golpe al Estado por parte de bandas narcocrimi­nales: 14 balas calibre 45 que recibió la casa del gobernador Antonio Bonfatti el 11 de octubre. Hasta el momento hay tres detenidos, presuntos integrante­s de bandas narco. En Rosario, los barrios más afectados por el negocio son Ludueña, en zona noroeste; Tablada, Nuevo Alberdi y La Granada, al sur, y Las Flores, en el centro de la ciudad. Según la concejala del bloque radical María Eugenia Schmuck, en algunos barrios se sabe quién manda, pero otros no tienen dueño. En los últimos años se multiplicó la presencia de kioscos, casas precarias de venta de droga. “Aquí no hay bandas al estilo del Cartel de Sinaloa (México). En los medios nacionales, Rosario se vende como si fuera México, pero no está muy organizado el asunto. Hay mucho “imprevisto”, especificó un periodista local y agregó que la red de comerciali­zación y seguridad con los “soldaditos” es lo más establecid­o. Esto no quita el entramado de complicida­d con otros sectores de poder: abogados, venta de autos de alta gama, contadores que limpian prontuario­s, negocios inmobiliar­ios y protección de la policía provincial. Según la investigac­ión Calles perdidas, de la Universida­d Nacional de Rosario, $ 1.500 por día cuesta la protección policial y $ 300 gana un solda-

dito armado, mientras que uno desarmado gana 150. Este año, policías federales desbaratar­on “la cocina más grande en la historia país” en un country de Funes.

Buenos Aires. La próxima parada de la Ruta 34 es Buenos Aires. En los últimos meses, según la Policía Bonaerense, se decomisaro­n 17 laboratori­os en la Provincia, hubo 18.269 procedimie­ntos y se incautaron 28 mil pastillas de éxtasis. El comisario Rubén Darío García, inspector de prevención de la Superinten­dencia de Drogas Ilícitas de la Provincia de Buenos Aires, habló con PERFIL sobre la situación que se vive: “En los barrios es muy común la presencia de cocinas de estiramien­to, más que de producción”. Cuando se le preguntó por las zonas más afectadas del interior, García indicó que Zárate y Campana son lugares que no poseen menos control, más que nada “social” . Aclara que en la Provincia hay mucho “contraba ndo hormiga”. El menudeo se da de manera impensada: libros, langostino­s, dulce de leche y frutillas. Para García, el crimen se organiza por zonas y no hay un armado de bandas a nivel nacional. Por su parte, el especialis­ta y asesor en narcotráfi­co, Norberto Emmerich, explica que en Buenos Aires en general actúan carteles nacionales o en manos de población extranjera, como peruanos, paraguayos o colombiano­s. “Ellos producen acá porque buscan reducir costos de traslado y logística como cualquier empresa”, agrega el especialis­ta.

El negocio posee dos grandes escenarios. Uno es en los barrios más carenciado­s, donde, según Emmerich, “aumenta el consumo de paco, enraizado con fuerzas policiales, y la violencia. En San Martín, Villa La Cárcova, ya hay casi 20 chicos muertos en los últi- mos meses. Los vecinos aseguran que una de las bandas responde a “Rolón”, que estaría protegido por el secretario de Seguridad de San Martín, José María Fernández.

Otro escenario es el de los countries y el mercado de las drogas sintéticas, mayormente consumidas en fiestas electrónic­as. Como el caso de la caída de un jefe de una banda narco, empleado de la agencia de viajes de egresados, Travel Rock que vendía cocaína, éxtasis, ketamina y efedrina en fiestas electrónic­as.

Ciudad de Buenos Aires. El patovica Julio César Martínez llegó de Ibiza a Buenos Aires con un propósito: cocinar drogas de diseño. Así logró instalar “el primer laboratori­o sintético en plena Ciudad de Buenos Aires”, como lo calificaro­n las fuerzas de seguridad en septiembre. Este “operativo Ibiza” estaba encadenado con el empleado de Travel Rock. Más allá de la producción sintética, los barrios más pobres de la Ciudad viven un fenómeno similar a los de Provincia con “el nivel de adicción, la violencia y la connivenci­a con sectores policiales”, afirma Luciana Pol, coordinado­ra de Políticas de Seguridad y Violencia Institucio­nal del CELS. Los especialis­tas declaran que en Villa Soldati hay una fuerte presencia de ciudadanos de Paraguay; en Constituci­ón, dominicano­s; mexicanos en Puerto Madero; colombiano­s en Pilar; y peruanos en el barrio 1-11-14 de Bajo Flores. Aquí, el mes pasado, cinco personas murieron en un tiroteo. En Zabaleta, durante los últimos dos años, cinco chicos murieron en medio de un enfrentami­ento, como el caso de Kevin de 9 años. Para Pol, la violencia es más fuerte en la zona sur (Villa Lugano, Soldati, Pompeya, Barracas) y la lógica se repite: “Las fuerzas llegan al barrio, hacen contactos y buscan protección”.

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FOTOS: CEDOC PERFIL La provincia sufrió lo que podría haber sido el peor golpe al Estado por parte de bandas narcocrimi­nales: 14 balas recibió la casa del gobernador Bonfatti.
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SANTA FE.
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FOTOS: CEDOC PERFIL CON MAS COCINAS. Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Entre Ríos y Jujuy son las provincias, según Sedronar, con más centros de fraccionam­iento y producción de narcóticos en el país.
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FOTOS: CEDOC PERFIL DE DISEÑO. Se consume en fiestas electrónic­as, como la cocaína.
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