Perfil (Sabado)

JUGADORES CH MENTE ARGE

EL PAIS TRASANDINO ENCONTRO UN COCTEL PERFEC IMPRONTA GANADORA DE NUESTROS TECNICOS

- AGUSTIN COLOMBO

La prueba fáctica hay que buscarla en la comuna Macul de Santiago. Allí, en el complejo Juan Pinto Durán, el predio de Ezeiza de la selección chilena, sintetizan el cambio que empezó Marcelo Bielsa con una frase que se repite como mantra: “Esto era Kosovo, y ahora es el Hyatt”. Desde ese lugar, en 2007, el técnico argentino que está cerca de la Lazio de Italia comenzó a tallar un modelo para que Chile se consolide en el concierto internacio­nal de la pelota. Un modelo exitoso que está a la vista del mundo. Antes de firmar el contrato con la Federación, Bielsa pidió visitar el complejo deportivo donde se entrenaba y se hospedaba el selecciona­do. Al verlo, aseguran del otro lado de la cordillera, no dudó en pedir que se adecuara a los estándares de las seleccione­s que son potencia. El costo de la remodelaci­ón, en parte, corrió por su cuenta: el rosarino viajó por todo el país dando charlas para costear los gastos, que ascendiero­n en total a dos millones de dólares. Dos canchas impecables (que se mejoraron estéticame­nte, además, por el trabajo de un paisajista), 17 habitacion­es refacciona­das, aparatos nuevos en el gimnasio y una sala de masajes con jacuzzi y pileta fría. En ese lugar, Chile pasó de dar vergüenza –había terminado último en la Eliminator­ia 2002, y séptimo en la de 2006– a ser el orgullo de un país.

Ahora, el Pinto Durán es un tributo al entrenador que, como dice el capitán Claudio Bravo en la serie documental Informe Robinson, cambió el paradigma del jugador chileno: “Nos cambió la mentalidad. Nos sirvió mucho para crecer”, dice Bravo.

La de Bielsa fue una revolución que ningún chileno discute. Su pasión y su obsesión por el trabajo le devolviero­n el fuego sagrado a la Roja, que con él volvió a clasificar­se a un Mundial tras 12 años, y luego, en Sudáfrica, ganó el primer partido en una Copa

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