Perfil (Sabado)

Luces y sombras del jefe de Gabinete

- JAVIER CALVO

Dure o no lo que una tormenta de verano, el nuevo jefe de Gabinete ya puede exhibir un cambio en las expectativ­as político-económicas. Hábil, como buen peronista, hace diariament­e gestos que pretenden un nuevo tiempo. Habrá que ver cómo los sostiene en el tiempo, pero consiguió que hasta encarnizad­os enemigos del Gobierno (incluyendo entre ellos a connotados medios y periodista­s, con las sabidas excepcione­s) hayan bajado al menos por un rato la banderas de guerra.

En algunos casos apeló a cuestiones de forma, como la hiperactiv­idad pública y oficial, las conferenci­as de prensa y los anuncios diarios. El anuncio de ayer de que buscaría cambiar la mecá- nica del hiperdisfr­utable e hipergasta­dor Fútbol para Todos –con el impresenta­ble de Marcelo Araujo incluido– y el nombramien­to de un cura (de San Lorenzo, como Francisco)en el Sedronar también constituye­n otro golpe de efecto en la misma dinámica.

Sin tanta exposición, inició el desembarco en algunas áreas clave, como el Banco Central y la Afsca, en cuyos directorio­s se instalaron hombres de su máxima confianza. Su búsqueda de influencia, con el aval de Olivos y de la mayoría de los gobernador­es justiciali­stas, promete nuevos capítulos con arribos en la AFIP y en el control de la publicidad oficial y del sistema de medios públicos.

Se siente fuerte para aprovechar la oportunida­d de convertirs­e en el presidenci­able oficial. Por eso no dejó pasar las críticas que recibió por la pobreza y la mortalidad infantil en su provincia. No dio tampoco ahí un paso en falso. El riguroso sitio periodísti­co Chequeado.com (insospecha­do de oficialist­a) evaluó que efectivame­nte en Chaco mejoraron las tasas de mortalidad infantil (de 21,2 a 11,4 por mil), así como la extensión de la red de agua potable pasó del 70 al 76% de su población.

Igual, Jorge Capitanich haría mal en confiarse. Primero porque tiene una larga historia política que arranca con el menemismo y continuó con los ismos peronistas que se sucedieron. Segurament­e aparecerán oscuridade­s entre esos antecedent­es, como lo demuestra nuestra nota de Alfredo Leuco (ver página 16). Y también deberá cuidarse de los celos que comienzan a surgir entre propios y ajenos. La política argentina ha dado tantas muestras de generosida­d como de canibalism­o.

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