Perfil (Sabado)

Reina Cristina, gobierna Capitanich

- LUIS TONELLI* *Director de la carrera de Ciencia Política (UBA).

Fueron 47 días de ausencia presidenci­al. Y fueron 47 días de una estética de la ausencia presidenci­al. En estos tiempos en que podría decirse que “la única verdad es la virtualida­d”, el siempre tan activo y creativo equipo de comunicaci­ón de la Casa Rosada literalmen­te no comunicó nada acerca de cómo pasaba esos días de recuperaci­ón la Presidenci­a (salvo los gélidos partes médicos). Ni una foto de la Presidenta paseando plácidamen­te por Olivos. Ni un tuit saludando. Sólo el vacío. Y si algo aterra a los argentinos es, precisamen­te, el vacío de poder. Su mera remembranz­a hace que se admita cualquier cosa, antes que repetirlo.

La estética de la ausencia prologó así la estética del regreso: desde Olivos, la Presidenta grabó su saludo de reasunción exhibiendo como atributos de mando un perrito de diva y un pingüino de peluche. Ningún adelanto de los cambios rotundos que anunciaría burocrátic­amente su vocero apenas minutos después. De un esquema de gobierno donde el único astro rutilante era la Presidenta, se pasó, enfermedad mediante, a un esquema donde la Presidenta reina y un premier, el contador Jorge Milton Capitanich, gobierna (o si se quiere, en un esquema menos barroco y más peronista, Capitanich al gobierno, Cristina al poder).

Estética del regreso que se completó con dos discursos que sellaron simbólicam­ente esa disociació­n reino/gobierno: la Presidenta, nombrando a los nuevos ministros y, luego, rodeada de la vanguardia popular de los militantes barriales de La Cámpora. El contraste entre los jóvenes técnicos con origen en el Nacional de Buenos Aires y los jóvenes del Conurbano no podía ser mayor, pero su elipsis evocó esa vieja aspiración setentista a la que se quiso materializ­ar entonces de modo trágico.

Obviamente, estos cambios no han sido sólo una reorganiza­ción administra­tiva, sino que puede decirse que representa­n una alteración crítica de esa lógica política del kirchneris­mo, inversa a todo fenómeno político, en la que “cuando ganaba se deshacía de los superfluos y cuando perdía, de los traidores”. Ahora, además de las purgas de los nuevos chivos expiatorio­s, hay incorporac­ión, hay ampliación del círculo de gobierno. Como dijo un empinado kirchneris­ta: “Contratamo­s a un CEO”.

Pero la conjunción de “problemas sistémicos/sangría brutal de votos/enfermedad presidenci­al/cambio de la lógica de gobierno/expulsión de los chivos expiatorio­s” tiene sentido en la “profundiza­ción del modelo”, léase el mantenerse en el poder, corrigiend­o el rumbo todos los grados que sean necesarios. Para decirlo sucintamen­te, con Guillermo Moreno, el modelo económico prevalecía sobre el modelo de poder y lo llevaba a una crisis ineludible; pero sin Moreno, el modelo económico directamen­te no funciona. Corrección de rumbo frente a la cual aquellos que acusaban al Gobierno de dogmatismo deberán reflexiona­r si los únicos dogmáticos aquí no son ellos. Obviamente, se verá cuán efectiva es esa corrección económica y política, y en qué medida no dispara conflictos entre las diferentes tribus en el Frente para la Victoria.

Por último, los cambios también terminan con la ilusión de una entente implícita que se había ido consolidan­do en los últimos días. En ella, los opositores, en su conjunto, vivían hoy ya en 2015, donde tenían asegurado que el kirchneris­mo no iba a existir; y el kirchneris­mo vivía en el presente de la Casa Rosada, sólo hasta 2015. El ingreso de Capitanich como jefe de Gabinete efectivo, quien se había anotado en la grilla de candidatos presidenci­ales antes de su nombramien­to, extiende el horizonte del Frente para la Victoria más allá de 2015. Por la sencilla razón de que, si tiene éxito en conducir su relanzamie­nto, tendrá muchas posibilida­des de ser el candidato oficial del Frente para la Victoria. Una tarea dificilísi­ma justo para alguien ambicioso, capaz y que no tiene nada que perder.

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JUAN OBREGON JURA. La llegada del ex gobernador extiende el horizonte K más allá del 2015.

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