Perfil (Sabado)

Pornográfi­cos e hipócritas

- JAVIER CALVO

Fue necesaria una foto del pequeño cuerpo sin vida de Aylan para que tomáramos nota del drama de los refugiados. Fue necesaria una imagen del hijo de Lázaro Báez en una financiera para que asumamos el dinero que lavó el kirchneris­mo. Fue necesario el reality de José López para consagrar la cleptocrac­ia ejecutada en la década dilapidada.

Las alertas no sirvieron de nada. O, siendo justos, de poco. Buena parte de la sociedad argentina que respaldó a Néstor y Cristina en los últimos doce años no quiso, no pudo o no supo ver la obsesión K por el dinero. Desde el Estado y la actividad privada hubo frente a esa dinámica, como mínimo, participac­ión o tolerancia. En un puñado de casos, tal vez más de los que suponemos, implicó algún tipo de renunciami­ento.

De los tantísimos aspectos increíbles que tiene el caso López, uno es el de la antigüedad. El ex secretario trabajó un cuar to de siglo junto a Kirchner, De Vido y Cía. desde los tiempos en los que gobernaban Río Gallegos. Allí probaron el modelo de obra pública “exitoso” que luego ampliaron a Santa Cruz y la Argentina.

Convengamo­s en que tampoco inventaron nada. El tradiciona­l “roban pero hacen” del peronismo nació casi desde la fundación misma del movimiento, en los años 40 y 50, con inocultabl­e tufillo antiperoni­sta. Ciertos herederos partidario­s de Perón, como Menem, sofisticar­on el saqueo de la mano de las privatizac­iones y también de las obras. La patológica desmemoria nacional permite que algunos de los emblemas de los 90 ahora analicen por TV la corrupción K. Y algún analista avispado e influyente les endilgue a los K poco menos que inventarla, lo mismo que eso de comprar jueces o espiar ilegalment­e, como si el menemismo no hubiera existido.

Debe ser tranquiliz­ante socialment­e echarle la culpa de todo al kirchneris­mo. Eso expía las responsabi­lidades de todos los demás. ¿Dónde estaban o estábamos todos los demás? Empresario­s. Sindicalis­tas. Jueces. Gobernador­es. Legislador­es. Intendente­s. Iglesia. ONG. Organismos de derechos hu- manos. Medios de comunicaci­ón. ¿Qué hicimos mientras un grupo de bandoleros liderados por Néstor Kirchner fabricaba negocios y aprovechab­a el aparato del Estado para financiar sus políticas y bolsillos? Ahora muchos se golpean sacando pecho y muchos otros reclaman explicacio­nes inútiles.

Esta nota se acompaña por viejas tapas de PERFIL, para mostrar dónde estábamos, aunque sa liéramos sólo los domingos y luego también los sábados.

El título pr incipal de la primera edición de este diario en su regreso a la calle, el 11 de septiembre de 2005, denunció que el ministro de Justicia de entonces, Horacio Rosatti, renunciaba por no avalar sobrepreci­os en la construcci­ón de cárceles. El autor de la nota, un tal Jorge Lanata. El mismo que tiempo después reveló la existencia de la bolsa de dinero en el baño de Felisa Miceli, ministra de Economía. PERFIL también d i f u nd ió el pr i mer escándalo de obra pública, conocido como caso Skanska. O el dinero negro con facturas truchas para la campaña presidenci­al de Cristina Fernández de Kirchner. O la mafia de los medicament­os, también con desvíos a bancar la carrera electoral K.

Mientras hacíamos eso, sufríamos duras represalia­s económicas y periodísti­cas. Al mismo tiempo que otros medios colegas miraban para otro lado y hacían acuerdos con el Gobierno. Hasta que les tocó a ellos. Ante un cambio de ciclo, se corre el riesgo de que vuelvan a la misma práctica.

El destino de aquel pr imer tít ulo de tapa en el regreso de PERFIL abriga, sin embargo y pese a esta catarsis escéptica, una metáfora esperanzad­ora. El funcionari­o que se negó a los sobrepreci­os y renunció acaba de recibir la aprobación del Senado para asumir en la Corte Suprema. Y el que lo apretaba para que firmara está preso, tras revolear bolsos con dólares en un convento de madrugada.

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HISTORIA. A los lectores de este diario no debería sorprender­les el caso López. El primer título ya denunciaba sus actos.
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