Perfil (Sabado)

Sostienen a Aranguren porque ‘protege’ de las críticas a Macri

- ANDRES FIDANZA

Si bien Juan José Aranguren se jacta de su conocimien­to técnico y desdeña la política, su gestión logró que se unifiquen las críticas en contra del Gobierno. Cuando el macrismo había logrado cierto aire, a partir del Lopezgate, una mezcla de reclamos sociales, políticos y judiciales puso al ministro de Energía bajo la lupa. Su cargo, sin embargo, por ahora no corre peligro. Porque además de haber contado con aval pleno del Gobierno para subir las tarifas, desde la Casa Rosada calculan que sirve de pararrayos de los cuestionam­ientos a Mauricio Macri.

Aranguren se consolidó como el ministro puching-ball. Hasta Marcelo Tinelli se animó a criticarlo desde su Twitter. Casi toda la oposición reclama su renuncia, y por más de un motivo a la vez: le reprochan los tarifazos a la luz y el gas; la compra de gas a Chile por un 128% más caro que a Bolivia (desde el Ministerio de Energía explican que en realidad Bolivia no pudo venderle a la Argentina); y su decisión de retener $ 16 millones en acciones de Shell, la petrolera de la que era CEO hasta hace un año. Incluso se dieron vuelta quienes en un principio habían aceptado la corrección de los topes a las subas. Tras reclamar tarifas con subsidios para la Patagonia, el gobernador de Chubut Mario Das Neves se reunió con Aranguren y avaló los límites del 400 y 500%. Pero después volvió a cambiar de opinión: nunca retiró el amparo contra los aumentos y, días atrás, amplió la demanda por inconstitu­cionalidad.

A la cruzada de la oposición se le sumó el fuego amigo de los aliados radicales, en el contexto de una relación que se volvió (y volverá) más tensa, al calor de las discusione­s electorali­stas del año próximo. Ernesto Sanz le achacó “errores de gestión”, y Federico Storani le adjudicó la sutileza de un carnicero, a la hora de calibrar las subas.

Hasta la diputada Elisa Carrió, una de las dirigentes más arangureni­stas de Cambiemos, rechazó los ajustes en los servicios. Pese a esa avalancha de críticas, Mauricio Macri no planea inducir la renuncia de Aranguren en el corto plazo. Porque tanto el Presidente como sus ministros fueron los primeros en alentar la fuerte suba de servicios implementa­da por Aranguren, en contra de la política kirchneris­ta de subsidiar el consumo (es decir, mantener las boletas indiscrimi­nadamente bajas). Según datos del Ministerio de Energía, los subsidios al gas y a la luz acumularon 75 mil millones de dólares, entre 2005 y 2015.

Pero además existe un argumento de inspiració­n pragmática (la única valiosa, cuando las papas queman) para sostenerlo en el Gobierno. “Mientras lo puteen a él y no a Mauricio, las cosas no son tan graves”, afirma un asesor presidenci­al que tiene oficina en la Casa Rosada.

Tras el fallo judicial que suspendió los nuevos precios de gas, el jefe de Gabinete Marcos Peña intentó transmitir calma en la reunión que tuvo con Aranguren y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. El Gobierno ahora espera un fallo favorable de la Corte Suprema.

Aranguren, en tanto, sigue sosteniend­o que los usuarios estaban pagando sólo el 10% del costo de la energía, y se resiste a designar a un jefe de gabinete en su ministerio que se dedique a la rosca política.

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CEDOC PERFIL RESPALDO. El Presidente banca personalme­nte al funcionari­o.

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