Diamantes franceses
Aunque con trompa propia, la primera 4x4 que el león vende en Argentina es un clon del Mitsubishi Outlander Sport. Diseño atractivo, buena calidad general, motor de 150 CV y un eficiente sistema de tracción que le extiende los límites fuera del pavimento
El año pasado llegaba al país el nuevo Outlander Sport (conocido también como ASX), un SUV compacto de 4,3 metros que Mitsubishi colocaba por debajo del Outlander tradicional. De líneas modernas, entregó su ADN a las marcas francesas de PSA para que éstas desarrollen sus clones, en un nuevo acuerdo entre las dos compañías. Así nacieron el Citroën C4 Aircross y el Peugeot 4008, que respecto del producto japonés de los diamantes sólo modifican sus máscaras frontales y algunos detalles del remate posterior para alinearlos con el estilo de cada marca. Estas “camionetas” franconiponas acaban de llegar al país directamente desde Japón, donde se fabrican. El primero en pasar por estas páginas es el modelo del león, en su versión full Féline con caja automática CVT (variador continuo), la más costosa de la gama, por encima de las dos Allure, que tiene menos equipamiento e incluso una dispone de caja manual de cinco marchas. Todas están equipadas con el motor naftero Mitsubishi 2.0 de 150 CV y tracción 4x4.
Imagen propia
Peugeot ha sabido imprimir su personalidad en el 4008 trabajando paragolpes, parrilla, ópticas y capot. Por eso luce un frontal original y bien felino, agregando además una sutil nota deportiva. En el lateral sólo ha podido jugar con las llantas (de 18 pulgadas) ya que cambiar puertas o ventanas significaría una inversión millonaria sin demasiado sentido. Su perfil deja ver proporciones agradables con voladizos muy cortos tanto adelante como atrás, algo muy útil a la hora de salir del pavimento ya que beneficia los ángulos de ataque y salida. Atrás, en tanto, luce sobrio, con líneas suaves y ópticas horizontales, con sus mitades montadas sobre el portón. Visto de arriba se aprecia el amplio techo panorámico de cristal fijo, con cortina eléctrica del lado interno. Es en el interior donde no se ha cambiado ni una perilla respecto del Mitsubishi, sólo el emblema en el volante anuncia que estamos en un Peugeot. Por eso el diseño general es un poco más “simplón” que en otros modelos de la marca, pero todo está muy bien armado, los plásticos son de buena calidad y los tapizados de cuero aportan una cuota jerárquica. Las butacas delanteras tienen regulación eléctrica (y calefacción), siendo muy sencillo obtener una buena posición de manejo, contando además que el volante –de diámetro justo e impecable tacto– se ajusta en altura y alcance. El conductor recibe la información mediante un tablero mixto analógico-digital muy bien iluminado y perfectamente legible. Además, la pequeña pantalla central muestra muchos datos y alertas adicionales. La crítica va para el anticuado display de la consola, que muestra las diferentes funciones del audio, en un conjunto anticuado en la era de las pantallas táctiles. Tampoco tiene navegador ni cámara de retroceso. Son sólo un par de faltantes en una lista muy completa (adjunta a este informe), no sólo en términos de confort sino también de seguridad, ya que tiene siete airbags –incluyendo las cortinas laterales y los de rodillas para el conductor–, control de estabilidad, frenos con ABS, ganchos Isofix, etc. Las plazas traseras son cómodas, tienen correcto espacio a lo largo, pero muestran limitaciones a lo alto. Quien mida 1,80 metros
ya sentirá la cabeza rozar contra el panel del techo. Y a diferencia de otros SUV de este estilo, los respaldos no se pueden reclinar. El baúl, en tanto, es de 416 litros, un volumen bastante ajustado para el equipaje de cuatro personas en viaje. Lo bueno es que bajo la alfombra tiene un auxilio –si bien de otra medida– del tipo convencional. Hay que mencionar que el habitáculo está muy bien insonorizado (sólo el motor se torna algo ruidoso en alta), climatizado y aislado ya que no se filtra polvo al rodar por caminos de campo.
