CLASICOS Y MODERNOS
El amplio arco de la provincia de Buenos Aires despliega opciones de playa, dunas y bosques para todos los gustos: vida familiar, ruido, glamour; o retiro, si se desea un poco de silencio.
La belleza de las construcciones, las playas limpias y las múltiples opciones para la diversión nocturna son características comunes a Pinamar y Cariló. Pinamar, a 342 km de Buenos Aires, sigue convocando con sus casas despampanantes y hermosos jardines con hortensias, pero a la vez ya tiene todos los vicios y virtudes de la vida urbana: tráfico, ruido nocturno, farándula. En Cariló, ahí nomás, a 360 km de Capital, la contaminación visual y sonora se reduce un poco y hay más rincones salvajes, largas extensiones de arena sin paradores, sombrillas ni carpas. Eso repercute en los precios: una habitación en un dos estrellas hay que estimarla en $ 800, y quien quiera darse un merecido gusto, un cuatro estrellas sube a $ 1.400. Por su parte, otra de las consecuencias de la fama conquistada por Pinamar es que la alta demanda hace que las reservas se agoten pronto. Ya en noviembre hay muchas plazas tomadas. Hay que apurarse. En el centro de Pinamar, los hoteles de dos y tres estrellas piden $ 850 la noche; alejándose unas 10 cuadras, ya es Mar de Ostende, y hay hoteles muy similares a $ 500. Para destinos con menos glamour, pero con más espacio y cuidados para niños y familias: San Clemente del Tuyú y Necochea. San Clemente es el asiento de Mundo Marino (precio por adulto $ 158; niños hasta 10 años, $ 104). Otro paseo obligado es visitar el lugar donde el Río de la Plata confluye con el mar: Punta Rasa. Asimismo, es recomendable recorrer sus termas marinas y el centro de actividades deportivas Tapera de López, donde se practica windsurf, remo, canotaje, motonáutica y ski acuático. Y Necochea tiene anchísimas playas: hoteles muy sencillos allí, se pueden encontrar por menos de $ 300 por noche. Quizás Valeria del Mar sea el intermedio entre la energía social de Pinamar y Cariló y la tranquilidad juguetona de San Clemente y Necochea. Allí, una cabaña equipada con todas las comodidades promedia en dos mil pesos por semana. Pequeña, pero con buena gastronomía y servicios.