SEGUN PASAN LOS AÑOS
La que le ganó al mar, la Venecia del Norte, la cuna de Rembrandt y Vincent Van Gogh... ningún título nobiliario describiría el privilegio de transitar una ciudad que honra la cultura.
La dinámica capital neerlandesa reabrió recientemente el Museo Nacional y el Museo Stedelijk, dos hitos del país, luego de renovaciones de varios años y múltiples millones de euros. Y en un compromiso constante con iniciativas culturales variadas está reacondicionando edificios viejos y abandonados para darles nuevos usos, desde espacios musicales y galerías hasta un ampliamente popular salón de comidas. Los famosos canales están tan hermosos como siempre, pero en cada distrito, desde el norte industrial hasta el elegante sur, hay una sensación palpable de ciudad en perpetua (y excitante) renovación.
Día 1. Con estilo
Una de las primeras cosas que notará al llegar a la ciudad es la elegancia de los neerlandeses. Para actualizar su vestuario al nivel del de los locales, visite De Pijp, antiguo barrio de clase trabajadora actualmente repleto de boutiques espectaculares. Empiece en Gathershop, que está lleno de hermosas obras de arte, ropa y más de artistas de todo el mundo. Los pintores neerlandeses del siglo XVII son famosos por su maestría con la luz, habilidad actualmente celebrada en un medio más moderno en el Fotografiemuseum Amsterdam, o Foam (entrada, 10 euros). Generalmente incluye material de reporteros gráficos en el lugar de acontecimientos históricos. En el 1600, el imperio neerlandés se alimentaba del comercio con el Lejano Oriente, y actualmente varios de los restaurantes más famosos de Amsterdam están recurriendo a esa región en busca de inspiración. Terpentijn es uno de ellos, o tome una mesa en Ron Gastrobar Oriental, concurrido restaurante con influencias asiáticas del chef estrella Ron Blaauw. Está repleto todas las noches con caballeros de buenos trajes y damas con tacones de punta, que vienen tanto por el ambiente tipo club