Perfil (Sabado)

UNA COSTA Y VARIOS PERFILES

Lujo y vida agreste sintetizan el recorrido por las playas uruguayas. Allí hay lagunas, fortalezas, dunas blancas y pueblos de pescadores.

- HERNAN CARBONEL

Recorramos Uruguay. De este a oeste, o viceversa. Bastan dos departamen­tos: Rocha y Maldonado. Muchos de ellos antiguos pueblos de pescadores, hoy mezclan el lujo y lo agreste, y playas con estilo propio donde lo que se impone es la belleza.

Rocha

Punta del Diablo no tiene nada de infernal. Es un paraíso para los jóvenes: artesanos, músicos callejeros, bares y movida nocturna. Para playas, la de los pescadores, las barcas ahí recién llegadas desde el mar; la Viuda, la favorita de los jóvenes; y la Grande, una bahía de arenas blancas. A pocos kilómetros está el Fuerte de Santa Teresa, amplia y sólida construcci­ón del siglo XVIII muy bien conservada, camping incluido. Aguas Dulces y Valizas son vecinas. Con sus lagunas y dunas blancas, Aguas Dulces es agreste: callecitas de arena, ranchitos de madera, una invitación a la tranquilid­ad y la lectura. Valizas es la versión cool de Cabo Polonio. A los aires intelectua­les de visitantes y lugareños se suman deportes como trekking, sandboard y caminatas por el bosque de ombúes o hasta el arroyo, visitas a la laguna de Castillos o el ascenso del cerro Buena Vista. El escaso alumbrado público permite noches de cielos estrellado­s bajo el repiquetea­r del candombe. A Cabo Polonio se ingresa en jeeps, camiones o a caballo. Sin calles, luz eléctrica, teléfono ni agua potable, ganan los atardecere­s, la luz de la luna, las velas y los faroles. Naturaleza pura. Una linda mezcla de chic, hippies, mochileros, artistas, pescadores y curiosos se confunde en sus anchas y cálidas playas, en busca de los pocos lugares que hay para alojarse. Vale ir al faro, desde donde se observan las tres islas con colonias de lobos marinos. La Pedrera se ha impuesto por su crecimient­o gastronómi­co, las tiendas de diseño y los festivales de jazz y cine. Pero, como en todo el país, las playas llaman: está la Playa del Barco, para surfers y movida juvenil; el Desplayado, familiar y de poco oleaje, y Punta Rubia y Tajamares, las más solitarias. Además, es un gran polo pesquero: abadejos, corvinas, lenguados, pejerreyes y tiburones. La Paloma es uno de los más antiguos balnearios. Ubicado en el cabo Santa María, los mejores atardecere­s se observan desde la Balconada. Su centro pequeño aúna comercios, casino, feria artesanal y salas de cine. En el casco viejo, cerca del faro o frente a isla La Tuna, están las construcci­ones más antiguas y tradiciona­les.

Maldonado

Aunque nació como pueblo de pescadores mixturado con familias aristocrát­icas, La Barra es hoy el lugar de las celebritie­s. Se comunica con Punta del Este a través del famoso puente ondulante. Siempre a la moda y con servicios de alta calidad, la noche propone pubs y boliches bailables. El centro es de las figuras de la moda y el espectácul­o. Su vecina, José Ignacio, tiene otros rasgos: más relajada, con playas apacibles, su faro, etéreos atardecere­s y barquitos de pescadores. Su slogan lo dice todo: “Aquí sólo corre el viento”. Solanas es una de las playas más tradiciona­les de Punta del Este. Perfecta para familias con niños: poca profundida­d, aguas calmas, a resguardo del viento. A la hora de

andar: visitas al cerro Pan de Azúcar, el parque acuático y cabalgatas. En el agua, paseos en gomones, lanchas y motos de agua. Manantiale­s, menos urbano, posee gran gastronomí­a y alojamient­os de primer nivel. A las modestas construcci­ones originales se suman las mansiones para el jet-set internacio­nal, que suele concentrar­se en Playa Bikini. Se nutre de actividade­s deportivas durante el día, paradores con música al atardecer y desfiles de moda, restós sofisticad­os y fiestas vip por la noche. Playas: El Chorro, Montoya y Punta Piedras. Las Grutas hace honor a su nombre: cavernas que el mar ha hecho en las entrañas de la tierra. Las hay, y muchas. De formas insospecha­das, incluso hasta de seis metros de altura. La playa homónima está situada sobre el lado manso del mar. Punta Ballena está más integrada al desarrollo urbano y turístico de Punta del Este. Al oeste, un pequeño puerto natural para deportes náuticos. Al este, rocas y playas de arena gruesa, de cara a Isla Gorriti. La dibujan bahías y acantilado­s. Cerca está la famosa Casapueblo, obra de Páez Vilaró: ciudad, escultura, museo, hotel y galería de arte, todo en una.

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FOTOS: CEDOC PERFIL
 ??  ?? OPCIONES. (Izq.) Detalle de Casapueblo, la obra de Carlos Páez Vilaró. Y el Fuerte de Santa Teresa.
OPCIONES. (Izq.) Detalle de Casapueblo, la obra de Carlos Páez Vilaró. Y el Fuerte de Santa Teresa.
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TODO PERSONAL. Uruguay es un destino idéntico a sí mismo. La silueta de la Barra, en la desembocad­ura del arroyo Maldonado (pag. 2); Punta del Diablo, en el departamen­to de Rocha (arriba, izq.) con las casitas de colores; (arriba, derecha) cerca de...
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