Motor confiable
Es sin dudas un atributo de este motor japonés, con 16 válvulas, cadena de distribución (variable), dos litros y 150 CV. Algo perezoso en baja, acelera de manera progresiva y encuentra su carácter por encima de las 4 mil rpm, es decir en la zona de máxima entrega de torque. Por eso, cuando aceleramos, la caja CVT de variador continuo busca fijar el régimen de giro bien “arriba” para ir ganando velocidad gradualmente. Como todas las de este tipo, da la sensación (no del todo agradable) de un patinamiento permanente, pero al no pasar cambios la marcha es muy suave, sin ningún tironeo. Lo interesante es que tiene función manualsecuencial, un programa con seis seudo-marchas que permite al conductor intervenir totalmente sobre el manejo, pasando los cambios desde el selector o mediante generosas levas detrás del volante. Aunque no van a impresionar a nadie, las prestaciones son coherentes para su relación de peso y potencia, con 11,3 segundos para la aceleración de 0 a 100 km/h, mientras que la velocidad máxima registrada es de 189,5 km/h a 6 mil rpm. Lo bueno es que puede viajar con el motor muy relajado: a 130 km/h gira a sólo 2.500 rpm, favoreciendo así la economía de combustible, que no es su fuerte: 9,2 km/l en el tránsito urbano.
Tres opciones
Este grupo motor-caja está combinado con una transmisión de tres modos, que se pueden elegir desde una práctica perilla selectora: 2WD, 4WD y 4WD Lock. El primero mantiene la tracción simple delantera, ideal para pavimento seco y ciudad, con menor roce de piezas, lo que optimiza el consumo. El segundo es el modo 4x4 integral, es decir que el sistema puede enviar fuerza activamente al eje trasero siempre que el delantero pierda adherencia. El tercero bloquea el mencionado reparto en cincuenta y cincuenta para cada eje hasta una velocidad de 50 km/h. Es lo más indicado para transitar terrenos difíciles como arena o barro, donde mejora notablemente el desempeño. De todas formas, no es un 4x4 de los “rudos”, es un crossover más hábil que otros por estas opciones mecánicas. Compensa así el dibujo rutero de los neumáticos y una altura no del todo generosa. Aunque merecería un buen chapón delantero, el conjunto se muestra muy robusto ante exigencias. Todo eso no le impide ofrecer un destacable comportamiento en ruta, donde se muestra neutro, con reacciones previsibles y con buen trabajo del eje trasero con suspensión independiente. El control de estabilidad moderará cualquier tipo de exceso y los frenos están a la altura de las prestaciones, con 41,6 metros para detenerse desde 100 km/h. En la ciudad paga los costos de los neumáticos con perfil bajo, que transmiten algunas vibraciones o asperezas sobre empedrados o calles poceadas. Pero en este ámbito se manifiesta muy ágil y hay que destacar el trabajo de la dirección, asistida eléctricamente y con un excelente diámetro de giro.
Todo tiene su precio
Esta versión full del 4008 se anuncia a un precio de 334.500 pesos, sin dudas un valor elevado. Por un precio similar se consigue un VW Tiguan TSI con 200 CV y la nueva Ford Kuga con 180 CV, ambos con aptitudes off road más modestas. Con valores más accesibles encontramos los coreanos Hyundai Tucson y Kia Sportage en sus versiones full (también 2,0 con 150 CV) en torno a los 300 mil pesos, y el americano Jeep Compass (170 CV) aparece como uno de los más convenientes a 292 mil. Por 322 mil y 337 mil se ofrecen la Honda CR-V (mexicana) y la Toyota Rav4 (japonesa), ambas con equipo full, habitáculos más amplios y potencias en torno a los 180 CV, pero con largas esperas para la entrega. Los argumentos del Peugeot son una red comercial y de asistencia de las más amplias del país, una garantía de tres años y una probada confiabilidad mecánica, conseguida por Mitsubishi a través de las décadas al tiempo que es una de las marcas más reconocidas en el desarrollo de productos con doble tracción.