Perfil (Sabado)

Tetamon Go

- CARLOS ARES*

Timbreada en Olivos. Sa le Juliana, amamantand­o a su hija. El joven militante se sorprende: “Señora, abríguela”. Juliana, sonríe: “Está bien así, no quiero que se sofoque”. El militante aclara: “A la teta, señora, abrigue a la teta y baje la calefacció­n, andar en tetas es como andar en patas”. Juliana se cubre con un pañuelo de seda marca Awada, en tonos celestes y blancos. El militante pregunta: “¿No sabe que no se puede amamantar en público?”. Juliana advierte: “Estoy en mi casa”. El militante informa: “Señora, su teta es de dominio público”. Juliana reacciona: “¡A mí no me domina nadie, soy la hechicera!”.

Juliana deja de amamantar. La nena corre hacia el interior de la residencia. El militante observa: “Esa chica ya está grande para seguir chupando de la teta del Estado”. Juliana hace montoncito con los dedos de la mano izquierda: “¡Qué del Estado, la teta es mía, mía!”. El militante niega con el dedo índice de la mano derecha: “No, no, señora, esa teta ahora es del Estado”.

Juliana duda: “¿Desde cuándo?”. El militante aclara: “Desde que se comprobó que Zulemita, Máximo, Florencia, los hijos de Báez, de De Vido, y tantos otros sin el debido control de tetas, tuvieron la leche de acumular fortunas inexplicab­les. Y eso que no le cuento a los parientes, tíos, sobrinos, secretario­s como Muñoz, el de Néstor, ni a los hijos de los sindicalis­tas, como Pablo y Facundo Moyano, ni al hijo de Héctor Recalde, Mariano, que se chupó hasta la nafta de Aerolíneas Argentinas, ni a Ottavis...”.

Juliana interrumpe: “¿Ottavis? Ese no es ningún bebé de pecho”. El militante admite: “Perdón, se me cruzó la imagen de una meme que vi en las redes, Ottavis amamantado por Vicky Xipolitaki­s”. Juliana comenta: “Esa chica podría surtir a todo un país”. El militante coincide: “Tiene un buen par de provincias lecheras”. Juliana, mordaz: “Y bien que usted se las ordeñaría”. El militante niega: “¡Sí, pero no! Estamos en contra de los transgénic­os, los plásticos y la minería a cielo abierto”. Juliana insiste: “Ella dice que son naturales”. El militante aprovecha la relación: “A propósito, señora, ¿usted estaría dispuesta a mostrar las suyas en una publicidad?”. Juliana sospecha: “¿Publicidad, de qué?”. El militante explica: “De cómo encontró el Estado el nuevo gobierno”.

Juliana se indigna: “¡Atrevido!”. El militante contesta: “Bueno, tampoco sos Vicky Donda”. Juliana advierte: “¡Estoy muy conforme con lo que tengo!”. El militante sugiere: “Podría echarle la culpa a la herencia recibida”. Juliana enfurece: “¡Tomátelas antes de que te agarre el tano!”. El militante suplica: “¡El tano no, por favor, no soy Tinelli!”. Juliana exige: “Hablá, enton- ces, ¿para qué tocaste el timbre?”. El militante sonríe: “Momentito, yo no le toqué ningún timbre”. Juliana pierde la paciencia: “Acá se acabó la joda”.

El militante explica: “Estamos desarrolla­ndo una nueva aplicación oficial, el Tetamon Go. Queremos conocer la opinión de los posibles usuarios”. Juliana pregunta: “¿Cómo sería eso?”. El militante explica: “Una versión argenta del Pokemon Go. La gente sale con su celular a cazar a todos los que chuparon de la teta del Estado. Cerca de la Casa Rosada te aparece un bebé con bigotes como Aníbal Fernández, un bebé gordito como Báez, unas bebés monjitas con bolsos, un obispo bebé, una parejita de bebés como Néstor y Cristina, el bebé De Vido y su mujer también bebé, los huerfanito­s Schoklende­r bebés. En Congreso te sale un bebé con la cara de Luis D’Elía, tatuado con la esvástica nazi, un Stiuso bebé con anteojos negros como los de los servicios, o bebés de terror como Diana Conti. En la Provincia, bebés con gorra de la Bonaerense, y así en todo el país. A medida que los atrapan y condenan, va mejorando la calidad de las vidas que se ganan”.

Juliana aprueba: “¡Por fin se les cae una idea!”. El militante, orgulloso: “Hay equipo”. Juliana se despide: “Me voy, tengo un desfile”. El militante bromea: “¿Militar?”. Juliana ríe: “¡Qué boludo! La verdad, me alegraste la mañana, chau”. Juliana cierra la puerta. El militante saluda: “Patria o suerte, veremos”. Y grita: “¡Hasta las tetas, siempre!”.

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SERGIO PIEMONTE/DPA VERSION ARGENTINA. Podría ser una aplicación oficial para otros cazadores.
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