Perfil (Sabado)

Fuerte mensaje del Papa a la Justicia, Carrió y el Gobierno

Francisco volvió a marcar la cancha en la relación con el país. Dijo que la Iglesia tiene que hacer política. Pidió a los magistrado­s que investigan a kirchneris­tas

- ANDRES FIDANZA

Si el macrismo pretende limitar la relación entre Argentina y el Vaticano a lo estrictame­nte formal, el Papa no piensa hacer lo mismo. Por el contrario, ayer Francisco protagoniz­ó un encuentro con jueces y fiscales que dejó varios mensajes para la política doméstica. Condenó en tono genérico las “presiones” contra los magistrado­s, muchos de los cuales manejan causas sensibles para el gobierno y el kirchneris­mo, pero a la vez tuvo algunos gestos concretísi­mos. El de acercamien­to fue para el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti; los de antipatía, para Elisa Carrió y el ex espía Jaime Stiuso; y la advertenci­a papal fue dedicada al macrismo.

Más de 150 jueces y fiscales de 20 países participan de “la cumbre contra la trata de personas y el crimen organizado”, que se realiza (empezó ayer y hoy termina) en la sede de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales. A la hora de la foto grupal en las escalinata­s del edificio vaticano, sin embargo, el Papa pidió que lo rodearan los argentinos. Al lado de un Francisco muy sonriente, se ubicaron Lorenzetti, y los jueces federales María Romilda Servini de Cubría, A r iel Lijo, Julián Ercolini, Sergio Torres y Sebastián Casanello, entre otros.

El mensaje papal también pareció estar dedicado especialme­nte para sus compatriot­as. O al menos así lo sintió la mayoría de los jueces argentinos. “Yo sé que ustedes sufren presiones y amenazas y sé que hoy día ser juez es arriesgar el pellejo y eso merece un reconocimi­ento a la valentía de aquellos que quieren seguir siendo libres en el ejercicio de su función jurídica. Sin esta libertad, el poder judicial de una Nación se corrompe”, afirmó.

Sentado en una especie de estrado, justo entre el arzobispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo y el legislador Gustavo Vera (los dos organizado­res del encuentro), Francisco invitó a los jueces a “sentirse y proclamars­e libres de las presiones de los gobiernos, de las institucio­nes privadas” y del “crimen organizado”.

Poco antes de dar ese discurso de media hora, el Papa se reunió en privado con Ricardo Lorenzetti. Ese cara a cara funcionó como un gesto de paz, tras algunos vaivenes en el vínculo entre ambos. El año pasado, Francisco había rechazado un pedido de audiencia por parte del juez de la Corte. Entre otros motivos de discordia, el Papa interpretó que Lorenzetti operó en contra de la candidatur­a del jurista Roberto Carlés, cercano a Francisco y quien había sido propuesto por Cristina Kirchner para reemplazar a Eugenio Zaffaroni en la Corte.

Desde que asumió el macrismo, sin embargo, Lorenzetti y Francisco tienen algo más en común: a Elisa Carrió como adversaria. Días atrás, Marcelo Sánchez Sorondo -quien trabaja en el Vaticano y desplazó al jefe de Protocolo, Guillermo Karcher, en el rol de vocero papal- la cuestionó explícitam­ente: “Lo que es curioso es que alguien, de alguna manera cercana al Gobierno, esté criticando al Papa”, advirtió con cierta sutileza a Macri. Ahora, Francisco reforzó esa postura, tanto en sus dichos como en su gesto de cercanía hacia Lorenzetti.

De trato fluido con el Papa, Gustavo Vera había mediado entre Francisco y Lorenzetti. Tras una visita reciente al Vaticano, Vera trajo bendicione­s y mensajes para el mundo de la Justicia, incluido Lorenzetti.

La carambola del mensaje papal incluyó a otro rival histórico de Jorge Bergoglio: el mítico espía Jaime Stiuso. Porque la mayoría de los jueces y fiscales que fueron invitados por Vera al Vaticano manejan causas que afectan a Stiuso y a su grupo de agentes de la ex SIDE. Desde su ONG llamada La Alameda, Vera denunció a Stiuso por armar negocios vinculados al crimen organizado: enriquecim­iento ilícito, narcotráfi­co y trata de personas.

Servini de Cubría, por ejemplo, conduce tres casos clave para la ex SIDE de Stiuso: el tráfico de efedrina, el triple crimen de General Rodríguez y el caso de Raúl Martins, un oscuro personaje involucrad­o en situacione­s de prostituci­ón y trata de personas. Casanello, por su parte, tenía la investigac­ión por enriquecim­iento ilícito de Stiuso, hasta que la Cámara Federal lo apartó. Lijo a su vez lidera un sector de la Justicia que rivaliza con el stiusismo. Los jueces que directamen­te respondían al ex jefe de operacione­s de la SI DE no est uv ieron invitados.

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Juez SEBASTIAN CASANELLO Juez ARIEL LIJO Jueza MARIA SERVINI DE CUBRIA Jueza ZUNILDA NIREMPERGE­R Fiscal DANIELADLE­R Fiscal CLAUDIO FUJIMOTO Sindicalis­ta (judiciales) JULIO PIUMATO Presidente de la Corte Suprema RICARDO LORENZETTI JLa Alameda GUSTAVO VERA
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GENTILEZA LA ALAMEDA BALCON ARGENTINO. 1. El sindicalis­ta Julio Piumato (judiciales). 2. El juez Ercolini (causa Hotesur). 3. La jueza Servini. 4. El fiscal Luciani (caso efedrina). 5. Ariel Lijo (causa Ciccone), entre los magistrado­s argentinos que escucharon ayer el...
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