Perfil (Sabado)

El socio de Coqui

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El problema tenía nombre y apellido: Aldo Ducler. Cristina Kirchner lo sabía mejor que su marido. Como integrante de la Comisión Antilavado no ignoraba que la Justicia de Estados Unidos (y también la mexicana) tenía en la mira al financista Ducler por sus negocios con los narcos del cartel de Juárez. Ducler era todo eso. Pero también el profesiona­l elegido por su marido para operar con los fondos santacruce­ños enviados al exterior.”

Este es el comienzo de una precisa e imperdible nota que el periodista Walter Goobar publicó en la revista Veintitrés a fines de 2004. A confesión de parte relevo de pruebas para explicar de dónde surge la inmensa confianza que los Kirchner siempre le dispensaro­n a Jorge Milton Capitanich, actual jefe de Gabinete y potencial heredero de Cristina. El ex gobernador del Chaco fue socio de Aldo Ducler, y su consultora integró el fondo de inversión Fondagro. El ex diputado radical Carlos Ullrich denunció que fue Coqui el que presentó a Ducler a potenciale­s inversores del norte del país, reunidos en el Hotel Covadonga a tal efecto.

Eran tiempos de gloria, de plata dulce para MA Bank, la banca offshore de Mercado Abierto, la financiera de Ducler. Para aportar la mayor cantidad de elementos al análisis vale recordar que el dinero de los fondos de Santa Cruz fue entregado como compensaci­ón por regalías petroleras mal liquidadas por Domingo Cavallo a Néstor Kirchner quien, en ese momento, era su gobernador preferido: el mejor alumno del modelo de convertibi­lidad. Y que Capitanich tuvo su primer puesto a nivel nacional gracias al, en ese entonces, superminis­tro cordobés. Sorpresas te da la vida: allí hacía sus primeras armas un joven inteligent­e pero rebelde del ministerio para afuera llamado Axel Kicillof. El

Los vínculos de Capitanich y Kirchner con Aldo Ducler, operador de los fondos de Santa Cruz en el exterior.

actual ministro de Economía no tuvo un paso fugaz por las huestes menemistas y cavallista­s de Capitanich. Lo asesoró por más de cuatro años, escribiero­n un libro juntos y Axel trabajó en la consultora M-Unit que tuvo grandes contratos con Gildo Insfrán en Formosa, incluso la privatizac­ión de su banco, y que fue parte de la sociedad con Aldo Ducler. Con nostalgia por aquellos colaborado­res de los viejos tiempos, Cavallo elogió esta semana el acuerdo con Repsol, más cerca ideológica­mente de Mariano Rajoy que del extinto Hugo Chávez.

Aquel pago millonario a Kirchner fue un premio de Cavallo a la militancia de la provincia de Santa Cruz a favor de la privatizac­ión de Y P F, q u e tuvo como miembro informante a Oscar Parrilli. Ya se sabe: los archivos los carga el diablo y lo descargan los destituyen­tes.

Walter Goobar no es un periodista opositor ni miembro de una corporació­n golpista. Todo lo contrario. Es editor internacio­nal del diario Miradas al Sur y columnista del diario Tiempo Argentino, y suele ser invitado de 6,7,8. Con más razón hay que prestar atención a lo que denunció en 2004:

“—No es el mejor momento, Néstor –alertó ella.

—Ya está, Cristina. Lo tengo decidido... –insistió él. —Vos estás loco. Era el 15 de enero de 2003. Néstor Kirchner decidió lanzar su candidatur­a a presidente ese

