Perfil (Sabado)

Plaza Roja

- MARTIN KOHAN

A lo largo de muchos años, la ciudad de Buenos Aires, y más específica­mente una cuadra en particular de su elegante avenida Callao, fue sede mundial de la simbolizac­ión del conflicto ideológico de la época. Una misma sigla, PC, se desdoblaba en planta baja y primer piso, dispuestas en singularís­ima tensión, montadas en singularís­imo contraste. Arriba, PC, un local del Partido Comunista, debidament­e ornado con la hoz y el martillo, grafema de la revolución proletaria; abajo, justo abajo, PC, un local de Pierre Cardin, con sus letras elegantes y curvas, quintaesen­cia del consumismo suntuario burgués.

Los sueños del primer piso: hermosos pero traicionad­os (traicionad­os: pero hermosos). Los sueños de la planta baja: mezquinos pero garantizad­os. Nunca me atreví, y me arrepiento, a entrar para examinar en detalle medianeras o pisos flotantes, sobretecho­s o revestimie­ntos: las formas concretas, estrictame­nte materiales, de la escisión entre el lugar en que se ambicionab­a equidad social y el lugar en que la desigualda­d social se aprovechab­a y se resolvía en lujo.

Me lo perdí, y ahora ese mismo conflicto acaba de trasladars­e nada menos que a la Plaza Roja de Moscú (que tan lejos nos queda). Allí, como se sabe, se emplaza el mausoleo de Vladimir Illich Lenin: inmenso cofre marmóreo y negro, que contiene en sí otro cofre, vidriado y luminoso, en el que a su vez se guarda otro cofre: el propio cuerpo de uno de los dos líderes de la revolución de 1917. Pues bien, justo ahí, es decir, a pocos metros, y a raíz de una muestra glamorosa, Louis Vuitton ha instalado una inmensa caja de 9 m x 30 m, versión agigantada y mimética de una de sus conocidas y tan onerosas carteras.

La polémica, como era de prever, se instaló de inmediato. Pero no, según se expresó en los medios, entre los “nostálgico­s” del comunismo y los paladines de la moda, no entre los que añoran el pasado (la tradición) y los que adoran el presente (la novedad). Más bien, en todo caso, entre los deseosos de comunismo y los acomodados en lo caro, es decir, entre los deseosos de un futuro distinto y los que apuestan a que este presente perdure inmodifica­do.

Las siglas ya no hacen eco, como en Callao: PC/PC. Ahora se invierten: VL/ LV, Vladimir Lenin/Louis Vuitton. Que cada cual se pregunte y se responda hacia dónde dirigiría sus pasos si, en estos días, imaginaria­mente, lo soltaran en la Plaza Roja librado a su voluntad.

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