De la consola a la pantalla grande
Pueden hacer historia y demostrar que las películas basadas en videogames también pueden ser exitosas.
En 2016 se supone que los videogames van a sacudirse de encima su maldición más longeva e inexplicable: cómo a la hora de ser adaptados a la pantalla grande devienen no sólo algo sin sabor para sus millones de fans, sino que terminan vistiendo el famoso y horrible sustantivo que nadie quiere en la industria de Hollywood. “Flop”, es decir, fracaso rotundo comercial que de casualidad sale mano a mano con sus costos.
Pero es este año o ninguno cuando la maldición finalizará de la mano de filmes como la ya estrenada Angry Birds, Warcraft (estreno 30 de junio en Argentina) y Assasin’s Creed (estreno en enero en nuestro país). Parece que será la tríada que haga del género “basada en videojuegos” el próximo eslabón, o primo pop, del éxito billonario de Hollywood en estos momentos: “basada en un cómic”. ¿Son los videogames los próximos cómics?
Primero, lo básico: ¿por qué debería interesarle esa parte de la industria del entretenimiento considerando que la última Star Wars generó dos mil millones de dólares a nivel global? La respuesta es sencilla. Es un mercado de casi 99,6 mil millones de dólares de ganancias anuales y que va en crecimiento anual en alrededor de un 8,5%. Son franquicias, como los superhéroes, con legiones de fanáticos y campo de testeo ya probado: clásicos como Bioshock, Call of Duty, Borderlands, Mass Effect, Halo, The Last of Us, Metal Gear Solid o hasta clásico de antaño como Asteroids, el adorado Minecraft o incluso el portátil Fruit Ninja son proyectos que Hollywood ya tiene en car peta. Además hay juegos, como Destiny, que cuestan más que cualquier película filmada jamás: 500 millones de dólares y años de desarrollo. Sus ventas iniciales en 2014 cubrieron esos 500 millones en menos de un mes ( la ganancia final