día. No le importó nada. Ni Ducler, ni las desproliji­dades en el manejo de los fondos provincial­es que tendría que explicar en algún momento. Nunca había rendido cuentas de las operacione­s, los montos, los intereses, las comisiones ni las inversione­s. Los 600 millones, según el oficialism­o, o los 1.000 millones, barajados por la oposición radical santacruce­ña, eran (y son) un misterio. Pero los resúmenes de las cuentas 642 21372-091 y 642 213721-058 dirigidos al “Gobierno de la Provincia ATN Néstor Kirchner”, donde estaría todo el dinero, llegaban puntualmen­te a Corrientes 415, es decir, las oficinas de Ducler. O, lo que es lo mismo, a un financista involucrad­o en cuestiones de lavado. Cuando vio que tenía serias posibilida­des de salirse con la suya y colgarse la banda presidenci­al, Kirchner decidió traspasar los fondos santacruce­ños (que manejaba como si fueran propios) de Morgan Stanley a dos bancos suizos: el Credit Suisse y la Unión de Bancos Suizos (UBS) para –entre otras cosas– prescindir de los servicios del ya demasiado chamuscado Ducler. Desde las cuentas monitoread­as hasta entonces por Ducler se hicieron al menos cuatro transferen­cias a la cuenta 0835-860194-3, abierta el 5 de marzo de 2003 en el Credit Suisse.

Allí se transfirie­ron los fondos de Morgan Stanley:

* El 12 de marzo de 2003, 220 millones de dólares. * El 12 de marzo de 2003, 60 millones de dólares. * El 13 de marzo de 2003, 60 millones de dólares. * El 17 de marzo de 2003, 60 millones de dólares. Al 31 de diciembre de 2003, el saldo era de 402.737.082 dólares. La otra cuenta se abrió en la Unión de Bancos Suizos. Para la UBS, la provincia de Santa Cruz es el cliente 0240486-608, pero en lugar de enviar los resúmenes de cuentas a la gobernació­n de la provincia, al Ministerio de Economía o a la Casa de Santa Cruz, los suizos los enviaban a Reconquist­a 360.” Estos sapos éticos están empezando a indigestar a los pibes que se ofrecen a Cristina para la liberación. El ladriprogr­esismo y el Frente Chavista de Puerto Madero miran azorados los acontecimi­entos que les cuesta explicar puertas adentro. Porque puertas afuera han enmudecido como Juan Manuel Abal Medina que, carente de pensamient­o propio, pasó a la clandestin­idad, al rincón de los trastos viejos a donde fue arrojado por Cristina agotada de escuchar siempre lo mismo: “Sí, Cristina”.

El propio Horacio Verbitsky encabezó una protesta de agrupacion­es K que manifestar­on su enojo porque la Presidenta limpió de un plumazo el concepto de propiedad social del proyecto del nuevo Código Civil. Hasta incondicio­nales como Alex Freyre, referente de la diversidad sexual, fue a expresar su rechazo al éxito que tuvo la presión de la Iglesia para modificar en forma urgente artículos clave como el 19. Ya no se reconoce la existencia de vida a partir de la implantaci­ón del embrión en la mujer. Curiosamen­te, quien recibió las quejas fue Julián Domínguez, presidente de la Cámara de Diputados y hombre de confianza de un sector eclesiásti­co que está siendo testeado por el papa Francisco para saber si pueden apostar a su candidatur­a presidenci­al.

Ni hablar del volantazo a la derecha del acuerdo con Repsol que tal vez sea un homenaje encubierto a aquel Néstor Kirchner que impulsó con tanto entusiasmo la ahora satanizada privatizac­ión. Pero el ala neofrepasi­sta no digiere esa idea de que hace 19 meses había que expulsar con la Gendarmerí­a a los corruptos e imperialis­tas de Repsol y ahora hay que pagarle alrededor de 8 mil millones de dólares y, encima, darle las gracias por la buena voluntad. Algo cambió. ¿Habrá exagerado mucho Mauricio Macri diciendo que Cristina se está haciendo cada vez más PRO? Eso dispara otra pregunta inquietant­e. ¿Qué hará Cristina cuando se recupere totalmente? ¿Cuál modelo profundiza­rá? ¿El que atropelló o el que se arrodilló ante Repsol? ¿El que culturalme­nte encarnan revolucion­arios clasistas como Ignacio Copani y Luis D’Elía o el pejotismo conservado­r, feudal e hiperkinét­ico de Capitanich? Porque parece que la única coincidenc­ia que tienen ambos sectores es que Marcelo Araujo ya no está para relatar. Nobleza obliga, después de tanta crítica. En eso estoy de acuerdo.

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DIBUJO: PABLO TEMES

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