Madres, hijas y un artista genial
Pedro Dirección y guión: Almodóvar Intérpretes: Adriana Ugarte, Inma Cuesta, Michelle Jenner, Rossy de Palma, Emma Suárez y Darío Grandinetti Origen: España (2016) Duración: 99’
Con Julieta, Pedro Almodóvar vuelve a la esencia de su mejor cine, ese que aúna tristeza, dolor, culpa y todo envuelto en un cierto halo de misterio, de palabras que se esconden y pujan por salir y a veces no pueden. Lo que hace, como siempre ha hecho en sus mejores momentos cinematográficos, que todo huela a fo- lletín, a melodrama, pero esta vez con una dosis de drama a lo Chéjov, o tal vez más cercano a Dostoyevski.
La relación madre-hija es retomada por el cineasta manchego, como lo hizo en La flor de mi secreto, pero esta vez, al mismo tiempo, se aleja de ese humor algo bizarro de Mujeres al borde un ataque de nervios, o de la muy poco lograda Los amantes pasajeros. Acá hay dos mujeres que encarnan a Julieta: una de ellas, la mayor, a cargo de Emma Suárez (la estupenda actriz de El perro del hortelano), y la otra, en su juventud, de Adriana Ugarte. Y luego están las hijas en dos momentos de la historia.
La relación madre-hija permite observar a través del cineasta cuánto desconocemos a veces de aquellos más cercanos. Por lo que la madre se pregunta lo que nunca hizo, lo poco que conoce a aquel ser que vio nacer.
Lo sugestivo y fascinante es que Almodóvar se permite hablar siempre de los mismos temas, de las pérdidas y los afectos, y esta vez lo logra con una austeridad y hasta una desolación inolvidables para el espectador. Claro que para volver a abordar estos temas, en esta oportunidad dejó un poco de lado su propia idolatría y se inspiró en la canadiense Alice Munro, premio Nobel de Literatura en 2013.