Perfil (Sabado)

Retrocesos en el control de los fondos de la AFI

Macri anuló la norma que regulaba el manejo de su presupuest­o. El titular del organismo, dice que se cumplen “elevados estándares de transparen­cia”. Pero en la ONU, la delegación argentina reconoció que fue un paso atrás.

- AURELIO TOMAS

Los fondos que se manejan de manera secreta desde la ex SIDE han sido fuente de innumerabl­es historias sobre la “cadena de la felicidad”. También han sido identifica­dos, con pruebas concretas, en numerosos procesamie­ntos judiciales de ex funcionari­os –políticos y judiciales– como fuentes de sobresueld­os y desvío de investigac­iones, entre ellas la de la voladura de la AMIA.

A pesar de la sensibilid­ad que reviste este tema, el Gobierno ha entrado en franca contradicc­ión a la hora de informar sobre las normas que regulan el manejo de los fondos reservados de la actual Agencia Federal de Inteligenc­ia (AFI).

Su titular, Gustavo Arribas, afirmó que las normas vigentes cumplen “los más elevados estándares de transparen­cia”. Sin embargo, el mismo Gobierno reconoció “la existencia de un retroceso en lo que respecta a la transparen­cia de utilizació­n de fondos reservados”, en un informe elevado a la ONU.

La situación salió a la luz tras un reclamo a l jefe de Gabinete, Marcos Peña, realizado por la organizaci­ón de familiares de víctimas del atentado a la AMIA Memoria Activa y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). En particular, las organizaci­ones apuntaron al decreto 656/2016 del 9 de mayo, primera norma macrista sobre inteligenc­ia.

El decreto dejó en vigor el protocolo que había implementa­do la reforma que impulsó el kirchneris­mo (con la ley 23.126 y el decreto 1.311/2015) tras la muerte de Alberto Nisman; modificó con un nuevo reglamento el mecanismo de incorporac­ión de personal y anuló el “régimen de administra­ción de fondos” de la AFI, sin reemplazar­lo con una nueva normativa pública.

El 18 de mayo, mediante una nota a Peña, Memoria Activa y el CELS señalaron que la falta de regulación constituía un retroceso y preguntaro­n si “la AFI ha sancionado por disposició­n interna un nuevo régimen”. Debe aclararse que la existencia de normas que regulen el uso de los fondos no implica que pierdan su carác-

Memoria Activa y el CELS iniciaron un caso en la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos en 1999 por las irregulari­dades en la investigac­ión AMIA.

En 2005, el Estado se comprometi­óa transparen­tar los gastos. Recién cambió ter secreto, sino implementa­r rutinas administra­tivas que permitan el control de quienes sí tienen acceso a la informació­n, como la Comisión Bicameral (que nunca ha cumplido su función) o la Justicia en los casos en que está autorizada.

En paralelo, el tema había sido tratado en la revisión anual que realiza el Comité de Derechos Humanos de la ONU. Los representa­ntes argentinos (de Cancillerí­a y la Secretaría de Derechos Humanos) enviaron un informe donde indicaron: “La AFI afirma que se está trabajando en un sistema de rendición de gastos y conservaci­ón de documentac­ión relativa a los gastos”. En este marco, reconocier­on que la falta de una normativa constituía un “retroceso”. El informe se publicó el 5 de julio.

En abierta contradicc­ión con el reconocimi­ento ante la ONU, Arribas remitió una carta al CELS y Memoria Activa, el 11 de julio, donde afirmó que “se han establecid­o y se encuentran vigentes diversos procedimie­ntos y controles que conforman un sistema de administra­ción de fondos que responde a los más elevados estándares de transparen­cia y profesiona­lismo”.

Memoria Activa y el CELS le reclamaron a Marcos Peña por la falta de regulación LA SECUENCIA

la normativa diez años después, tras la muerte de Nisman.

La administra­ción Cambiemos derogó el anexo del decreto de 2015 que regulaba los gastos reservados, sin reemplazar­lo.

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CEDOC PERFIL AMIA. Las irregulari­dades en la investigac­ión del atentado puso en la mira el uso de los fondos reservados. Se habrían usado para arreglar un testigo.
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