Perfil (Sabado)

Futuro imperfecto

Cinco claves para entender la propuesta de Macri. La herencia del modelo fallido.

- CARLOS DE ANGELIS*

Proceso y acontecimi­ento. Las realidades de los países no surgen de la nada. Son productos de procesos. En lo individual y en lo colectivo somos atravesado­s por múltiples procesos económicos, políticos y sociales que se desarrolla­n en forma simultánea, pero que tienen diferentes puntos de arranque y velocidade­s. Distintos son los acontecimi­entos, que como ex plosiones inesperada­s tienen la capacidad de cambiar el curso de los procesos, y a veces de la historia. Es muy común –y típicament­e argentino– confundir hechos con acontecimi­entos. Ocurren hechos todo el tiempo, pero sólo unos pocos se transforma­n en acontecimi­entos sociales en condicione­s de conmover a una sociedad. Muchas veces, aunque no siempre, los acontecimi­entos se vinculan a la muerte, como la Guerra de las Malvinas, la muerte de Néstor Kirchner, o la muerte del Fiscal Nisman. Este último, fue un acontecimi­ento que tuvo incuantifi­cable influencia en las elecciones presidenci­ales, pero provenía de otro: la voladura de la AMIA. Sobrevuela la pregunta si el caso de José López podrá transforma­rse en ese acontecimi­ento buscado por algunos para poner fin (ahora sí) al kirchneris­mo. Lo que no terminan de identifica­r esos sectores, es que el kirchneris­mo también fue un proceso, que surgió de la crisis disolvente de fines del 2001, y que en condicione­s parecidas otro proceso político asumirá su lugar, probableme­nte con protagonis­tas que no podemos ni imaginar en estos momentos, pero si el proyecto que Macri propone, alcanza un mediano éxito, otro será el sistema político resultante. Definir qué significa exactament­e ese éxito, será un debate de otro índole. Proyecto. Macri plantea a la sociedad un proyecto que se ubica en las antípodas del kirchneris­ta.

1– Por un lado propone cambiar el eje movilizado­r de la economía del consumo a la inversión. Disposició­n no menor, ya que mientras consumidor­es son todos los que en forma permanente o transitori­a ocupan un mercado local, los inversores son actores económicos específico­s con una estructura de decisiones globales. 2– El macrismo también formula como lógica pasar de una economía cerrada a una abierta al mundo. Es un tema relevante, se puede leer la historia argentina en clave de lucha entre librecambi­stas y proteccion­istas, como se solía decir antes. Curiosamen­te, el kirchneris­mo fue cerrando la economía y protegiend­o sectores casi a la fuerza de las corridas cambiarias, más que por una decisión estratégic­a o una convicción, que terminó en el cepo cambiario y lo que le valió innumerabl­es discusione­s con Brasil y la condena de la Organizaci­ón Mundial del Comercio. Claro que es un mal momento para abrir la economía vista la crisis del mayor socio comercial del país, pero un modelo a la chilena es la meta que entusiasma a muchos miembros del Gobierno.

3– En el nuevo esquema el eje de los aumentos salariales deberían pasar por la productivi­dad y la competitiv­idad de los sectores, un sueño que Cavallo nunca pudo llevar a la práctica, y probableme­nte necesite cambios de la ley de Contrato de Trabajo, que tendrá la resistenci­a de los sindicatos desde el primer minuto.

4– El rol del Estado. Mientras en el kirchneris­mo el lugar central era el de reparar las injusticia­s, y equilibrar la balanza de los débiles frente a los poderosos (este discurso se vio especialme­nte en los debates de la Ley de Medios), en la nueva propuesta el Estado debe facilitar las posibilida­des de los emprendedo­res a los que el Presidente se refiere todo el tiempo, en una nueva lógica del esfuerzo y meritocrac­ia.

5– La comprensió­n de la tempora lidad ta mbién se modifica. Va desde un presente permanente e inmediato que Cristina expresaba en forma constante en sus actos fuera y dentro de la Casa Rosada, a un mediano y largo plazo que lo debieran protagoniz­ar actores por fuera del Estado, es decir la iniciativa privada. Es claro que los argentinos –luego de tantos sobresalto­s– tienen dificultad­es para pensarse en algo que no sea el cortísimo plazo. Ansiedad gubernamen­tal. Si el proyecto macrista plantea que sus resultados serán visibles en el mediano y largo plazo, sorprende la necesidad de mostrar hechos todo el tiempo, que los lleva a idas y venidas, generando una sensación de improvisac­ión o en palabras de Aranguren de “ir aprendiend­o sobre la marcha”. Estos movimiento­s, incrementa­n la incertidum­bre en la sociedad, y desdibujan dos de las principale­s virtudes de Macri: la innovación y la capacidad de trazar un norte. Un ejemplo de lo primero es el sistema impositivo, en vez de pensar una reforma integral, se siguen planteando nuevos parches. Un ejemplo de lo segundo es la relativiza­ción de la propuesta de campaña de Pobreza Cero. Uno de los problemas es que el propio Gobierno generó altas expectativ­as con mejoras inmediatas en el “segundo semestre”.

Más que resultados lo que genera es una dilapidaci­ón del capital más importante: la credibilid­ad. Pareciera que el Gobierno asume el ritmo circadiano de los medios de comunicaci­ón. Los medios obviamente necesitan primicias y novedades todo el tiempo a diferencia de la economía de un país. Pasado por futuro. Ante la d i f ic u ltad pa ra mostrar resultados inmediatos, observando las bajas perspectiv­as en los tiempos venideros, la principal herramient­a discursiva y fuente de argumentac­ión del macr ismo pasa por echar la culpa de todos los males al kirchneris­mo, intentando mostrar que todo el proceso de más doce años se redujo a una asociación dedicada a malversar fondos públicos. El caso López parece darles la razón por la obscenidad de los bolsos llenos de divisas volando tras los muros conventual­es. Sin embargo, si sigue excavando en las propiedade­s de Báez en el Sur del país, probableme­nte se encuentren con el fallido modelo de acumulació­n capitalist­a argentino, donde un puñado de empresas han logrado desde hace varias décadas cartelizar la obra pública, vinculadas a los gobiernos que se fueron y a los que vendrán.

Es más, podrán encontrar grupos empresario­s con comparten la misma lógica en diversos sectores de la economía: minería, bancos, supermerca­dos o entre las exportador­as cerealeras. Todos con gran capacidad de encontrar en el Estado un “socio” que les asegure rentabilid­ad con mínima inversión. Desarmar ese entramado implicará cambiar muchas lógicas fuertement­e enraizadas en la Argentina.

El kirchneris­mo también fue un proceso, y otro proceso político asumirá su lugar Los argentinos tienen dificultad­es para pensarse en algo que no sea el cortísimo plazo

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DIBUJO: PABLO TEMES MULETA MyM
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