Un escándalo judicial que al final salpicó a De Vido
Pelea, gritos, una detención y la sombra de Julio De Vido. Así podría resumirse el escándalo que se vivió en la mañana del jueves último en el primer piso del edificio de Comodoro Py 2002, y que amenaza con convertirse en un dolor de cabeza grave para los dos protagonistas de la batalla: los jueces de Casación Juan Carlos Gemignani y Ana María Figueroa.
Ya se habían cruzado ferozmente hace un año, cuando debatían la inconstitucionalidad del acuerdo con Irán por la causa AMIA. Gemignani siempre sospechó que Fig ueroa había filtrado su voto contra el Memorándum al entonces secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, Carlos Zannini. A partir de allí el gobierno kirchnerista activó la salida del tercer juez subrogante, Luis Cabral, y nombró abogados afines como magistrados subrogantes. El fallo nunca llegó a emitirse porque el gobierno de Mauricio Macri desistió de validar el pacto con Irán, pero las heridas entre Figueroa y Gemignani nunca cicatrizaron.
Suelen pelearse en cada acuerdo y hasta sus colegas les piden que dejen de lado las diferencias, contaron a PERFIL testigos de la relación, pero esta vez la guerra fría tomó una temperatura inesperada. Durante la feria judicial, Gemignani ocupó la presidencia de Casación y quiso revisar el contenido de unas cajas que estaban arrinconadas en una sala de audiencias. Incluso, se lo comentó telefónicamente al presidente de Casación, Alejandro Slokar, pero el vocal de Justicia Legítima le dijo que esperaran hasta el lunes, al retomar la actividad tras la feria judicial. Gemignani no esperó: el jueves por la mañana ordenó a la secretaria letrada María Amelia Expucci, que trabaja con Figueroa, que hiciera un inventario sobre el contenido de las dudosas cajas. La joven reportó que debía consultarlo con el otro juez de feria.
Pero Gemignani dispuso que policías la arrestaran y la denunció por “desobediencia e incumplimiento de deberes”. La chica se fue llorando al destacamento policial y, dos horas después, al ser liberada, acusó al camarista por privación ilegal de la libertad. Para esa altura, los tribunales federales ya eran un hervidero y la única duda a despejar era: ¿qué había en las famosas cajas?
La respuesta la dio el propio Gemignani al hablar ayer con los periodistas: monitores, computadoras y hasta dos televisores de 55 pulgadas que había mandado de regalo el año pasado el entonces ministro de Planificación, Julio De Vido.
Casación había decidido no aceptar el material, contó a este diario un camarista, pero recién ahora, con este escándalo, supieron que la jueza Figueroa los había aceptado sin notificar a sus colegas. Gemignani sostuvo que la actitud de Figueroa tenía “olor a dádivas” y la acusó en el Consejo de la Magistratura. Pero Gemignani (premiado por su labor en la Justicia en 2015) también fue denunciado en la Magistratura.
El lunes próximo, además, la fisca l Pa loma Ochoa lo acusaría penalmente por privación de libertad y abuso de autoridad. La cuestión de género no quedaría afuera. “Por qué se recibió el material de Planificación debería ser objeto de una denuncia, pero eso no justifica una detención arbitraria”, señalaron en tribunales.